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"ÉTHOS"

"Aprovechar el confinamiento"

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    rfonseca@noroeste.com
    @rodolfodiazf

     

    El encierro por la pandemia nos ha sido impuesto, no depende de nuestra elección; sin embargo, lo que sí depende de nosotros es la forma de afrontarlo.

    La manera frecuentemente adoptada es la de aceptar el confinamiento a regañadientes, porque no nos queda de otra; empero, no es la más recomendable. Esta incómoda aceptación genera estrés, aburrimiento, miedo, ansiedad, depresión, enfado, fatalismo, impotencia, resignación y otros muchos sentimientos negativos que afectan directamente al sistema inmunológico. Incluso, llega a suceder que ya no se sabe el día que se vive porque todos parecen iguales y no se tiene una programación adecuada para vivir la cuarentena (que por sus crecientes efectos y escasa observación de cuidados amenaza convertirse en ochentena).

    La manera más adecuada es nutrirse de un sano realismo, que es impermeable a un optimismo iluso y a un pesimismo catastrófico. La actitud positiva permite elaborar saludables rutinas en las que se combinan las tareas con actividades lúdicas, además de ejercicio físico, nutritiva alimentación, música, lectura, momentos de oración y meditación, programas musicales y culturales, escribir, pintar, etc.

    El confinamiento del coronavirus, como dice un conocido refrán, “aprieta, pero no ahorca”. Recordemos que Francisco González Bocanegra compuso la letra de nuestro Himno Nacional cuando fue encerrado por su novia, Guadalupe González del Pino, en una de las recámaras de su casa. El obligatorio encierro hizo descender a la fecunda musa que fermentó la savia de sus versos.

    Una experiencia más drástica fue la de Severino Boecio, quien escribió su magna obra -De la consolación de la filosofía- encerrado en la cárcel en espera de su ejecución, en donde hizo esta recomendación: “mantén siempre tu libre decisión de asumir con tranquilidad lo que te ocurra, sabiendo que el mal nunca vencerá de manera definitiva”.

    ¿Aprovecho el confinamiento?