Con motivo del Año Santo del Jubileo de la Esperanza 2025, el Papa Francisco abrió el 24 de diciembre la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro (una enorme puerta de bronce que permanece cerrada y se abre solamente en estas ocasiones). Posteriormente, el día 26, abrió la segunda Puerta Santa, ubicada en el Complejo Carcelario de Rebibia, en la ciudad de Roma.
Cada 25 años, la Iglesia católica celebra un jubileo, que es un periodo concentrado en la reflexión y la penitencia, por medio del cual se pide indulgencia plenaria y el perdón de los pecados. El último Jubileo regular lo presidió el Papa Juan Pablo II, en el año 2000, para inaugurar el tercer milenio de la Iglesia.
Cabe resaltar que además de los Jubileos regulares, cada 25 años, la Iglesia celebra también Jubileos extraordinarios, como el de 2015-2016, dedicado a la misericordia, y el que se espera celebrar en 2033, para conmemorar la crucifixión de Jesucristo.
Se espera que 32 millones de peregrinos acudan a Roma durante el año para pasar por la Puerta Santa. Sin embargo, en todas las diócesis del mundo se abren simbólicas puertas santas en los templos, con el propósito de que todos los fieles puedan tener acceso a las gracias recibidas cuando se participa en esta gozosa conmemoración.
Por primera ocasión, el Pontífice dispuso que una puerta santa se abriera también en una cárcel, para expresar gráficamente que todos tenemos la posibilidad de salir de la oscuridad y de todas las cadenas del mal que nos mantienen cautivos.
Bergoglio expresó: “Quise que la segunda Puerta Santa estuviera en una cárcel para que todos, tanto dentro como fuera, pudiéramos abrir la puerta del corazón y entender que la esperanza no defrauda”.
¿Abro totalmente la puerta del corazón?
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