"Firmas"

"Creer"
16/11/2015

    Jorge Papachoris

    "El hombre cree con facilidad lo que teme, o lo que desea".
    Francis Bacon

    Desde pequeño, lo más deseado, defendido y atesorado se llama "certeza", árbol sin cuya raíz "la creencia" no vive.
    Crecemos entre dichos de los mayores que nos instruyen para después, en nuestra experiencia, sustentar y explicar lo que nos sucede; la forma en que nos conducimos y en lo que creemos -nos beneficie o no-. Para esto buscamos ese sentimiento de certeza sobre el significado de las cosas, la afirmación personal que requerimos con firmeza. Esta, que en muchos casos es subconsciente -defensa- y que afecta la percepción que tenemos de nosotros mismos, de los demás y de las cosas, nos lleva a pensar que nuestras creencias son universalmente ciertas y esperamos que los demás las compartan.
    No nos damos cuenta que el sistema de creencias y valores es algo personal, y en muchos casos, muy diferente al de los demás.
    Los humanos no vivimos la realidad, vivimos una elaboración mental de ella. Lo que hace que la vida sea una fuente de esperanza y alternativas, o un charco de sufrimiento y padecimientos.
    Lo que vivimos depende más de la representación de ese mapa mental que nos creamos para explicarnos las cosas, que del territorio real. Por eso se advierte que el mapa no es el territorio, y lo que percibimos por nuestros sentidos, no forzosamente corresponde a lo interpretado por los demás; lo que pienso y creo de ti, no eres tú. A este entendimiento le llamamos "tolerancia".
    Gracias a nuestro sistema de creencias damos significado a nuestra visión del mundo. Al dudar de alguna podemos desestabilizar todo nuestro sistema y afectar a las demás que se derivan o están relacionadas con ésta. Es por esto que somos tan reacios en ocasiones a modificar lo que ya creemos, le llamamos resistencia al cambio. Cuando una creencia se instala en nosotros de forma consistente, nuestra mente elimina o ignora lo que no coincida con ella; de ahí que veamos sólo aquello que nos hace figura.
    También existen las creencias de fe -no sólo religiosa-, creadas por la mente en la interpretación de un hecho del que no se exige justificación o fundamento racional, pero que terminan siendo tan poderosas o más que cualquiera. Mika Waltari dijo que "cada cual busca en sus creencias un consuelo a las contrariedades y a los reveses de la vida".
    Las creencias son un poderoso motor en nuestra conducta y en nuestra forma de vida. Es sabido que si alguien cree que puede hacer algo, estará más cerca de, o lo hará, y si cree que es imposible, ningún esfuerzo lo convencerá de lo contrario. Mi abuela decía que "hace más el que quiere que el que puede". Todos tenemos creencias que nos impulsan o que nos limitan -en psicoterapia llamados introyectos-. Estas creencias influyen y determinan nuestro grado de inteligencia, salud, creatividad, relación con los demás e incluso nuestra felicidad. Llegaron a nosotros regularmente desde nuestros padres, y ocupando espacio y energía, se han instalado dentro de nuestras ideas más profundas a partir de lo que nos han dicho, de lo que hemos vivido, de las experiencias de nuestros mismos padres, abuelos, etc. Cuando algo fuerte nos sucede -placer o dolor- y se produce una fijación consciente o inconsciente, a partir de ahí nos formamos una creencia. Luego ocultas, repercuten en toda nuestra vida. Comulgo con el postulado de Ramón de Campoamor, que en Humoradas dice: "En este mundo traidor nada es verdad ni mentira, todo es según el color del cristal con que se mira". ¿En qué crees?...

    papachoris@hotmail.com

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