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Después de un desgaste en tribunales que no era necesario, finalmente el Cabildo eligió al nuevo titular del Órgano Interno de Control del Ayuntamiento local (OIC).
Me consta que el designado, Abel Vega Martínez, tiene la capacidad legal más que suficiente para hacer un buen trabajo al frente del OIC, y espero que así sea.
Su mayor reto no será el tema legal, ya que la mayoría de los asuntos que se tramitan ante el OIC no son muy complicados jurídicamente hablando.
Su mayor reto será resistir las presiones y tentaciones que se le van a presentar, pues es obvio que los involucrados en las denuncias ya presentadas, van a tratar de controlarlo de una forma o de otra.
A los denunciados, y sobre todo a aquellos cuyas faltas administrativas son evidentes, no les conviene un titular del OIC honesto e independiente.
Ellos quieren alguien fácil de manejar y controlar para que les tape sus transas, de ahí la importancia de que Abel Vega haga un excelente trabajo y deje bien claro que no será tapadera de nadie.
Los resultados hablarán por él y estos pueden llegar más pronto de lo que se espera, pues muchas de las investigaciones del OIC se encuentran muy avanzadas.
Especialmente se espera que el nuevo titular del OIC se coordine con la Síndico Procuradora para permitirle que haga su trabajo adecuadamente.
Si ambas oficinas trabajan de la mano, estoy seguro de que los resultados serán extraordinarios y se rescatarán o evitarán pérdidas millonarias para el Ayuntamiento, como el caso de NAFTA.
Sancionar a los servidores y ex servidores públicos que cometen faltas administrativas, es una de las vías más rápidas para empezar a modificar conductas ilegales pues no solo tendría efectos para los actos y omisiones pasados, sino que enviaría un mensaje claro y contundente para los que ahorita están en el poder y, especialmente, para los que vienen.
El reto para el nuevo titular del OIC no es nada sencillo, pero de que tiene la capacidad técnica necesaria para enfrentarlo y superarlo, la tiene. Le toca enderezar el rumbo del barco que durante años estuvo perdido.
Ahora solo falta que a su capacidad como abogado le sume un carácter y valores personales y profesionales que le permitan hacer su trabajo con eficiencia y honestidad. Esperemos que así sea y, por lo pronto, le daremos el beneficio de la duda.