No cabe duda que la Oposición en este país es de un atraso abismal, no podemos decirlo de otra manera, al calificar sus desfiguros y su infantilismo político, por decir lo menos, y ver cómo ha actuado después de la elección del 2 de junio.
Es patético el actuar de la Oposición después de su tremendo descalabro del 2 de junio, donde la ciudadanía le dio una lección política sin precedentes. En lugar de ponerse a reflexionar y escuchar el llamado del pueblo, siguen actuando con sin igual arrogancia negando la realidad que les golpea el rostro.
En México, la Oposición la integra una derecha de las más atrasadas del mundo, hay mil pruebas que confirman lo dicho. Por ejemplo, los partidos de la derecha son incapaces de hacerse una mínima autocrítica de los errores que cometieron en la campaña política, que culminó el 2 de junio. Nunca van a reconocer, para empezar, que para nada les sirvió el cúmulo de infundios que promovieron durante la campaña política; se dedicaron a esparcir, en los medios, falsedades de lo más rupestres y a denostar al Presidente Andrés Manuel López Obrador, tratando de dañar su imagen. A resultas, le hicieron lo que el viento a Juárez.
Por lo visto, no asimila la Oposición la lección cívica que dio la ciudadanía durante el proceso electoral, allá ellos: en su cuero lo hallarán. Los ciudadanos, por lo pronto, les propinaron una derrota sin precedente y, por lo visto siguen, con su misma estrategia, sin cambiar. Así es imposible que convenzan a los ciudadanos, con esa estrategia de esparcir denuestos y mentiras no tienen futuro político y es muy difícil que salgan de la debacle en que se encuentran. La derecha, por su fanatismo que la obnubila, pierde el piso políticamente sobre la realidad objetiva del País; centrado en las ramas, su conservadurismo les impide ver el bosque.
Mientras tanto, el partido político Morena se fortalece de manera vigorosa y avanza en sus planes políticos, concitando el apoyo popular, con mucha holgura, dejando a la Oposición chiflando en la loma, como coloquialmente dice la gente. Al PRD de “Los chuchos” la ciudadanía, durante el reciente proceso electoral, le dio su merecido, borrándolo del panorama político nacional, como consecuencia de su actuar como palero de la derecha, quedando la Oposición reducida a los dos partidos políticos tradicionales, los cuales durante mucho tiempo estuvieron engañando a los ciudadanos, diciendo que eran distintos, cuando en realidad sólo se turnaban para llevar a cabo sus nefastas políticas prianistas. Esa es otra enseñanza de las elecciones recientes: PRI y PAN, los partidos tradicionales más longevos del País, quedaron plenamente exhibidos, en esencia forman un solo partido político de extrema derecha, sin matices.
Lo que también quedó demostrado gráficamente en la elección del 2 de junio ha sido el irrestricto respeto al voto. La ciudadanía salió con entusiasmo a ejercer su sufragio y tuvo una activa participación en la organización, vigilancia y conteo de los votos. Debemos seguir fortaleciendo la democracia en los procesos electorales puesto que la democracia es una de las conquistas más importantes de este noble pueblo, no podemos descuidarla ni un minuto, hasta consolidarla plenamente en todo el ámbito nacional. Se avanzó en la limpieza del proceso electoral llenando de satisfacción a los ciudadanos en México. Ante el mundo se dio una buena señal de civismo de este pueblo, cada vez más maduro y responsable a la hora de depositar su voto.
Este país va a convertirse, como lo hemos señalado, en uno con altos estándares de crecimiento económico en el concierto de las naciones más desarrollados del mundo. Cada vez vamos avanzando hacia esa meta. De eso no tenemos duda, somos un pueblo afortunado políticamente, lo estamos viendo con el resultado de la elección presidencial que acaba de realizarse, dejando en la ciudadanía un buen sabor de boca, como se dice coloquialmente.
Tenemos un magnífico horizonte por donde caminar sin tropiezo de ninguna índole, con sólidos cimientos democráticos, con una economía orientada hacia el bienestar de todos. Esto otorga fuerza suficiente a un país de progreso creciente como el nuestro.
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