Cerveza y ciencia en Sinaloa

    La cerveza, como producto de consumo popular, conlleva un potencial impacto económico positivo; sin embargo, su consumo excesivo puede acarrear consecuencias negativas para la salud y la sociedad. Solo mediante una colaboración concertada entre el gobierno, la academia y la industria se pueden mitigar los riesgos asociados al consumo de cerveza y promover un equilibrio entre los aspectos económicos y los de salud pública.

    El consumo de cerveza se ha arraigado profundamente en nuestra sociedad, particularmente en Sinaloa, con una larga tradición cervecera. Aunque la industria local ha declinado en los últimos años, surgen nuevas oportunidades. Más allá del gusto personal por esta bebida, los subproductos de su elaboración abren interesantes horizontes. No solo para la industria de la cerveza sino también para su vinculación con la ciencia. Los departamentos de ciencia y tecnología de alimentos, tanto locales como internacionales, han notado este potencial. Por ejemplo, los grupos de científicos de la Universidad Autónoma de Sinaloa, dedicados a mejorar las propiedades nutracéuticas o tecnofuncionales de los alimentos, están explorando estas oportunidades para desarrollar alimentos mejorados. Además, nuevas legislaciones favorecerán el crecimiento y potenciación de la incipiente industria cervecera artesanal, como en otras regiones del país.

    La cerveza, una bebida ancestral, se remonta a civilizaciones antiguas como la sumeria y la egipcia, donde se elaboraba a partir de granos de cebada y otros cereales fermentados. En México, la cerveza tiene una historia rica y variada, influenciada por la cultura indígena y europea. Los ingredientes esenciales para la elaboración de la cerveza, como la cebada malteada, el lúpulo, la levadura y el agua, son fundamentales. Sin embargo, durante este proceso, se generan subproductos como la cascarilla de cebada, los residuos de lúpulo y levadura, que suelen ser desechados, generando costos y desperdicios significativos. Esta es un área de oportunidad para la ciencia local.

    En el pasado siglo, en Sinaloa, marcas como Humaya, Yaqui y Gallo, producidas en Culiacán, se distribuyeron en Sinaloa y Sonora, aunque ya no están en el mercado actualmente. Sin embargo, otras como la cerveza Pacífico de Mazatlán siguen siendo populares. El paladar sinaloense ha recibido con entusiasmo estas bebidas debido al clima cálido y la hospitalidad local, lo que ha contribuido al cultivo de la cultura cervecera en la región.

    La industria cervecera local y la ciencia y tecnología de alimentos pueden colaborar para aprovechar subproductos con mayor eficiencia. Expertos locales e internacionales en ciencia y tecnología de alimentos han destacado el potencial de estos subproductos, como las fibras, para fortalecer propiedades nutracéuticas de otros alimentos. La exploración de estos subproductos no solo implica beneficios científicos, sino también económicos. Las conversaciones con expertos han resaltado el impacto positivo y el amplio alcance de estas iniciativas en el desarrollo tecnológico y la innovación en la industria cervecera local.

    El Congreso de Sinaloa considera dos reformas para permitir la venta de cerveza artesanal, lo que beneficiará a la incipiente industria local. Las reformas, aún pendientes, implican ajustes en la Ley de Hacienda y la Ley de Hacienda Municipal para regular licencias y horarios. El Diputado local de Morena, Feliciano Castro Meléndrez, en una entrevista reciente en el Noticiero Noroeste, mencionó que la votación podría ocurrir el próximo martes 28 de mayo. Además, se discute la reforma de la Ley de Movilidad Sustentable, enfocada en resolver conflictos entre plataformas transnacionales y el sector social del transporte.

    La cerveza, como producto de consumo popular, conlleva un potencial impacto económico positivo; sin embargo, su consumo excesivo puede acarrear consecuencias negativas para la salud y la sociedad. Solo mediante una colaboración concertada entre el gobierno, la academia y la industria se pueden mitigar los riesgos asociados al consumo de cerveza y promover un equilibrio entre los aspectos económicos y los de salud pública.

    Finalmente, la cerveza ha sido una compañera constante de la humanidad a lo largo de la historia, no solo como un símbolo social, sino también como una industria generadora de recursos y crecimiento económico a nivel mundial. Ejemplos como el Oktoberfest muestran el potencial tanto social como científico de esta bebida, especialmente cuando se une con la academia. Es importante reconocer tanto el impacto económico positivo de la cerveza como las posibles consecuencias negativas para la salud derivadas de su consumo excesivo. Estas últimas deben abordarse integralmente para mitigar o eliminar sus efectos perjudiciales. Por lo tanto, resulta fundamental establecer sinergias entre la ciencia, la tecnología, la industria y la sociedad en su conjunto, con el propósito de promover productos que generen un impacto positivo y tangible en la sociedad.

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    eteran@uas.edu.mx

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