El gobierno municipal de Mazatlán al fin pondrá orden en el control del ruido que generan las pulmonías, aurigas y los llamados razers, así como las bandas de música que trabajan en áreas públicas. Fue necesario que decenas de empresarios así lo exigieran al Presidente Municipal en turno.
En otros destinos turísticos la intervención del estado ha sido más firme, que incluso se han tenido que cerrar áreas naturales al público, por el impacto social y ambiental que dejan los visitantes. Y es que, desde que el turismo se masificó en el mundo a raíz de la globalización, el sector público ha tenido que intervenir en esta actividad, regulando el comportamiento social y económico.
En la dimensión económica, la intervención gubernamental ha estado presente desde el fin de la crisis económica de los años treinta, y el auge del modelo keynesiano, que dejaba atrás el salvaje liberalismo económico.
Los dos principales exponentes de estas dos corrientes del pensamiento económico (liberalismo e intervencionismo) son, por una parte, Adam Smith, y por la otra, John Maynard Keynes. Los aportes a la teoría económica de estos dos pensadores, debe ser enmarcada en su época y con la problemática que le tocó vivir a cada uno. Pero sería interesante un diálogo entre ellos dos sobre esta actividad económica del Siglo 21.
Un dato curioso es que ambos pensadores celebrarían su cumpleaños el mismo día, el 5 de junio, pero con una diferencia de 160 años. Adam Smith nació en Escocia el año de 1723; y John Maynard Keynes, en Cambridge el año de 1883.
El primero, es considerado el padre de la economía clásica, y el liberalismo económico. Sostenía que el mercado se regula a sí mismo mediante una “mano invisible” que rige las fuerzas de la oferta y la demanda. Y que, el estado no debía intervenir en los asuntos económicos.
Por su parte, Keynes justificaba la intervención del estado mediante políticas públicas orientadas a estabilizar los precios y a estimular el empleo. Su Teoría general del empleo, el interés y el dinero, permitió superar la Gran Depresión de los años treinta del siglo pasado.
Ahora imagine, que estos dos economistas se encontraran por casualidad en el malecón de Mazatlán esta Semana Santa, ambos observando el paisaje; con sus torres de condominios, los turistas tomando el sol en la playa, otros paseando en las pulmonías con el sonido a todo volumen, y los hoteles y restaurantes luciendo abarrotados.
Desde el punto de vista de Smith, el gobierno no debe intervenir en la regulación de tarifas; el mercado y la “mano invisible” es la que regularía los precios: a mayor demanda, sería natural que suban los precios.
Sobre las plataformas de rentas vacacionales, diría que el libre mercado acomodaría a cada quien en el lugar que le corresponde. Y que el estado debe simplemente garantizar y cuidar la propiedad privada.
Este mismo autor, justificaría que los propietarios de los medios de producción (en este caso dueños de hoteles, restaurantes, agencias de viajes, etc.) sean los más beneficiados por la actividad. Su argumento sería que, de cualquier manera, habrá un efecto de derrame. Es decir, un mayor crecimiento en sectores específicos terminaría produciendo mayores ingresos, mayor empleo, y mayor consumo a las clases sociales más bajas.
Por su parte Keynes opinaría que los precios deben ser un tanto rígidos ante las estructuras imperfectas del mercado, y que es preferible asegurar la actividad a largo plazo. Diría que los precios deben ser regulados por el estado, y que el gobierno debe ser rector en la asignación de mayores recursos a los sectores más vulnerables.
Keynes también replicaría a Smith que, ante la competencia desleal, las rentas vacacionales deben ser reguladas para evitar desequilibrios económicos. Que la construcción desmedida de torres de condominios llevaría a una crisis inmobiliaria, si esta no se regula.
Sobre los bienes públicos, él diría que la actividad turística está estrechamente relacionada con su sostenibilidad, y por ello, el gobierno debe administrar correctamente las carreteras, la seguridad pública, las playas y los monumentos históricos, para un mayor bienestar para la población.
Finalmente, creo que ambos economistas acordarían un punto medio para el caso de Mazatlán. Esto es, una intervención gubernamental limitada, que permita la competencia justa, en una ciudad en la que cada sector pueda desarrollar su trabajo en libertad, pero respetando el derecho de los demás.
Es cuanto...
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omar_lizarraga@uas.edu.mx