Wikipedia: “En 1942 escribió, dirigió y produjo su primer largometraje: ¡Qué lindo es Michoacán!, con lo que se convirtió entonces en el director más joven del mundo, a sus 22 años de edad. En esta película emplea ya un estilo cinematográfico marcado y característico propio, que incluía, entre otros recursos, el empleo de la música para exaltar emociones, reforzadas con tomas en primer plano y a muy corta distancia de los sujetos, buscando desde ahí una estética similar al muralismo mexicano.
En 1947, junto a Pedro Infante, Blanca Estela Pavón y Evita Muñoz filma Nosotros los pobres, película que termina por consagrar a Ismael Rodríguez como cineasta y sus protagonistas como ídolos de la cultura nacional mexicana. En este filme reúne elementos que ya había empleado en filmes anteriores, como tipos de personajes, conflictos (por lo general amorosos) y la inclusión marcada del pueblo en su obra. La película se convirtió en la más exhibida en la historia del cine mexicano y dio, en especial, a Pedro Infante una popularidad creciente en un vertiginoso periplo para convertirse en el símbolo mexicano que llegó a ser. Con este último, Rodríguez realizó más de una docena de películas; ambos conformaron uno de los binomios director-actor más representativos del cine mexicano.
Durante su periodo más prolífico, entre las décadas de los 40 y 60, Ismael Rodríguez conformó un gran equipo de guionistas, compositores y fotógrafos, donde destacaban Manuel Esperón, Raúl Lavista y Ricardo Garibay, con quienes abarcó diversos géneros, predominando sobre todo la comedia y el melodrama en filmes que supieron capturar el alma del pueblo mexicano, hasta hacerse de un lugar especial en el gusto de sus espectadores. La muerte de la actriz Blanca Estela Pavón en 1949 a causa de un accidente aéreo fue un pesado dolor para Rodríguez, quien pasó mucho tiempo con miedo de subirse a aviones, especialmente después de la muerte de su amigo Pedro Infante, quien murió en un accidente aéreo de la misma manera que Blanca Estela Pavón.
Después de la muerte de Pedro Infante, Ismael Rodríguez experimentaría un periodo de redescubrimiento. Antes de finalizar la década de 1950, se presenta su mayor reto como director: La Cucaracha (1959), con María Félix como soldadera formando parte finalmente del Festival de Cannes, donde perdió el premio ante Nazarín (1958), de Luis Buñuel. Ismael encuentra su madurez en Europa, viajando a España para la preproducción de su última película de festivales: El niño y el muro (1964).
En la actualidad, Ismael Rodríguez y su obra son referentes inequívocos no solamente del cine mexicano, sino que también de la cultura nacional mexicana”.