Todo parece un vendaval, visto con ojos críticos. Vemos un panorama internacional sumamente incierto, con países en guerra, en algunos casos una locura total, como es el caso de la agresión militar de exterminio que lleva a cabo Israel contra el pueblo Palestino. Esa barbarie no tiene nombre, se trata, por lo que se ve, de aniquilar al pueblo Palestino, ante el estupor del mundo. Se hace necesario parar el genocidio en Gaza y otros barruntos de guerras en el Medio Oriente. Esperamos que, con la mediación de las Naciones Unidas, se logre extirpar el peligro de guerra en esa zona del Medio Oriente.
En fin, esa es la realidad que prevalece en Medio Oriente, una realidad que nos golpea el rostro, sin que se vislumbre el fin de esa Guerra que Israel lleva a cabo para quedarse con la franja de Gaza, que es estratégica porque ocupa una parte costera del Mediterráneo, una franja donde transitan enorme cantidad de buques petroleros que arriban a puertos de Israel o Egipto. Esperamos ver, en corto tiempo, en esa parte del mundo, la paz y no esa peligrosa escalada de guerra, que amenaza con extenderse a Irán, lo que envolvería a toda esa región. Los acuerdos de Oslo, consignados por la ONU y el reconocimiento al derecho de Palestina a existir como nación, son las bases políticas y diplomáticas para detener la amenaza de una conflagración de altas proporciones en esa parte del mundo.
Eso es lo que esperamos, que exista paz en el Medio Oriente (y en todas partes del mundo), de manera permanente y duradera. La paz es la premisa para el progreso de los pueblos.
Los pueblos del mundo son amantes de la paz y rechazan la guerra, por eso decimos, con mucha contundencia: ¡No a la guerra; sí a la paz! Los postulados de la paz son defendidos por todos los pueblos de la tierra; esta aspiración difiere, a menudo, de los intereses estrechos de sus gobiernos, cuando éstos se lanzan a la aventura de intervenir, invadir o guerrear con otros países. Ante estas tendencias belicistas, los pueblos no tienen más alternativa que luchar porque prevalezca la paz. Los pueblos son amantes de la paz en todos los rincones del planeta. Nada existe que una más a los pueblos que la paz, única garante para la civilización y el progreso.
En nuestro País se ve una disminución de la violencia. La estrategia que ha establecido la Presidenta Claudia Sheinbaum Pardo viene dando resultados. A nivel nacional han bajado los homicidios y algunos otros delitos. Quedan algunos puntos de México aún con altos índices delictivos, mismos que se atienden con su combate de manera prioritaria y permanente.
En Sinaloa las autoridades federales han hecho un gran esfuerzo y están trabajando arduamente para lograr traer de retorno la paz a la entidad, que es tan necesaria para el florecimiento de las actividades primarias: la agricultura, la ganadería y la pesca, donde ocupamos los primeros lugares de productividad. La paz en la entidad es necesaria, no sólo por razones regionales, o como mero asunto de seguridad, es una necesidad estratégica si se quiere que el País siga contando con los frutos del trabajo de su gente del campo y la ciudad, frutos tan necesarios para la soberanía alimenticia.
Por eso es tan importante atender el asunto de seguridad con una visión de corto, mediano y largo plazo, que considere todos los factores. En tiempos del neoliberalismo se atendía la inseguridad echándole más lumbre al fuego, con los resultados desastrosos que aún vemos en nuestros días. La inseguridad debe atenderse desde la raíz, desde las causas y brindar a las clases laboriosas condiciones de bienestar para sus familias y sus importantes actividades.
Siempre hemos enfatizado que como Sinaloa no hay dos, sus once ríos que bajan en su mayoría de la sierra de Durango, la laboriosidad de su gente, su amor al trabajo y el espíritu de emprendimiento son valores muy arraigados en esta tierra promisoria.
Lo hemos reiterado siempre: nuestra infalible confianza en el sentir solidario de las masas populares, su lógica política no falla: atiéndase el sentir del pueblo y se verán los buenos resultados.