Está por concluir el año 2024, y es una buena oportunidad para hacer un recuento de los acontecimientos más importantes que marcaron e incidieron en la educación de niñas, niños y jóvenes. Los cambios que ocurrieron fueron de gran relevancia, ya que tuvimos una transición presidencial, se continuó la implementación del nuevo plan de estudios de la Nueva Escuela Mexicana, y, lamentablemente, en Sinaloa se vive una situación de violencia persistente que amenaza el derecho a aprender de los estudiantes.
Más de dos siglos tuvieron que pasar para que México tuviera a la primera mujer Presidenta en su historia. Este fue un hito histórico y una gran oportunidad para corregir y ajustar el rumbo del País; sin embargo, hasta el momento no se han observado cambios relevantes que impulsen mejoras sustantivas en la educación. La desaparición de las instancias encargadas de evaluar la política social y educativa del País, así como el acceso a la información pública, son ejemplos que demuestran que generar evidencia para tomar mejores decisiones no ha sido una prioridad.
Este año también fue testigo de la implementación de la Nueva Escuela Mexicana, la cual estuvo marcada por un recibimiento diferenciado. Por un lado, hubo quienes aceptaron la filosofía y visión del nuevo modelo; por otro, aquellos que presentaron resistencias debido a su implementación inadecuada, la ausencia de procesos de formación oportunos, el aumento de la carga administrativa y la carencia de materiales para trabajar con los estudiantes. Esta situación evidencia, como parte de un proceso de investigación de la red Mexicanos Primero -cuyos resultados serán dados a conocer el próximo año-, que el acercamiento con las comunidades escolares es imprescindible cuando se busca materializar las reformas educativas en la realidad. Esto demuestra que cualquier transformación educativa debe ser acompañada de estrategias claras, recursos suficientes y un diálogo constante con quienes forman parte de la comunidad escolar.
Finalmente, la violencia en Sinaloa sigue vulnerando el derecho a aprender de niñas, niños y jóvenes. No todas las escuelas lograron regresar a la presencialidad en Culiacán, y los efectos sobre el aprendizaje gradualmente tendrán consecuencias para los estudiantes. Aunque desde la SEPyC se impulsó una estrategia de reforzamiento, la situación de crisis dificulta el bienestar emocional, no sólo de los estudiantes, sino también de los docentes, las familias y la sociedad en general.
El próximo año será una gran oportunidad para corregir, ajustar y mejorar. Como hemos dicho desde Mexicanos Primero Sinaloa, no podemos claudicar; desde la sociedad seguiremos exigiendo y proponiendo acciones para incidir y mejorar la política educativa en Sinaloa. Aún hay numerosas escuelas en las que lo básico no está garantizado, la educación continúa siendo excluyente, y se requiere impulsar estrategias y apoyos que fortalezcan a la comunidad escolar. El próximo año 2025, es nuestra oportunidad para seguir trabajando en fortalecer nuestro sistema educativo buscando convertir las amenazas en oportunidades.