Centros Comunitarios de Aprendizaje, una opción más contra el abandono escolar

LA TAREA NUNCA ACABA

    En “la mañanera” del 11 de enero del presente año, la Secretaría de Educación Pública (SEP) anunció la creación de los Centros Comunitarios de Aprendizaje (CCA). Los CCA no representan un regreso a clases ni tampoco un sistema semipresencial o híbrido, lejos de ello; funcionan en semáforo amarillo, dejando para el regreso el semáforo verde.

    Significa habilitar las escuelas como espacios para seguir combatiendo el abandono escolar, orientando de manera discrecional sus acciones a favor de aquellos niños, niñas y jóvenes con problemas de rezago educativo o situaciones socioemocionales provocadas o reforzadas a partir de la pandemia.

    Pretende ser una medida selectiva, ahí donde tengamos mayores problemas producto de la pandemia. Si bien es cierto, aprender en tiempos de pandemia no es un tema menor, también lo es la naturaleza de problema que hoy enfrentamos. La SEP y la UNESCO hablan de porcentajes de abandono escolar cercanos al 10 por ciento. En Sinaloa, la estrategia “Desde hoy a la escuela” ha dado resultados, al grado de obtener porcentajes de 1.6 a inicios del presente ciclo escolar. Sin embargo, detectamos la necesidad de reforzar nuestra estrategia con medidas adicionales; los CCA le permitirían a la escuela una medida adicional para ayudar a los estudiantes a través de tutorías, quizás porque el modelo a distancia ha dejado der ser efectivo para ellos.

    Los CCA son una medida gradualista, porque ello garantiza cuidad la naturaleza del proceso al tiempo que nos seguimos cuidando en tiempos de pandemia. El problema de abandono escolar se vive con distinta intensidad en las escuelas públicas y privadas, con un impacto diverso de acuerdo con la modalidad educativa y el grado escolar.

    Nuestro mayor desafío esta hoy a nivel secundaria, en la modalidad telesecundaria para ser exacto, sin dejar de considerar los preescolares o primeros años de primaria; además, debemos prestar atención a aquellos alumnos a punto de graduarse de sus estudios universitarios o quienes pasarán de un nivel educativo a otro.

    La idea es mantener una asistencia de nueve alumnos por docente, y no más de una hora presencial. Esta rigidez del modelo puede parecer exagerada, pero es importante evaluar los resultados académicos y socioemocionales en el corto plazo, al tiempo de valorar lo más importante: la salud.

    Los niños, niñas y jóvenes (NNJ) son lo importante, ese es el enfoque, no los municipios. El sistema educativo tiene mucha movilidad, los maestros que trabajan en Concordia o Elota viven en Mazatlán, así como muchos que laboran en El Fuerte, van y vienen todos los días a Los Mochis. La pandemia se desarrolla con la movilidad y las aglomeraciones, por lo que contenerla exige medidas específicas.

    En Sinaloa contamos con los nombres y apellidos de aquellos niños en riesgo de abandono, sabemos a que escuela asisten y quien es su maestra en más 34 mil casos. Los CCA son una opción más, en principio, para esos niños.

    Esta medida, como tantas otras en la escuela, requieren de la voluntad y disposición de los agentes educativos escolares, no de una imposición de la autoridad. Habrá algunas escuelas en posibilidad de dar un paso al frente y estar dispuestas a animar este tipo de actividad para sus niños, otras no; una no es mejor ni peor, tampoco está más o menos comprometida que la otra con sus niños, se trata de condiciones particulares de la comunidad.

    Algunas escuelas particulares cuentan con cierto tipo de condiciones de infraestructura distintas a las escuelas públicas; algunas plantillas escolares cuentan con cierto tipo de docentes, algunos con condiciones personales de vulnerabilidad o formación docente. Algunos maestros de escuelas comparten el techo con sus papás, lo que los lleva a extremar precauciones. Lo mismo sucede con las mamás de los niños, algunas simplemente tienen miedo y prefieren no arriesgarse; mientras otras, ya no pueden más para llevar la paz y la calma a sus hogares, necesitan de la escuela.

    Ante ese larguísimo etcétera de consideraciones, lo que priva es la disposición de los actores: directores, maestros, mamás y niños.

    Ante esta claridad de acciones en nuestro estado, la comunidad educativa se pregunta: entonces, ¿por qué aun no instalamos los CCA?

    Recientemente existieron un par de declaraciones de parte de parte de la Asociación Nacional de Escuelas Particulares (ANEP), quienes insistían en un regreso a clases a partir del 1 de marzo. En Sinaloa esa no es la discusión; como lo dijimos antes, los CCA no representan un regreso; representan una medida adicional, una opción más, para seguir combatiendo el abandono escolar.

    La federación necesita publicar la reglamentación necesaria para darle sustento a la actividad de los CCA y certeza a todos los actores, con fundamento jurídico a su actuar. Seguro estoy de que estaremos conociendo más al respecto en breve.

    Que así sea.