¿Significa algo para usted el número seis? Le doy una idea: es el número que describe el desastre que vive el sector pesquero en México. Durante seis años, el Poder Legislativo elaboró 66 iniciativas relacionadas con la pesca en nuestro país, de las cuales se aprobaron apenas seis que en poco o nada resuelven la crisis que vive el sector. Seis años que se suman a la larga lista de legislaturas y administraciones federales pasadas que mantuvieron una política de abandono a la pesca nacional.
¿Por qué debería importar el tema pesquero? Para empezar, porque en México, en promedio, el 15 por ciento de la proteína que comemos directamente viene de la actividad pesquera. Pero, más allá de consumir pescados y mariscos como platillo principal, sin saberlo, consumimos proteína del mar de manera indirecta por medio de alimentos procesados y otros productos cárnicos.
Usted, sus mascotas e incluso el ganado y los peces de granja, como el salmón, consumen alimentos procesados adicionados con proteína de pescado; sí, provenientes de la actividad pesquera. De esta manera, a ese 15 por ciento de pescados y mariscos que comemos, agregue un porcentaje mucho mayor de proteína pesquera que ingerimos indirectamente al comer cerdo, res, pollo, salmón o alimentos procesados, entre otros. Tome unos minutos para revisar el listado de ingredientes de la comida envasada que usualmente consume o del saco de alimento de su perro o gato.
La actividad pesquera no solo aporta la principal fuente de proteína, también es la forma de vida de cientos de millones de habitantes de este mundo. En México, hablamos de dos millones de personas que viven del sector pesquero, además de las grandes cadenas de valor que llevan los alimentos del mar, del barco al plato, quienes dependen de la abundancia y buena salud de los mares para asegurar su bienestar y el de sus familias.
Desafortunadamente, los recursos marinos sufren una fuerte presión que ha conducido a que alrededor del 50 por ciento de las especies de importancia pesquera estén en sus límites máximos de aprovechamiento y el 25 por ciento en graves condiciones de deterioro.
La problemática es compleja: ya sea por sobreexplotación y pesca ilegal, destrucción de los hábitats marinos, como manglares y corales, y por la contaminación del mar por fuentes agroindustriales y urbanas. Las especies marinas han visto una importante merma en su productividad natural y, por ende, menor disponibilidad para la pesca y la alimentación, ante la mirada de incertidumbre de cientos de miles de pescadores mexicanos a quienes no se les permite participar en acciones para atacar esta crisis.
A esta merma se suman más condiciones adversas, como lo es la crisis climática, que trae como consecuencias huracanes más fuertes y frecuentes, anomalías en la temperatura del agua que afecta los ciclos biológicos de las especies marinas y condiciones climáticas que no permiten la navegación.
Un entorno de tal gravedad y complejidad requiere autoridades verdaderamente competentes y de marcos regulatorios que permitan hacer frente a los principales retos de la pesca, recuperar y restaurar la abundancia pesquera, hacer frente a los fenómenos climáticos, revertir los procesos de deterioro marino y asegurar la participación de las y los pescadores en las acciones para afrontar dichos retos.
Y manteniendo viva la desafortunada costumbre de la simulación, en los últimos seis años, diputados y senadores del Poder Legislativo Federal presentaron 66 iniciativas relacionadas con la pesca, de las que solo autorizaron seis, ninguna de las cuales atiende el fondo de la crisis pesquera. Desde una reforma a la ley general de pesca para cambiar la unidad de medida en las multas, pasando por otra reforma para cambiar de nombre al instituto de investigación pesquera y otra más para ampliar de uno a dos años la obligación de la autoridad para actualizar la información científica pesquera. Estas reformas reflejan el desdén de legisladores para rescatar la pesca y sacar del abandono a un sector clave para nuestra soberanía alimentaria.
Quedaron atrás, en la congeladora del olvido, iniciativas que buscaban que los recursos pesqueros tuvieran esquemas de manejo sustentable y planes de recuperación, establecer espacios de participación efectiva de pescadores en las decisiones de la pesca y reconocer al sector pesquero, como clave para el desarrollo nacional y alivio al hambre.
A la siguiente conformación del Congreso de la Unión tocará decidir entre mantener la simulación seis años más o por fin voltear a ver al sector pesquero, analizar en profundidad la crisis que vive y diseñar soluciones legislativas que permitan recuperar la abundancia del océano y el bienestar de la sociedad.
* El autor Esteban García-Peña (@TheSighthound) es Director de Pesquerías de Oceana en México.
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