"Campos de amapola en Badiraguato. Proyecto turístico que rompe tabúes"
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Más como propuesta desesperada que broma de mal gusto, cobra fuerza entre sectores activos de la sierra de Badiraguato el proyecto para cultivar amapola con fines paisajísticos, como atractivo turístico que reactive la economía en regiones que se hunden en el abandono, la pobreza y todo tipo de marginaciones. Se trata de una idea que rompe el prejuicio de que una de las flores más bellas sea sinónimo de narcotráfico y destrucción.
Así como la flor de girasol le funcionó a Mocorito para atraer visitantes que dejaron una importante derramada económica, los campos de amapola debidamente supervisados en su vocación de atraer riqueza a través de la industria sin chimeneas se plantean como alternativa que le dé un vuelco a la economía serrana.
Con el ecoturismo en Surutato se ha logrado cambiar la conversación en torno a la tierra que ha sido referenciada en todo el mundo como cuna de capos y pródiga para el cultivo de estupefacientes; con los campos de amapola se ensaya lo intrépido e inédito por gente que cree que aquella planta que fue la más ambicionada materia prima del narco, pueda redituar oportunidades lícitas de progreso al hallarle el lado positivo.
El proyecto será presentado pronto a las autoridades civiles y militares, así como la rigurosa supervisión para que se mantenga dentro del propósito turístico. Los promotores comunitarios esperan que el Gobernador Quirino Ordaz Coppel se abra a revisar el planteamiento y que a través de la Secretaría de Economía que preside Javier Lizárraga Mercado se haga todo lo posible por concretarlo.
La tendencia del turismo internacional paisajístico consiste en aprovechar como motor de la economía aquello que la naturaleza da. Los campos de lavanda en Provenza, Francia; las plantaciones de tulipanes del Valle Skagit, en Washington, Estados Unidos; o los Jardines de México en el estado de Morelos, son todo un éxito para atraer visitantes nacionales y extranjeros y son sinónimo de creatividad en el empuje de nuevos polos de desarrollo.
Otras culturas apartadas de complejos en cuanto a usos alternativos de arbustos precursores de drogas le ganaron a México, principalmente a Sinaloa, el jalón de construir emporios con la mariguana legal utilizada con fines medicinales y recreativos, actividad que en 2018 registró en Estados Unidos 15 mil millones de dólares en ventas e ingresos fiscales cuantiosos que solo en el estado de Nevada superaron los 25 millones de dólares.
Respecto a la amapola, el dominio en los narcomercados de las drogas sintéticas ha desplazado a la goma de opio mientras que en las zonas altas de Sinaloa la batida militar y la poca rentabilidad disuaden a los campesinos a realizar este cultivo. La opción que se plantea ahora es que las comunidades se beneficien con el flujo turístico atraído por la flor exótica que encuentra condiciones óptimas para producirse en Badiraguato y otros municipios.
En mayo de 2019 la Revista Nexos publicó un estudio titulado “La crisis de la amapola: cuando la droga ya no es rentable”, mismo que da cuenta de la decadencia del cultivo de esta planta en la sierra de Sinaloa por la caída de los precios de la goma de opio. “El kilo bajó a un rango de ocho mil a 12 mil pesos durante el primer trimestre de 2019, comparado con un promedio de 25 mil pesos hace 18 meses”, consigna.
“En este contexto, los habitantes indicaban que la superficie de tierras dedicadas a la producción de amapola había disminuido fuertemente y muchos campesinos ni siquiera han sembrado en los últimos meses. En la montaña de Guerrero se pueden actualmente encontrar varios kilos de goma almacenados por los productores o pudriéndose en la sierra, ya que nadie sube más a comprarla”.
Es la misma situación que se vive en Sinaloa. Sembrar amapola para proveer de la goma a las grandes organizaciones del narcotráfico dejó de ser negocio y la tierra dedicada a ese cultivo retornó a la labranza de granos con fines de subsistencia. Muchas familias se quedaron sin su principal fuente de ingresos, abandonan las parcelas y proceden a emigrar en busca de oportunidades de vida.
Es aquí donde cobra forma el planteamiento de Badiraguato que, libre del prurito del narcotráfico, no resulta descabellado. Habría que pensarlo cuando menos para reactivar la economía serrana, arraigar a las familias a su hábitat y crear alternativas de desarrollo. ¿Cómo? Implementar los campos de amapola como atractivo turístico.
Reverso
Si fuiste esa flor maldita,
De la Cóndor y sus muertos,
Adorna hoy, amapolita,
A estos pueblos desiertos.
Añoranzas absurdas
Badiraguato es otro sin Joaquín Guzmán Loera. La apología y devoción por el gran narco desvanece y, por desgracia para los pobladores de la sierra, también se evapora la proveeduría de oportunidades y dinero para los pobres cuyas casas se aferran a las laderas de los cerros con miedo a soltarse y caer en la incertidumbre. El Gobierno del Estado no ha sabido, más bien dicho no ha querido, acercar las oportunidades que antes daba el jefe del Cártel de Sinaloa. A ese municipio fue el Presidente Andrés Manuel López Obrador el 15 de febrero y les dio esperanza, pero ya no regresó a convertir las ilusiones en certidumbres. Antes era diferente: los jóvenes se embolsaban 3 mil pesos a la semana trabajando de “punteros” y ahora ni eso, con “El Chapo” a punto de ser sentenciado a cadena perpetua en Estados Unidos.