rfonseca@noroeste.com
@rodolfodiazf
La palabra atropellar deriva de tropa y tropel, por lo que es idónea para significar lo que aconteció en la Catedral Metropolitana de la Arquidiócesis de México, cuando un grupo de miembros del Ejército irrumpió en el sagrado recinto con las armas embrazadas e interrumpió una misa para desalojar a los fieles, personal y clérigos presentes con el pretexto de salvaguardar el orden de los festejos de la Independencia, que se celebraron ayer en el Zócalo capitalino.
En un primer comunicado de la Catedral Metropolitana se consignó: “Solamente deseo informar a todos los fieles que el Ejército tomó la Plaza de la Constitución y por esta razón fue difícil para quienes deseaban participar en la Eucaristía entrar a la Catedral Metropolitana. Creo que los demás días tendremos los mismos problemas”.
En el segundo se lamentó la falta de comunicación de las autoridades: “Es una pena que no tengamos noticias claras de parte de la autoridad federal y de la CDMX para tomar las providencias necesarias e informar convenientemente a la feligresía. Oremos para que el Señor nos dé la paz tan necesaria en estos tiempos. ¡Dios les bendiga!”
La noticia corrió rápidamente. Se dijo que la Catedral fue tomada por el Ejército. Sin embargo, el Presidente Andrés Manuel López Obrador señaló que eran rumores de sus enemigos políticos:
“Por favor no crean todo lo que dicen estos personajes que son nuestros adversarios, que tienen todo el derecho de expresarse, manifestarse, criticarnos, cuestionarnos, pero por lo general mienten, entonces, porque es un asunto político, tienen diferencias con nosotros", advirtió.
No obstante, la falta de comunicación con las autoridades religiosas fue evidente. El Presidente debe recordar que, de acuerdo a la frase atribuida a Jesús Reyes Heroles: “en política la forma es fondo”.
¿Respeto las formas?