10 preguntas inevitables para el final de un gobierno y el principio de otro

    En realidad no son 10, debo decir, son 20: 10 para lo que se va y 10 para lo que se queda.

    Hoy, al cierre de un sexenio marcado por la polarización, la falta de diálogo y la imposición, nos preparamos para la llegada de la primera mujer presidenta en México: Claudia Sheinbaum. No puedo evitar hacer estas preguntas y el tiempo nos dará las respuestas.

    ¿Qué se va?

    1. ¿Se acabaron las mañaneras o simplemente cambian de conductor?

    2. ¿Por fin podemos dejar de escuchar un discurso contra los feminismos o seguirá la guerra contra las “feministas financiadas por la derecha” desde el poder?

    3. ¿Desaparecerán las narrativas de que todo es culpa de la corrupción del pasado, las decisiones del pasado y los malos gobernantes del pasado? (Por cierto, si se habla del pasado, el sexenio saliente también forma parte de él, claro, a menos que el nuevo gobierno sea visto como una extensión del anterior, en cuyo caso, el “pasado” será todo lo anterior a diciembre de 2018).

    4. ¿El tren Maya seguirá descarrilándose hacia el desastre ecológico y la impunidad o solo nos lo venderán mejor ahora que llega una científica?

    5. ¿Se acabó la “austeridad republicana” en un Palacio Virreinal o sólo evolucionará hacia un nuevo tipo de “austeridad” que profundice el deterioro institucional?

    6. ¿Los militares volverán a sus cuarteles o ahora se harán cargo también de la cultura y los deportes? (Por cierto, ¿se seguirá invirtiendo en el beisbol se apoyarán otros juegos?).

    7. ¿Habrá alguna vez un espacio para la reconciliación nacional o seguiremos siendo un país dividido entre “la gente buena” y “la gente mala”? (Nunca usé los calificativos que usó López Obrador porque no comparto esa visión del mundo).

    8. ¿Se dejará de usar el nombre de Benito Juárez como justificación para militarizar el País?

    9. ¿Volveremos a tener una Jefa de Estado que se tome en serio la diplomacia y la política exterior mexicana o se seguirá ignorando y usando la política exterior cuando sea necesario apoyar a regímenes autoritarios?

    10. ¿Se acabó realmente el “yo tengo otros datos” o nos espera una nueva versión bajo el mismo guión?

    ¿Qué podría venir?

    1. ¿Claudia Sheinbaum podrá despegarse de ser la “heredera fiel” y construir su propio proyecto o será solo una extensión del lopezobradorismo?

    2. ¿Habrá un cambio en la política exterior o seguiremos perdiendo relevancia internacional en un mundo que nos observa desde lejos?

    3. ¿Veremos un nuevo estilo de gobernar o más de lo mismo, pero con un toque de cientificidad?

    4. ¿La estrategia de seguridad cambiará algo o será simplemente otro sexenio militarizado, esta vez con una sonrisa “más cordial”?

    5. ¿Se dará un verdadero impulso a los derechos de las mujeres desde el poder o seguiremos escuchando retórica vacía ante los feminicidios y la violencia de género? (Por cierto, en política pública el amor se expresa en presupuestos y si el Anexo 13 sigue siendo usado para programas clientelares y político-electorales, ahí estará la respuesta).

    6. ¿Volverá a haber una oposición visible o veremos cómo se construye un país en el que la disidencia es amenazada como en otras latitudes?

    7. ¿Habrá un verdadero enfoque en la justicia social o se mantendrán las políticas clientelares disfrazadas de bienestar?

    8. ¿Podrá la nueva jefa de Estado y Gobierno manejar un país que ya está debilitado institucionalmente o solo reforzará la erosión democrática?

    9. ¿Llegará algún día en que la ecología y el desarrollo sustentable sean una prioridad y no un recuerdo del pasado?

    10 ¿Lograremos volver a salir de la sombra de un liderazgo unipersonal y metaconstitucional para construir una verdadera democracia participativa? (Tal vez la pregunta debiese ser: ¿Cuándo vamos a salir de esa sombra? Dicen por ahí que no hay mal que dure 100 años).

    El cambio de gobierno marca el fin de una etapa “ponga el calificativo que guste” y el inicio de otra que se presenta como continuidad. Las preguntas están sobre la mesa y el tiempo dirá si la nueva presidenta podrá demostrar independencia o si simplemente será otro capítulo de la misma novela.

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