El Día de Muertos es una de mis festividades favoritas, todo el misticismo a su alrededor, el color, la tristeza, la nostalgia y la alegría mezcladas de una manera tan bella, desde chica siempre he encontrado a los altares de muertos fascinantes, conforme creces es inevitable sentir a la muerte cerca cada vez que pierdes a alguien que amas y me parece hermoso el que existe un día en el que puedo sentirlos cerca de nuevo.
La primera vez que perdí a un animal siendo ya una persona adulta, fue algo totalmente devastador para mí, Toto, el primer hurón con el que me crucé en la vida y el animal que cambió la relación y percepción que tenía hacia todos los animales. Han pasado ya más de 16 años de su partida y aún alguna lágrima recorre mi rostro cuando lo recuerdo.
Así como Toto, han existido animales que marcaron y cambiaron mi vida para siempre; como olvidar a Thelma, gatita ciega que me enseñó junto con su hermana Louise, lo hermosa que puede ser la relación entre hermanas siempre protegiéndose y deseando estar juntas hasta el final, Louise y yo aún seguimos extrañándola; con Zucarita que fue abandonada dentro de una bolsa en la basura, me mostraba la dulzura más pura y lo devastador que es cuando alguien muere de pronto sin estar preparados. Luke, Leia, Tulia, Tato, Ladrón y Madona con quienes me di cuenta lo hermosos y pícaros que son los hurones y lo injusta que es su crianza que genera en ellos tantas enfermedades; Kenya mi primera perra con quién supe lo que es la fidelidad verdadera me enseñó que es necesario continuar con tu vida aún con el corazón roto en pedazos; con Fender aprendí a ser cercana a alguien sin invadirlo, descubrí lo que es la amistad verdadera cuando Foca recibió a Bundy en casa y fueron inseparables desde el primer día, Birdie que me enseñó a tener paciencia y a demostrar amor cuando alguien que amas tiene demencia.
Los amores de mi vida del Santuario que me han dado tantas lecciones, los borregos Lennon y Yoko, en especial Yoko con quien comprendí que una madre es capaz de todo por su hija, Chabela, la vaca, y Wicca, la cerdita, que me inspiraron con su valentía al dar un salto para escapar del destino que no querían y cambiar su vida. Hellboy, el chivo que también escapó del destino del matadero junto a sus hermanos teniendo siempre un bello vínculo de amor y amistad a pesar de sus diferencias; Teo el cerdo más noble y dulce, capaz de dejar su plato de comida a su mejor amiga Wicca sin pelear (claro robándose algo antes); Woodstock mi hermosa pollita de una patita que me ayudó a superar mi miedo a las aves mostrándome lo expresivas y cariñosas que pueden ser; Cubanita, María, Lauro, Juanita, las gemelas Olsen, Coco y Rosalinda con quienes aprendí lo maravillosas que son las gallinas y los gallos y como sufren tanto a nuestra costa por la genética que les hemos impuesto.
A todos ustedes gracias por haberme dado tanto en la vida, los amo y los extrañaré siempre, hoy pongo su altar de muertos y aquí los espero como cada año.
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