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Desde antes que lo formalizaran en un evento público, ya se sabía que Cuén y el PAS estaban detrás de las pintas que la semana pasada aparecieron en apoyo a la continuidad del proyecto de López Obrador. A qué otro grupo se le ocurriría un lema abiertamente reeleccionista, más que a aquel que se sostiene en la perpetuidad de su control universitario.
Astutos y pícaros como solo ellos pueden serlo, los pasistas develan un doble propósito con el lema: “Que siga López, estamos agusto”. El objetivo más evidente es hacer una especie de campaña para impulsar la candidatura del Secretario de Gobernación, Adán Augusto López. El otro propósito, el más retorcido, es un guiño para tentar qué tan aceptable es la idea de que el mismo López Obrador continúe en el poder por otro periodo más.
Pero antes de discutir ese punto, empecemos hablando de las nulas posibilidades que tiene Adán Augusto para llegar a ser candidato a la Presidencia. Eso lo sabe perfectamente la gente del PAS, y aun así, apuestan por él. ¿Acaso se volvieron locos?
No, para nada. Esto es algo que siempre ocurre en política. Se anotan muchos a sabiendas que no tienen oportunidad de competir. Lo hacen para generar presencia, hacer visible su estructura, y una vez posicionados, negociar o exigir una tajada del pastel a cambio de unir fuerzas para enfrentar a la Oposición.
Bajo esa lógica, lo que aquí ocurre es que el PAS está utilizando a Adán Augusto como su estrategia, para que, llegado el momento, los de Cuén puedan ser considerados parte de los operadores políticos de Morena en Sinaloa durante las elecciones federales que se celebrarán en 2024.
Así es como los del PAS se incrustaron en Adán Augusto López como si fuesen unos parásitos oportunistas. La víctima será el escaparate del protagonismo cuenista durante los próximos meses. A fin y al cabo los del Partido Sinaloense siempre han trabajado de esa forma. No hay partido con el que no se haya involucrado para sacar ventaja.
Saltan como chinches de un lugar a otro: de la UAS al PRI, luego a Movimiento Ciudadano, más tarde formaron parte de la Coalición Por México al Frente (PAN, MC y PRD). El año pasado llegaron a Morena, donde parecía que iban a ser erradicados, aunque ahora resulta que su astucia fue más grande, pues entendieron que para sobrevivir debían participar en las grandes ligas. El reto para ellos era cómo hacerlo.
Bien sabían que en Sinaloa el camino estaba cerrado por todos lados. El PAS se ha ganado muchos enemigos en el Partido que ahora dirige Merary Villegas. Además, las corcholatas más fuertes ya cuentan con sus representantes encargados de promocionarlos en el Estado.
Se dice que Gerardo Vargas y Mario López Valdez estarían impulsando a Ebrard. Mientras que Claudia Sheinbaum cuenta con el respaldo del grupo de fundadores de Morena en Sinaloa, en el que destaca la Diputada Yadira Marcos. Todos ellos muy celosos y advertidos de lo que es capaz de hacer Cuén.
Y aún así el maestro se les adelantó una vez más. Cuén, tan astuto como siempre, encontró la manera de participar en la fiesta morenista sin supeditarse a ninguna fuerza local. Una jugada maestra, que bien explica el lugar que tiene ganado este partido en la política local.
Pero ahí no queda todo. La osadía es más grande de lo que se cree. Pues, al parecer, la consigna “Que siga López, estamos agusto” no es simplemente un juego de palabras para relacionar el nombre de Adán Augusto con el apellido del Presidente, o para anunciar que este podría ser su próximo sucesor. Aquí también se deja ver el primer respaldo formal para que López Obrador continúe en el poder.
Y es que, si bien, por lo pronto la reelección presidencial es una figura constitucionalmente restringida, lo cierto es que hay un grueso sector de la ciudadanía que no ve mal que AMLO extienda su mandato, y hasta lo creen necesario para consolidar a la Cuarta Transformación. Por eso el PAS no podía dejar pasar la oportunidad de utilizar ese reclamo popular tan irracional y antidemocrático, con tal de conectar con las pasiones escondidas de muchos mexicanos.
El atrevimiento desnuda en su totalidad el tipo de partido que comanda Cuén. Una agrupación antirrepublicana, conservadora y de tintes fascistas, que es capaz de todo con tal de conseguir y mantener el poder. Ya lo hacen en la Universidad. Bajo su control lograron eliminar el voto directo para elegir autoridades y silenciar a la crítica disidente. Según esto, fue para acabar con el caos y la anarquía que dicen prevalecía en la institución.
No es ese el camino que más le conviene transitar al País.