No confundamos lo que esperamos desarrollar en nuestros sucesores.
Gran parte de la preparación que requiere un ejecutivo para llegar a ser Director General es muy valiosa para aprender a ser un buen Líder de la Dueñez. Pero no es suficiente.
Los fundadores tienden a pensar que sus sucesores se están alistando adecuadamente a ocupar su lugar siguiendo procesos de formación similares a los que siguen los ejecutivos. El mundo corporativo no les ofrece otra perspectiva más que la que se aplica al desarrollo gerencial.
Estudiar una carrera, trabajar en otra compañía, estudiar una maestría, luego ocupar varios puestos en diferentes áreas del grupo hasta llegar a los más altos puestos directivos. Es el camino más común para el hijo de un empresario. Entonces participará en el Consejo de Administración, si lo hay, esperando que cuando el fundador se retire o falte, el sucesor estará listo para convertirse en el líder máximo.
Pero el máximo líder de una empresa no es el Director General o CEO. En la cima de cualquier empresa quien se encuentra es el Líder de la Dueñez, aunque sea la misma persona. En las organizaciones más evolucionadas este rol suele jugarse en la silla del Presidente del Consejo. Muy pocos empresarios logran comprender que no es lo mismo el papel que juega el CEO y aquel que juega el Presidente del Consejo.
En muchas otras empresas el Líder de la Dueñez lo juega el propietario ocupando posiciones como Director General, Gerente General, Dueño, etcétera. Pero generalmente este propietario no se percata de la inmensa diferencia que hay entre el ejercicio de la Dirección y el de la Dueñez. Él a veces puede ejercer bien ambas sin darse cuenta.
La Dirección es un asunto de lograr la eficiencia económica del negocio, gestionando metas, estrategias, estructuras, recursos, procesos, sistemas. El resultado de la efectividad del Director se mide en indicadores de rendimiento, productividad y rentabilidad.
La Dueñez es un tema de asegurar la relevancia de la empresa, manejando propósitos, misiones, oportunidades, riesgos, inversiones, sociedades. El fruto de la buena gestión de la Dueñez se mide en riqueza creada, potencial de generación de valor y perspectivas de permanencia.
Ambos roles de liderazgo, Dirección y Dueñez, pertenecen a las artes prudenciales. No son ciencias exactas, demandan criterio, exigen optar por alternativas inciertas.
Pero el rol de Dueño siempre estará por encima del rol de Director. La Dueñez jamás reportará a la Dirección. Son el mandato y la querencia del Dueño los que prevalecen. Si el Dueño no sabe qué quiere de la empresa y para la empresa, el Director y su organización se quedan sin rumbo, no saben hacia dónde caminar.
Ambos roles sólo se dominan ejerciéndolos. Nunca podrá madurar un Director o un Líder de Dueñez sólo estudiando la teoría de esos quehaceres. Se necesita dedicarse a dirigir o a gobernar para pulir nuestras capacidades en ambos roles.
Aprender a Dirigir es desarrollar las capacidades para liderar a la organización a diseñar y lograr los objetivos que mejor la conduzcan hacia el rumbo estratégico marcado por los dueños.
Aprender a Gobernar es crecer en las capacidades para elegir y orientar al mejor líder para dirigir la organización, definiéndole el rumbo estratégico hacia donde le exigirá que la encauce.
Aprender a dirigir ayuda a aprender a gobernar, en cuanto desarrolla las habilidades de liderazgo que en ambos roles se ocupan. También ayuda a adquirir las capacidades para gobernar el ir conociendo las particularidades del sector económico y del mercado donde la empresa actúa. Pero gobernar, en lo que se centra el ejercicio de la Dueñez, implica la gestión de la razón de ser de la empresa, y exige darle a la organización la certeza de hacia dónde se quiere caminar. El Dueño necesita tener claro el para qué de su empresa y saber transmitirlo con claridad a su gente; ésa es su contribución fundamental.
La clave para aprender a gobernar está en darles la oportunidad a los sucesores de participar cada vez más en los quehaceres de gobierno de la empresa.
Carlos A. Dumois es Presidente y Socio Fundador de CEDEM.
* “Dueñez®” es una marca registrada por Carlos A. Dumois.