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"Observatorio"

"Caso Javier Valdez: ¿creerle a Dámaso?"

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OBSERVATORIO

    Pedir justicia cuando más colegas caen 
     
     
     
    En la portada de la edición 796, que salió a circulación el 29 de abril de 2018, el semanario Ríodoce, del cual Javier Valdez es cofundador, dio por hecho que dos presuntos sicarios del narco, apodados “El Koala” y “El Diablo”, fueron los que dispararon contra el periodista sinaloense al mediodía del 15 de mayo de 2017. El titular principal “Querido Javier: ellos te mataron” asume por cierta la versión presentada por el Fiscal del caso.
     
    Quizá la familia de Javier Valdez y los directivos de Ríodoce, al darle seguimiento directo a la investigación que realiza la Fiscalía Especial para la Atención de Delitos contra la Libertad de Expresión, poseen elementos consistentes para respaldar la culpabilidad de los autores materiales, sin embargo, el gran enigma sigue siendo quién ordenó el homicidio.
     
    En un principio la sospecha apuntó hacia el ala delictiva del Cártel de Sinaloa que controlan los hijos de Guzmán Loera, hasta que unos días antes de que se cumpliera el primer año desde que ocurrió el crimen la FEADLE presentó al “Koala”, presunto pistolero de los Dámasos, dándole ese viraje a la línea de investigación original. En ese momento señaló a “gente de Eldorado” como posibles autores intelectuales.
     
    El periodismo, al no ser agencia de investigación criminal, trazó la primera conjetura con base a la secuencia de sucesos que precedieron el ataque a Valdez, tales como la petición que le hicieron al periodista supuestos enviados de los “Chapitos” para que el tabloide no publicara la entrevista a Dámaso padre, en la cual este se deslinda de haber planeado un atentado contra Ismael Zambada García, otro de los jefes del Cártel de Sinaloa.
     
    Luego vino la requisa por parte de gente armada, de la edición en la que Dámaso López exponía su versión; enseguida la circunstancia en que Javier Valdez acudió al diario La Jornada para exponer que se sentía en peligro; después la detención de “El Licenciado” en la Ciudad de México y al final la tragedia que cambió drásticamente los esquemas de hacer periodismo relacionado con el narco en Sinaloa. 
     
    Pero el miércoles, en la Corte Federal del Distrito Este de Nueva York, López Núñez estremeció al sector periodístico mexicano y al sistema de procuración de justicia al señalar a los hijos del “Chapo” de haber asesinado al periodista. “Desobedeció las órdenes amenazantes de los hijos de mi compadre... y por eso lo mataron”, dijo.
     
    Se trata de una hipótesis contraria a la que ha sostenido la Fiscalía del caso, que le agrega miedo a la labor de reporteros y medios que aunque amedrentados continúan con la labor informativa en medio del fuego cruzado entre criminales de todas las raleas. Es sencillamente un dicho en los alegatos del juicio contra Guzmán Loera que la Feadle tendrá que integrar a la investigación y proceso judicial en curso. A la prensa le corresponde luchar por la justicia; a los jueces les toca impartirla.
     
    Quién ordenó matar a Javier Valdez es la cuestión a resolver para conocer y contener el nivel de envalentonamiento de actores o grupos criminales que al victimar a periodistas lo que hacen es medir al gobierno por la impunidad que les provee, no por la capacidad o voluntad de hacer valer la ley.
     
    Lo dicho por Dámaso López ante el Juez Brian Cogan amerita considerar esa línea de investigación, pero también la Feadle está obligada a dar señales de que le presentó al juzgador de la causa los hechos, pruebas y resultados de ciencia criminalística que hagan más creíble la indagatoria ministerial que las palabras del “Licenciado”.
     
    Hace cinco días asesinaron en Baja California Sur al periodista Rafael Murúa Manríquez, director de la radio comunitaria Radiokashana. Un día antes fue reportado desaparecido y la organización Artículo 19 pidió que se activara el mecanismo de protección. Pero otra vez, como sucedió con Javier Valdez, fallaron el gobierno y sus protocolos de salvaguarda a la libertad de expresión.
     
    Sea quien sea el que ordenó matar a Javier Valdez, ya debería estar pagando ante la justicia por el crimen. Es lo que importa. Esté el partido o el político que sea en las riendas de México, los colegas periodistas siguen cayendo y simultáneamente agoniza el oficio que necesita de las garantías constitucionales para ser la voz completa y valiente de la sociedad.
     
    Reverso
    No sabemos cómo hacerle,
    En el desborde de inmundicia,
    Que plantea a quién creerle,
    A los narcos o a la justicia.
     
    Llorar a carcajadas
    Lejos de considerar relevante el caso Javier Valdez en el juicio contra “El Chapo”, a la justicia de Estados Unidos lo que le importa es el rating del teledrama donde una mujer sinaloense bragada fue capaz de coordinar la fuga del “Chapo” Guzmán en el penal del Altiplano, mientras la abnegada diputada local completaba el sustento consiguiéndole a su pareja los cargamentos de drogas en el triángulo dorado. Debiera haber un premio Óscar para esta fabulosa narcoserie.