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"sacerdote"

"'Yo no hago ningún milagro'"

"Al 'Padre Jeringas' se le atribuyen poderes milagrosos y el don de la ubicuidad"
10/11/2015 10:51

    El templo de Nuestra Señora de la Soledad está atestada. Los feligreses del Padre Jeringas lo escuchan con devoción...

    Héctor Orozco Gutiérrez oficia la misa de Sanación. Sus ademanes son ceremoniosos. Un ritual que observa la feligresía absorta en sus movimientos. Afuera, una estatua del sacerdote capta la mirada.
     
    El religioso recorre el recinto con el Santísimo en la mano. El fervor llega hasta las lágrimas. Lo tocan. Estiran la mano para alcanzar el resplandor de la reliquia.
    Es el "Padre Jeringas". Aquel al que se le atribuyen poderes milagrosos y el don de la ubicuidad.
    Los católicos le imploran. El sacerdote los acoge en su regazo y los reconforta.
    "Dios es la fuente de la vida, de la vida del ser y la fuente del quehacer", expresa.
    El 12 de octubre de 1957 llegó a Culiacán, proveniente de Guadalajara, a estudiar en el Seminario a los 15 años. El guanajuatense se ordenó en 1968.
    La suya es una vida que se ha visto rodeada de un halo de misterio. Algunos le atribuyen poderes milagrosos. Otros, el don de estar en dos lugares a la vez.
    "Yo no hago ningún milagro", puntualiza, "los hace el Señor".
    En el templo se encuentran feligreses de diversos puntos de la ciudad que han ido a bendecir el agua y el aceite. La noche es tierna y una efigie se levanta en el patio ralo.
    ¿Tiene el don de la ubicuidad? se le pregunta.
    "Eso lo tiene el Señor, y lo da a quien quiere y cuando quiere, y a la hora que quiere..."
    El apodo le viene de tiempo atrás. Cuando decidió hacer de los hospitales su segundo hogar, en donde ofrece algún oficio religioso. Del uso práctico de la jeringa para bautizar a los niños en incubadora. De cuando una enfermera le dio por llamarlo "padre jeringas".
    "A los niños que estaban graves y que están en incubadora, es más práctico bautizarlos con una jeringa".

    Al padre Héctor Orozco es difícil de encontrar. Cuando no se está en el templo de Nuestra Señora de la Soledad, está en la iglesia de San Judas Tadeo. O en algún hospital de la ciudad, confesando, bautizando o dando los santos óleos.
     
    "...en los momentos más cruciales del hombre, cuando va a dar ese paso al más allá, cuando va a dejar su cuerpo y va a salir su espíritu del cuerpo y se va a presentar ante el Señor...".
     
    Orozco Gutiérrez nació en León, Guanajuato, el 5 de enero de 1942, integrante de una familia de 16 hermanos de los cuales le ocho le sobreviven. Su madre aún vive.

    El "Padre Jeringas" cumplió ayer 55 años de haber llegado a Culiacán, 11 de los cuales estudió en el Seminario.

    "Aquí es un semillero tanto para el Cielo como para el infierno... Soy feliz cuando un pecador se arrepiente y se acerca a Dios, porque veo que esa alma se va a salvar y no se va a perder".
     
    La noche es más densa. Las luces de Barrancos iluminan los alrededores del templo. Los devotos aguardan en silencio a que concluya la entrevista.
    El "Padre Jeringas" está en dos sitios a la vez: afuera, empotrado en una base de tamaño natural. Es la estatua que recién le develaron. Al interior, oficiando la misa de la Sanación...
    "...un reconocimiento a lo que Dios ha hecho en mí y en todos los demás, porque esto no es obra mío..."
    En Nuestra Señora de la Soledad queda el misterio de la ubicuidad y poderes milagrosos del padre Héctor Orozco o el "Padre Jeringas"... 

    "...en los momentos más cruciales del hombre, cuando va a dar ese paso al más allá, cuando va a dejar su cuerpo y va a salir su espíritu del cuerpo y se va a presentar ante el Señor...".
    Héctor Orozco Gutiérrez
    Sacerdote