El próximo 26 de agosto comienza el ciclo escolar 2024-2025, lo que brinda una nueva oportunidad para fortalecer el derecho a aprender de las niñas, niños y jóvenes. Abordar las necesidades educativas de los estudiantes no es tarea sencilla, pero es alcanzable con el enfoque adecuado. Es esencial identificar los retos específicos, priorizar las necesidades en cada contexto y trabajar en colaboración entre sociedad y gobierno para que los discursos se traduzcan en acciones concretas y no en promesas vacías.
El nuevo escenario poselectoral trae consigo cambios en las figuras educativas que estarán al frente de la educación. A nivel nacional, con la llegada de Mario Delgado a la SEP, y en Sinaloa, con la ratificación de Catalina Esparza en la SEPyC. Por lo tanto, queda la esperanza de que la educación pueda convertirse en un tema prioritario y no sea relegada, como es costumbre, a un lugar secundario.
Sin duda alguna, el perfil de los liderazgos es fundamental para impulsar la mejora de los sistemas educativos. Se necesitan personas comprometidas, con voluntad política, capaces de vincularse y dialogar con los distintos agentes educativos, y con una alta vocación y compromiso con el derecho a aprender. No obstante, la educación enfrenta desafíos persistentes que se mantendrán cuando el nuevo ciclo escolar comience. A continuación, destaco dos de estos desafíos que deben ser atendidos con especial atención.
Una necesidad sentida en el sistema educativo es la infraestructura escolar, ya que es un elemento indispensable para la conformación de comunidades de aprendizaje. Sin embargo, un análisis publicado desde Mexicanos Primero titulado Lo Básico no está garantizado, muestra que 33.1 por ciento de los planteles públicos de educación básica y media superior en Sinaloa funcionaba con limitaciones o carencias en servicios básicos como agua, electricidad y sanitarios adecuados. Esto posicionaba a la entidad como la número 21 en cuanto a la provisión de estos servicios.
Mejorar esta infraestructura es fundamental para asegurar un entorno de aprendizaje adecuado y equitativo para todos los estudiantes. En ese sentido, se requiere que la inversión educativa priorice las escuelas que más lo necesitan a través de un diagnóstico sólido que considere las necesidades de cada contexto escolar. Implementar un sistema de información público, actualizado y de calidad representaría un buen insumo para la toma de decisiones basadas en evidencia y atender las escuelas con mayores necesidades.
Otro reto recurrente cada ciclo escolar es la valorización de los docentes. Es claro que se requiere fortalecer la formación inicial y continua de los docentes, así como mecanismos transparentes, imparciales y efectivos para el ingreso, la promoción y el reconocimiento. Recientemente se anunció que desaparecería la Unidad del Sistema para la Carrera de las Maestras y Maestros (USICAMM), sin embargo, aún persiste la incertidumbre sobre los nuevos procesos para que realmente se revalorice la figura de los docentes.
Los docentes son esenciales para la mejora educativa, por lo que el nuevo ciclo escolar ofrece una oportunidad para abordar sus necesidades de manera efectiva. Actualmente, en México solo se destinan 96 pesos al año para la formación profesional de cada maestro, una cifra insuficiente para su desarrollo continuo. La transformación de USICAMM puede ser una ocasión para construir un sistema más robusto que no sólo rescate lo positivo del antiguo modelo, sino que también ajuste lo necesario para mejorar significativamente la profesionalización docente.
Este nuevo ciclo escolar abre la posibilidad para que los nuevos tomadores de decisiones, ya sea federal o estatal escuchen la pluralidad de voces que existen en el sistema educativo. Involucrar cada vez más voluntades como la academia, el sector privado y social, permitirá construir y articular esfuerzos conjuntos que transformen y fortalezcan las comunidades escolares. Desde la red Mexicanos Primero tenemos la firme convicción de que el cambio es posible y estará siempre la disposición de colaborar y sumar con las autoridades y figuras educativas para que el derecho a aprender sea garantizado.
El inicio del ciclo escolar 2024-2025 nos brinda una valiosa oportunidad para enfrentar los desafíos y aprovechar las oportunidades de mejora. Este ciclo no debe ser simplemente una continuación del pasado, sino un punto de inflexión hacia una educación que realmente priorice el derecho a aprender. Ahora es el momento de demostrar con hechos, y no sólo con palabras, que este año puede y será mejor.
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El autor es director de investigación en Mexicanos Primero Sinaloa
@Mexicanos1oSin
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