Aguinaldo reducido

    Los trabajadores universitarios no estamos desvinculados de la situación económica de nuestra institución. Sabemos las limitaciones económicas de nuestro centro de trabajo, pero también la poca transparencia en el manejo de sus recursos por parte de la administración. Por lo tanto, no podemos tolerar que se minimice o se elimine por completo el papel de los académicos en estos procesos. La participación activa es esencial para proteger los derechos laborales y mantener el equilibrio en las negociaciones.

    El aguinaldo es un derecho laboral que los trabajadores reciben anualmente. Los trabajadores universitarios han logrado por medio del sindicato conquistar beneficios adicionales. Estos beneficios deben ser respetados por la institución y defendidos por el sindicato.

    En el caso de la Universidad Autónoma de Sinaloa, en las negociaciones entre el sindicato de académicos y la institución tiempo atrás, se alcanzó un acuerdo que exenta a los docentes del pago del Impuesto Sobre la Renta (ISR) sobre su aguinaldo.

    La cuestión que abordamos en este momento no radica en si esta medida debe revisarse o actualizarse con base en su sustentabilidad, sino en que su eliminación representa una decisión impositiva que viola los derechos de los trabajadores.

    Este logro sindical fue una respuesta a la precaria situación salarial que aún persiste en la planta docente. Sin embargo, a pesar de estar reconocido como un derecho laboral en el contrato colectivo de trabajo de la UAS (Cap. II, cláusula 77), su extinción en 2023 y en el 2024 ha sido una flagrante violación al mismo.

    La exoneración de impuestos en el aguinaldo fue un logro alcanzado por aquellos que lucharon antes que nosotros por los derechos de los trabajadores. Permitir que este triunfo sea anulado arbitrariamente representa una afrenta a su memoria y al esfuerzo colectivo que constituyó estas conquistas laborales.

    La exoneración del ISR y el aguinaldo son el resultado del esfuerzo y la dedicación de los docentes universitarios, quienes a lo largo del año realizan una labor invaluable. Este beneficio constituye una justa recompensa al final del año. Es lamentable que debido a una decisión claramente arbitraria, estos derechos se vean eliminados, afectando aún más la estabilidad económica de los trabajadores académicos.

    Lo más preocupante es que ante esta situación, los representantes del sindicato académico no tomen ni la más mínima medida para defender los intereses de los profesores, dejando sin defensa una de las demandas más urgentes y necesarias para la comunidad académica: su estabilidad económica.

    Las medidas en contra del salario de los trabajadores no se limitan sólo al fin del año, sino que afectan de manera constante a lo largo del mismo, por la irregularidad en el pago del programa de Becas al Desempeño Académico.

    El programa de Becas del Desempeño Académico, cuya problemática ha sido previamente presentada y analizada en este mismo espacio, representa un ejemplo claro de cómo las decisiones de la administración actual afectan directamente el bienestar económico y profesional de los trabajadores universitarios.

    Sin lugar a duda que esta evidente trasgresión a los derechos debería recibir una respuesta por parte de los representantes de los trabajadores. Sin embargo, prevalece el silencio tanto de la administración como de los propios representantes sindicales.

    Esta situación pone de manifiesto lo vulnerables que somos como asalariados y la necesidad al igual que lo hicieron nuestros compañeros en el pasado, encabezar movimientos unificados que nos permitan no solo defender nuestros derechos, sino también luchar por mejores condiciones laborales y académicas. El impacto de estas acciones beneficiará no solo a los sindicalizados, sino también a los estudiantes, fortaleciendo así a toda la comunidad universitaria.

    Si bien es cierto que este triunfo alcanzado en la negociación entre los sindicatos universitarios y la administración se lograron en un contexto diferente al actual, es fundamental que cualquier redefinición de estos acuerdos se lleve a cabo con la consulta y participación de los trabajadores, y no a espaldas de ellos. Negarles este derecho afecta directamente su calidad de vida y compromete la legitimidad de las decisiones.

    Los trabajadores universitarios no estamos desvinculados de la situación económica de nuestra institución. Sabemos las limitaciones económicas de nuestro centro de trabajo, pero también la poca transparencia en el manejo de sus recursos por parte de la administración. Por lo tanto, no podemos tolerar que se minimice o se elimine por completo el papel de los académicos en estos procesos. La participación activa es esencial para proteger los derechos laborales y mantener el equilibrio en las negociaciones.

    Como universitarios y trabajadores sindicalizados, debemos exigir el respeto a nuestros derechos establecidos en el contrato colectivo. No podemos permitir violaciones arbitrarias. Es necesario unirnos y exigir que estas prácticas se eliminen por completo, en beneficio de los trabajadores y de la institución.

    eteran@uas.edu.mx

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