Abrir el
corazón

ÉTHOS
21/04/2025 04:00
    El Calvario de Jesús no es un acontecimiento del pasado, sino que continúa ocurriendo en los dolores que afligen todos los días a nuestros hermanos: guerras, miseria, violencia, crímenes, desapariciones, narcotráfico y todo tipo de sufrimientos y violaciones.

    Como el Papa Francisco se encuentra impedido para presidir las celebraciones de Semana Santa, el Cardenal Claudio Gugerotti, Baldassare Reina, Vicario General para la Diócesis de Roma, se encargó de dirigir el Vía Crucis en el Coliseo. En la introducción del mensaje del Papa, expresó: “La vía del Calvario pasa por nuestras calles todos los días”.

    En efecto, el Calvario de Jesús no es un acontecimiento del pasado, sino que continúa ocurriendo en los dolores que afligen todos los días a nuestros hermanos: guerras, miseria, violencia, crímenes, desapariciones, narcotráfico y todo tipo de sufrimientos y violaciones.

    “Es verdad, el camino de Jesús nos cuesta; en este mundo que calcula todo, la gratuidad tiene un alto precio. Pero en el don todo vuelve a florecer: una ciudad dividida en facciones y lacerada por los conflictos se encamina hacia la reconciliación; una religiosidad árida redescubre la fecundidad de las promesas de Dios; incluso un corazón de piedra puede convertirse en un corazón de carne. Sólo es necesario escuchar la invitación: «¡Ven! ¡Sígueme!». Y confiar en esa mirada de amor”, escribió Bergoglio.

    En la primera estación se medita que Jesús es condenado a muerte. Esta condena, volvemos a insistir, no es cosa del pasado. ¿Cuántos hermanos siguen siendo condenados y asesinados injustamente todos los días? Pilato pudo dejar libre a Jesús, pero no lo hizo, aún cuando era acusado injustamente: “Tú sigues estando ante nosotros, silenciosamente, en cada hermana y en cada hermano expuestos a juicios y prejuicios”, repitió el Papa.

    Por eso, invitó a abrir el corazón ante tantas injusticias que se cometen hoy en día: “Cuando ante mí hay una persona juzgada. Cuando mis certezas son prejuicios. Cuando me condiciona la rigidez... Cuando quisiera tener valor, pero tengo miedo de perder”.

    ¿Abro generosamente mi corazón?