Buscadoras: la digna rabia y el derecho a la verdad

ALTOPARLANTE
10/04/2025 04:01
    Las familias de personas desaparecidas, quienes por décadas han sido faro en este tema, no han sido recibidas por la Presidenta. En todo esto, ¿dónde quedan las familias, los colectivos que buscan a personas desaparecidas?

    El pasado 24 de marzo, la ONU conmemoró el Día Internacional del Derecho a la Verdad en relación con Violaciones Graves de Derechos Humanos y la Dignidad de las Víctimas. ¿Cómo pensar en el derecho a la verdad y en la dignidad de las víctimas en un país con cientos de miles de personas asesinadas, más de 72 mil cuerpos sin identificar en resguardo del Estado, al menos 124 mil personas desaparecidas y 28 personas buscadoras asesinadas o desaparecidas en los últimos 15 años?

    En este contexto devastador, el Estado en su conjunto mira al otro lado, acusa a las víctimas, las niega. Hace como que no las ve, como que no las oye. Le estorban con sus reclamos, con su existir que recuerda la crisis en la que vivimos. Con sus hallazgos de sitios de exterminio, de fosas. Con su hacer visible la falta que nos hacen cada una de las personas desaparecidas.

    Sin embargo, es fundamental subrayar que la dignidad de las víctimas y la verdad existen, pero provienen de abajo, de las víctimas, los familiares y sobrevivientes de violaciones graves a derechos humanos. La dignidad son ellas, las que buscan, las que nos muestran el camino. Desde las Doñas del Comité Eureka hasta quienes acaban de enfrentarse a la desaparición de un ser querido. Diana, Ale, Lucía, Viridiana, Viviana, Yolanda, Grace, Lupita, Alicia, Alejandra, Elena, Aicela, Acela, Javier, Juan Carlos, Reina, Alba, Tania, Paula, Elisa, Sara, miles. Tan queridas. Digna rabia llena de amor.

    Y la verdad no es un concepto abstracto sino la realidad que ellas nos han mostrado. Los centros clandestinos de detención, las detenciones por parte del Estado, los vuelos de la muerte, las torturas, las incineraciones ilegales en Jalisco, el deshacerse de los cuerpos en Tijuana, las fosas en Guerrero, en Guanajuato, en Veracruz.

    Ellas, las personas buscadoras, en su mayoría mujeres, hermanas, hijas, esposas, madres, son las grandes ausentes del discurso del Estado. Tras los terribles hallazgos en Teuchitlán, Jalisco, la Presidenta ha anunciado acciones por la búsqueda de las personas desaparecidas y por la identificación de los cuerpos no identificados en resguardo del Estado. Siempre con cuidado de no hablar de cifras, de crisis, sino de “problema”. Modificaciones legales, burocráticas. Sin embargo, las familias de personas desaparecidas, quienes por décadas han sido faro en este tema, no han sido recibidas por la presidenta. En todo esto, ¿dónde quedan las familias, los colectivos que buscan a personas desaparecidas?

    El 15 de marzo respondimos al horror de Teuchitlán. Nos abrazamos y acuerpamos a las familias de personas desaparecidas en el Zócalo de la Ciudad de México, y en decenas de ciudades en el País y en el extranjero. Ahora es indispensable que extendamos ese abrazo, esa solidaridad, que lo volvamos un acompañamiento cotidiano. Reconozcamos su contribución al derecho a la verdad y a la dignidad de las víctimas.

    Si algo deberíamos haber aprendido como sociedad, y si algo debe aún aprender el Estado es que #SinLasFamiliasNo.

    La autora es María De Vecchi Gerli (@maria.devecchi), Oficiala de Verdad y Memoria de Artículo 19 Oficina para México y Centroamérica.