El 16 de diciembre fue aprobado por el Congreso del Estado el presupuesto de egresos de Sinaloa para el año 2024, y, como en cada año, en éste se establecen las prioridades gubernamentales de la administración en turno. Si bien, en el presupuesto total hubo reasignaciones por más de 302 millones de pesos, las realizadas a la educación se vislumbran insuficientes para los retos que presenta. Por ello, a continuación, se presenta un análisis abordando cuatro dimensiones clave del gasto proyectado en materia educativa.
1. Ausencia de inversión para atender la crisis de aprendizaje
La pandemia ha dejado a su paso una marcada pérdida de aprendizaje en niños y jóvenes, evidenciada en pruebas estandarizadas, como lo son las evaluaciones diagnósticas de la Mejoredu y la prueba PISA. En ese sentido, en el presupuesto 2024 de Sinaloa no se contemplan ninguna acción o estrategia encaminada a solucionar esta situación, lo que podría tener consecuencias a largo plazo en el desarrollo académico y personal de los estudiantes. Ha sido demostrado que la pérdida de aprendizaje es acumulativa, es decir, que es una brecha que se va acrecentando con el paso del tiempo, por lo tanto, ante la falta de inversión para esta problemática, se podría poner en riesgo la trayectoria escolar de miles de estudiantes, sobre todo a aquellos en condiciones sociales más desfavorables, y condenarlos a un futuro con menos oportunidades.
2. Presupuesto insuficiente para la profesionalización docente
Los docentes son el principal agente de cambio para impulsar el derecho a la educación, ya que son quienes generan ambientes propicios para el aprendizaje, así como la figura educativa más cercana a los alumnos dentro de la escuela. Por esta razón, es importante que el valor social que representan sea acompañado de un presupuesto adecuado para su formación inicial y continua. Sin embargo, en cuanto a la primera, todas las escuelas formadoras de docentes en el estado tuvieron reducciones presupuestales en términos reales. Mientras que la formación continua, si bien los recursos del Programa para el Desarrollo Profesional Docente se aumentaron en alrededor de 50 por ciento (de un millón 726 mil 850 pesos a 2 millones 650 mil 236), estos recursos siguen siendo insuficientes, pues considerando la cantidad de maestros de educación básica en el estado, significaría destinar únicamente 93 pesos anuales para el desarrollo profesional de cada docente.
3. Infraestructura escolar
Al menos en temas presupuestales, podría decirse que, de las dimensiones analizadas, ésta es la más favorecida, ya que el Instituto Sinaloense de la Infraestructura Física Educativa (ISIFE) cuenta con un aumento nominal de más de 85 millones de pesos (pasó de 532 millones 728 mil 468 pesos a 618 millones 252 mil 755 pesos). Además, el Congreso del Estado aprobó reasignaciones de $100 millones para un nuevo componente llamado “Mejoramiento de la infraestructura escolar”, lo que permitirá que tenga un total de recursos de 200 millones de pesos. De acuerdo con el documento, parece ser que dicho componente se refiere a los recursos del programa La Escuela Es Nuestra (LEEN), pero que ahora se utilizarán exclusivamente para la infraestructura, dejando de lado la alimentación y la jornada extendida.
Sin embargo, evitando entrar en esa discusión, aquí el principal problema tiene que ver con la ausencia de un diagnóstico actualizado, que permita identificar las necesidades materiales y de equipamiento de cada inmueble escolar, para que así exista una articulación entre las diferentes instituciones encargadas de atender la infraestructura de las escuelas y, mediante un plan de gestión a mediano y largo plazo, se garantice que todas sean espacios seguros y propicios para el aprendizaje de los estudiantes.
4. Educación en la primera infancia
La educación en la primera infancia es crucial para el desarrollo óptimo de la niñez, pues es la etapa donde se obtiene una base sólida para las habilidades cognitivas, sociales y emocionales, que difícilmente se adquieren en etapas posteriores.
En ese sentido, en el presupuesto 2024, los Centros de Atención Infantil mantendrán el mismo que en 2023 (137 millones 162 mil 387 pesos), por lo que significaría una reducción en términos reales de 5 millones 604 mil 371 pesos (4.09 por ciento). De igual forma, el Programa Expansión de la Educación Inicial recibirá 10 millones 403 mil 916 pesos, que se traduce en una disminución real de un millón 778 mil 499 pesos (15.13 por ciento). Esto podría limitar el acceso de niñas y niños a una educación temprana de calidad, afectando su desarrollo integral.
Por último, a la educación preescolar se le destinarán 590 millones 756 mil 790 pesos, lo que representa un aumento real de 33 millones 716 mil 388 pesos (6.33 por ciento). No obstante, habría que evaluar qué tan suficiente es este presupuesto, considerando que se busca aumentar la oferta educativa para atender a los niños desde el primer grado de preescolar, como lo establece la ley.
En las últimas semanas, desde Mexicanos Primero Sinaloa, advertimos a través de diversos medios los desafíos que presentaba el presupuesto de egresos 2024. Lamentablemente, se desaprovechó la oportunidad de ejecutar las reasignaciones pertinentes donde se priorizara atender las principales problemáticas que enfrenta la educación en Sinaloa. Ahora, desde nuestro rol ciudadano, quedará velar para que esos recursos se ejerzan adecuadamente, pues sólo a través de un gasto estratégico y bien orientado se podrán construir cimientos sólidos para el futuro educativo en el estado.