“El que se mueve no sale en la foto”, decía el recordado líder Fidel Velázquez, para referirse a los que no medían los tiempos para externar sus intenciones de conseguir alguna candidatura para un puesto de representación popular, adelantándose a los centros de poder de aquellos años, representados por el Presidente de la República en turno, por los gobernadores y por los dirigentes nacionales del otrora poderoso PRI.
Y tenía razón el colmilludo líder sindical, ya que durante la llamada dictadura perfecta, escenificada por el PRI, no se movía ni el pétalo más delicado del tema electoral, si no estaba en el ánimo de los tomadores de decisiones, pero además de ello, Velázquez hacía caso al convencimiento popular de que lo que mucho se enseña, se mosquea, conseja que por cierto, no atendió Andrés Manuel, al definir al trío del que puede salir el candidato a la Presidencia de la República que presentará Morena en el próximo proceso electoral federal en el que estará en juego la titularidad del Poder Ejecutivo.
Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard y Adán Augusto estarán expuestos por varios meses a la opinión pública y a que se machaque una y otra vez, sobre sus pasivos como funcionarios públicos; los adversarios de Morena y el llamado fuego amigo, no se cansarán de esculcar en el pasado de cada uno de los hasta ahora elegidos por el Presidente para definir al futuro abanderado de Morena. De entrada, para los dos primeros, el tema de la Línea 12 será su dolor de cabeza.
Pero déjenme decirles, que por otro lado y rodando por otra pista, la administración de López Obrador se anota otra diana de beneficio social que vendrá a terminar con el dolor de cabeza que pasan todos aquellos que procuran el sustento diario y la formación del patrimonio personal realizando una actividad independiente, al sentirse desamparados en lo que se refiere al cobijamiento de la seguridad social.
En nuestro país, son millones de personas que optan por el emprendimiento, bien sea en el sector comercial o de servicios profesionales o técnicos, de entre los cuales, una minoría logra hacerse de un patrimonio que les permite capitalizar sus ganancias, una posición holgada y los recursos necesarios para adquirir seguros que para hacerle frente a enfermedades catastróficas o daños por accidentes y en el último de los casos, legarles a esposa e hijos una cantidad por seguro de vida.
Desgraciadamente no es el caso de todos los independientes, ya que la mayoría de ellos, saca lo necesario para el sustento diario y algunas comodidades, pero hasta ahí y obviamente, se ven en duros aprietos para solventar contingencias de salud y al momento de marcar la retirada de su actividad laboral, a sobrevivir de lo que les provea la voluntad de sus descendientes.
Y aquí viene la buena de la 4T, pues a partir de ya, el Instituto Mexicano del Seguro Social, ha abierto un régimen de aseguramiento para comerciantes y prestadores de servicios independientes, con las mismas prestaciones que recibe un trabajador sujeto a una relación laboral. Es decir, prestaciones médicas y hospitalarias, incapacidades, retiro por edad avanzada o vejez y guardería, extendidas en lo que corresponde, a su cónyuge e hijos menores. Obvio, el interesado, tiene que comprobar que pertenece a la economía formal, a través de su constancia de situación fiscal, darse de alta ante el IMSS con el ingreso personal diario que se asigne y pagar la cuota correspondiente. Es decir, que el interesado, para efecto de cotización puede asignarse desde un salario mínimo general hasta 25 tantos de este, y claro, en función del salario registrado se determinan los subsidios por incapacidad, retiro o viudez. Algo así, como una modalidad 40 pero con copete.
Brindarle seguridad social amplia a los emprendedores independientes, sin duda alguna, es una acertada política pública de la administración a cargo del Presidente López Obrador, lo cual, hay que resaltar. ¡Buenos Días!