Entre más escudriñamos los vericuetos de la política, concluimos que este país es uno de los más privilegiados, en los aspectos económicos y políticos, del Continente Americano. El buen momento que vive el país hace que sus ciudadanos vivan contentos con su gobierno actual. Esto diferencia a México de otros muchos países del Continente, donde son los propios gobiernos los generadores de discordia y malestar entre sus pobladores.
Frente a esa realidad que priva en América, en México tenemos un pueblo alegre y con muchas ganas de alcanzar niveles permanentes de progreso, puesto que ve en las acciones de su gobierno una sólida política de bienestar. En el País se avizora un futuro lleno de buenos presagios y, por ello, su ciudadanía mantiene su optimismo y disposición en concretar su futuro.
Desde que se inició el gobierno de la cuarta transformación, cambió la disposición de los ciudadanos en favor de las iniciativas del gobierno, convencidos de que todo lo planeado desde el poder político es en favor de la población; confían en los planes de desarrollo gubernamentales, porque se ven resultados en bien de la sociedad. Sin ninguna duda, eso es lo que motiva a la ciudadanía a apoyar al actual gobierno cada vez con mayor brío, convencida que sus afanes son en bien del pueblo.
La sociedad ha despertado de su letargo que, por largos años, permitió que políticos venales hicieran y decidieran a su antojo con los intereses nacionales, en desdoro del País. Esa etapa oscura, de nefastos gobiernos sufridos por el pueblo, terminó en el 2018; y esa caterva de políticos corruptos nunca más volverán a mancillar los intereses populares. Hoy, desde el Gobierno se ha establecido una nueva mística de gobernar en favor de la sociedad y ese es el camino que nos permitirá avanzar hasta consolidar las más ambiciosas metas.
Como hemos dicho, no se detienen las acciones de gobierno de carácter popular ni para tomar aviada; todo se ha planeado de manera objetiva y realista. Lo hemos reiterado, cada vez más convencidos que este país inició, desde 2018, su marcha indetenible por el mejoramiento de las condiciones de vida de la población. Bienestar que se debió haber alcanzado desde hace mucho tiempo, pero que, por los gobiernos corruptos que se padecieron por casi una centuria, se dejó de lado el progreso de las clases populares. Hoy podemos decir, con objetividad, que por fin un gobierno actúa en bien de toda la sociedad, hay proyecto de nación y un equipo de gobierno idóneo, con capacidad para lograr la realización del anhelado progreso en todo el territorio nacional.
Cada vez estamos más convencidos de que México es un país maravilloso, con inigualables riquezas en el seno de su geografía nacional, razón por la cual sus habitantes se sienten orgullosos de contar con valiosos recursos naturales, algunos de ellos únicos en el mundo. Pocos países en el mundo tienen petróleo, uranio, oro y plata, dos lechos oceánicos y un pueblo tan laborioso como el nuestro. Los proyectos para detonar polos de desarrollo en puntos estratégicos del interior del territorio son de vital importancia, para convertir la economía del País en una de las más desarrolladas. Con la concreción de estas iniciativas, ni duda cabe, vamos a decir adiós al subdesarrollo.
Apenas se terminó el primer sexenio de gobierno con apego a los intereses populares y ya se sentaron las bases para el despegue armónico de la economía y la política de México. Se construyen aeropuertos, presas, carreteras, trenes, que están cambiando por completo el estatus de la sociedad. Se avanza en consolidar las bases del progreso social, esta afirmación la formulamos con base en indicadores objetivos, que nos dan la pauta para señalarlo sin ningún resquemor.
Nos referimos siempre, con absoluta confianza, al estado de ánimo de la puya, a su sabiduría asombrosa para convertir sus anhelos en luchas populares, camino por el cual, en la mayoría de los casos, lo llevan a consolidar sus demandas históricas.