Sin duda el tema de mayor atención en medios de comunicación y redes sociales en Sinaloa es el conflicto político y jurídico que enfrenta el alcalde de Culiacán. Los motivos y detalles son de sobra conocidos y públicos. Un suceso que podría terminar con la destitución del presidente municipal, por lo que se cree que el haber solicitado un permiso para ausentarse del cargo de alcalde para defenderse de la Fiscalía General del Estado es el principio del fin, pues ésta ha solicitado al Poder Legislativo la declaratoria de procedencia por la comisión de delitos contra el alcalde de Culiacán, Jesús Estrada Ferreiro.
Un suceso sin precedentes, pero sí con antecedentes. Y es que la personalidad de Estrada Ferreiro es también pública y conocida. Desde su llegada como alcalde en 2018, fue notable su “estilo” de gobernar el cual terminó por desgastar la vía política de sus conflictos. Se supo que, por su formación de abogado con muchos años de práctica, sus relaciones como servidor público estaban más dispuestas al litigio que al diálogo, quedando de sobra demostrado debido a que continuamente su agenda se ocupaba de una gran variedad de pugnas políticas y mediáticas.
No obstante, y a pesar de que la probable destitución marcaría un precedente histórico por sus características propias, el hecho traería consigo una importante lección por aprender al partido de Morena, a los electores y al mismo Estrada Ferreiro.
Ante esta circunstancia política de nuestra democracia en ciernes y de un escenario que se piensa complicado, es posible sacar provecho en el aprendizaje, no sólo individual, sino colectivo, debido a que irremediablemente tendrá consecuencias en la democracia electoral, pero también en las instituciones públicas, las que se observan más ocupadas en resolver conflictos políticos que problemas públicos.
Se dice que el ser humano es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra, un error que adjudicamos a menudo a la inconsciencia, a veces a la estupidez y ocasionalmente al masoquismo. Si bien son fenómenos aparentemente independientes, todos ellos están conectados entre sí por el noble arte del autosabotaje. Así lo entiende la psicóloga española, Marina Pinilla, especialista en temas de inteligencia emocional. Y tiene algo razón, pues muchas veces nos parece inconcebible cómo desaprovechamos o nos percatamos que otras personas desaprovechan oportunidades valiosas y trascendentales en la vida.
En la psicología, nos dice Pinilla, el autosabotaje es definido como la tendencia a obstaculizar nuestro propio éxito, cualquier ambición en lo profesional, lo social o lo personal. Es un proceso completamente desadaptativo, puesto que da pie a una sucesión de fracasos programados que perjudican nuestras posibilidades evolutivas.
Ahora bien, los ejemplos de autosabotaje a los que la psicología se refiere en los individuos también aplican en gran medida en la conducta colectiva de una población, esto se debe a que los comportamientos sociales son el reflejo de la suma de los comportamientos individuales en sociedad.
Ante esto, tenemos que para el caso que nos ocupa, no sólo los actos o decisiones individuales de un gobernante, legislador o servidor público afecta a su persona, sino que implican también afectaciones diversas a una colectividad. Esta condición aplica en ambos sentidos. Tanto para unos como para otros, hacer o no hacer con respecto a sus responsabilidades tiene consecuencias, a favor o en contra, en lo privado y en lo público.
Por lo tanto, las consecuencias sobre los actos y decisiones del alcalde de Culiacán son ahora evidentes y públicas por ser de interés general. Pero hay que reconocer también, que en ello va una responsabilidad ciudadana que elige gobernantes y decide qué tanto se involucra en los asuntos de los gobiernos, el Congreso del Estado y las instituciones de impartición de justicia.
Así los actos de decidir y actuar desde una colectividad, incluye a la política como vía para los acuerdos y consensos, pero también a la política como el más noble de los oficios que permite a la autoridad servir a sus semejantes, servir al prójimo, como afirma el presidente de México y líder moral de Morena, Andrés Manuel López Obrador.
Sin embargo, los actuales conflictos políticos entre gobernantes y legisladores de Morena envían señales de aprendizaje para los que eligen candidatos al interior de partidos y para la ciudadanía que elige a la hora de votar.
Nuestro país entró después de la elección del 2018, a un proceso de cambio y aprendizaje del que es importante identificar y actuar, como lo concibe el filósofo español José Antonio Marina, en función de una inteligencia compartida, la que emerge de la interacción de las inteligencias individuales, la que es, en último término, quien dirige la historia.
No permitir de nuevo, que la obstinación y el autosabotaje de algunos gobernantes terminen por estropear los cambios que requieren las instituciones públicas para seguir avanzando. Hacer de la practica de la política, no un escenario de grescas y discursos inútiles, sino un instrumento de nuestras inteligencias para el continuo aprendizaje y evolución de nuestra sociedad.
Hasta aquí mis comentarios, los espero en este espacio el próximo martes.