Cantos de dolor y esperanza

    El dolor es capaz de entonar bellos y sublimes himnos de amor.

    “También de dolor se canta, cuando llorar no se puede”, expresa una popular sentencia mexicana. Efectivamente, porque los cantos no se articulan necesariamente en épocas de gozo y alegría, también se componen en momentos de angustia, dolor y desesperación.

    Un ejemplo clásico es el coro “Va pensiero” (Vuela pensamiento), de la Ópera Nabucco, con letra de Temístocle Solera y música de Giuseppe Verdi. El tercer acto alberga este monumental coro de los esclavos hebreos que lloran nostálgicamente estar cautivos en Babilonia y desterrados de su patria. Recuerdan transidos de dolor los montes y colinas de su querida tierra, como señala el Salmo 137:

    “A orillas de los ríos de Babilonia estábamos sentados y llorábamos, acordándonos de Sión; en los álamos de la orilla teníamos colgadas nuestras cítaras. Allí nos pidieron nuestros deportadores cánticos, nuestros raptores alegría: “¡Cantad para nosotros un cantar de Sión!” ¿Cómo podríamos cantar un canto de Yahveh en una tierra extraña? ¡Jerusalén, si yo de ti me olvido, que se seque mi diestra! ¡Mi lengua se me pegue al paladar si de ti no me acuerdo, si no alzo a Jerusalén al colmo de mi gozo!” En 1978 se compuso una popular canción de música disco titulada “Los ríos de Babilonia”, cantada por el grupo alemán Boney M., con esta misma temática.

    Traemos estos recuerdos a colación, debido al último concierto ofrecido por la OSSLA y el Coro de la Ópera de Sinaloa, donde interpretaron cantos espirituales negros y canciones indígenas de un dolor y belleza impresionantes. Fue un espectáculo realmente fascinante que hizo vibrar el alma, facilitando la introspección y empatizando codo a codo con la dramática situación narrada en los cánticos. El dolor es capaz de entonar bellos y sublimes himnos de amor.

    ¿Aprendo y crezco en el dolor?

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