"Editorial: ¡No vamos a ceder!"
"El asesinato, secuestro, intimidación, amenaza a los comunicadores sociales, así como la destrucción material de los medios de comunicación, viola los derechos fundamentales de las personas y coarta severamente la libertad de expresión".
Este enunciado, que forma parte de la Declaración de Principios Sobre Libertad de Expresión emitida por la OEA, condena en todos los órdenes el ataque sufrido por Noroeste la madrugada de este miércoles, por un grupo de sicarios que hicieron tronar sus armas largas contra la fachada y ventanales de este edificio, patrimonio de los mazatlecos.
Noroeste, fiel a los principios de quienes lo fundaron, ha demostrado a lo largo de sus 37 años de vida su vocación al servicio de la verdad, del derecho y de la justicia, ejerciendo el periodismo con independencia e imparcialidad.
La información que se publica en nuestras páginas pasa siempre por el tamiz del rigor periodístico, procurando además, en la búsqueda de la verdad, causar el menor daño posible.
En el caso de la información relativa a los hechos de violencia, está basada, siempre, en los informes y datos que proporcionan las autoridades e instituciones de procuración de justicia, y se difunde con el propósito no solo de exigir que se preserve el estado de derecho, sino también de orientar a la comunidad sobre situaciones de riesgo e inseguridad.
Lamentablemente, la libertad de expresión y la libertad de prensa constantemente son asaltadas con la intención de desarticularlas, por quienes buscan el imperio del caos y la anarquía, condiciones en las que puedan prosperar sus negocios oscuros o sus actividades ilícitas.
En ese sentido, el ataque sufrido por esta casa editora sin duda es un atentado contra el derecho a informar y el derecho a ser informado, consagrados por nuestra Carta Magna, pero a la vez es un claro síntoma del grave deterioro del estado de derecho en Sinaloa, donde el ciudadano común ve cómo cada día van siendo constreñidos y anulados muchos de sus derechos por la ineficacia e ineficiencia de las autoridades de todos los niveles.
La autoridad estatal no ha cumplido con su obligación de prevenir e investigar cualquier acto contrario a la libertad de expresión, pues no solo permanecen impunes un sinnúmero de atentados contra medios y periodistas, sino que no cesa la escalada de violencia contra empresas de comunicación y sus trabajadores, como es el caso de Noroeste, que previo al ataque contra sus instalaciones en Mazatlán, ha sufrido una larga cadena de robos de vehículos, en uno de los cuales fue herido de bala uno de nuestros empleados, hechos todos que siguen impunes.
Exigimos por ello al Gobierno del Estado, no solo el esclarecimiento de todos y cada uno de estos hechos, sino las garantías plenas para el desempeño de nuestra tarea de informar.
En cuanto al Gobierno federal, es inexplicable que siga poniendo oídos sordos a los incesantes reclamos de que también en Sinaloa, como lo viene haciendo en otros estados, se combata a fondo al crimen organizado.
En esas condiciones, por supuesto que se torna mucho muy difícil ejercer el periodismo con la responsabilidad y profesionalismo que esta tarea reclama, sin embargo no podemos dar la espalda a los sinaloenses, a quienes desde esta trinchera les decimos que no vamos a claudicar a nuestro derecho a informar.