Brumosos

12/02/2025 04:00
    El pueblo de México es un pueblo amante de la paz y respetuoso de los pueblos del mundo, en esto basa su política exterior. Por eso busca la solución pacífica y, en las controversias que se presentan, negociar en los mejores términos, sin menoscabo de ninguna de las partes, siempre buscando las mejores soluciones y el beneficio de los dos países.

    En estos tiempos brumosos, a veces pareciera que el mundo se descompone, que los acontecimientos entran en una dinámica de vaivenes inciertos. Luego observamos que esos asuntos toman su cauce, que lo que parecía complicado toma su curso dentro del realismo político internacional prevaleciente.

    Esperamos que siempre impere la razón y se preserve, sobre todo, la paz. Las controversias más intrincadas se deben superar con decisiones políticas inteligentes, y así encontrar solución a asuntos que dividen a las naciones. Esto, que es una máxima política, es aún más imperativo entre países vecinos. Debemos mantener los principios de buena vecindad frente a nuestras discrepancias. Eso es lo que siempre ha prevalecido en nuestra relación con los Estados Unidos. Con el Presidente Trump, en el pasado (pese a sus tradicionales exabruptos, con los que busca congraciarse con su electorado), logramos superar desavenencias y mantener buenas relaciones. En ésta, su segunda Presidencia, estamos seguros de que esas relaciones de respeto mutuo se van a mantener y van a mejorar.

    México tiene en su gobierno un excelente equipo de negociadores. El pueblo de México confía en su Presidenta, sabe que representará los intereses nacionales de manera óptima. Los problemas que se presenten van a ser abordados y resueltos en concordancia con los intereses de ambas naciones, sin menoscabo de sus soberanías. El pueblo de México es un pueblo amante de la paz y respetuoso de los pueblos del mundo, en esto basa su política exterior. Por eso busca la solución pacífica y, en las controversias que se presentan, negociar en los mejores términos, sin menoscabo de ninguna de las partes, siempre buscando las mejores soluciones y el beneficio de los dos países.

    México siempre ha mantenido principios infalibles en su política exterior, mediante los cuales se ha ganado el reconocimiento de los pueblos del mundo. La Doctrina Estrada fundamenta la política exterior de México y es un compendio del trato civilizado y respetuoso que México mantiene en sus relaciones con los países del mundo.

    No podemos dejar de reconocer el esfuerzo loable, realizado por el Gobierno de la República, en apoyo a nuestros emigrantes, en quienes reconocemos su apego a la patria y a sus familias, con quienes mantienen estrechos lazos de convivencia. Nuestros compatriotas, aunque se encuentren fuera de nuestras fronteras, siempre están pendientes, apoyando a sus familiares, enviando remesas en efectivo, que se han vuelto un apoyo indispensable para la economía nacional.

    La Presidenta Claudia Sheinbaum lo ha dicho plásticamente: en la nueva era Trump se hará una negociación a la altura de los intereses de ambos países, con respeto irrestricto a nuestra soberanía; ese es el principio básico que va a prevalecer en las negociaciones. Los mexicanos se ven bien representados en el equipo de negociadores que irán a representar, patrióticamente, con la dignidad que caracteriza a los mexicanos, a nuestro País. En estos asuntos, en la historia, han quedado plasmados momentos un tanto brumosos como el presente, donde nuestra diplomacia, con altura de miras y conocimiento en los asuntos que se tratan, ha mantenido la dignidad de los mexicanos en todo momento, poniendo en alto los intereses de la nación.

    Esto da certeza, el pueblo confía en su gobierno federal, sabe que representa dignamente sus intereses en todos los foros internacionales. El pueblo, en los tiempos actuales, se siente bien respaldado y confía plenamente en la Presidenta Claudia Sheinbaum. Con entusiasmo y alegría se concibe auténticamente representado, con la certeza de que nuestra primera mandataria lleva al país por la senda correcta.

    El pueblo mexicano, en la actual y compleja coyuntura, tiene confianza en su gobierno, que ha hecho suyos, de manera responsable, los intereses populares. Al contrario de la política entreguista, de cesión de soberanía y de entrega de las riquezas nacionales a los intereses extranjeros, que fue la esencia de los gobiernos en la etapa neoliberal, hay certeza de que, en la era Sheinbaum, habrá una defensa firme de nuestra soberanía y de los intereses del país. En el más estricto sentido de la palabra, no hay nada más genuino que la defensa de los intereses de todo un pueblo que cursa, en esta etapa de su historia, una trascendente transición a la democracia.

    Los ciudadanos no se equivocan nunca respecto a sus gobernantes, saben cuándo son verdaderos representantes de sus intereses, o cuando son falsarios y contrarios a los verdaderos intereses del pueblo. Y nunca se equivocan, son certeros en sus apreciaciones.