"A 30 años de Puebla"

"Las conferencias del Episcopado Latinoamericano de Medellín, y sobre todo de Puebla, llaman a crecer como una "Iglesia de comunión y participación": Padre Antonio Díaz Fonseca"
07/11/2015 09:33

    Hoy se cumplen 30 años de que Papa Juan Pablo II aprobó oficialmente los Documentos de Puebla, en los que se reúnen las reflexiones suscitadas en la III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano realizada en Puebla, del 28 de enero al 3 de febrero de 1979 , con el tema de "La Evangelización en el presente y en el futuro de América Latina".
    Con el propósito de ahondar un poco más en las enseñanzas que brotaron de esa reunión de Obispos latinoamericanos en nuestro país, se entrevistó brevemente al Padre Antonio Díaz Fonseca, párroco de la iglesia de Cristo Rey en Los Mochis.

    - ¿Hubo una continuidad en los Documentos de Puebla con lo que se había expresado en la II Conferencia Episcopal Latinoamericana realizada en 1968 en Medellín, Colombia?
    Ni Puebla, ni Medellín los podemos entender sin el Concilio Vaticano II. Este Concilio "abrió a la Iglesia" a los nuevos tiempos; la renovación que experimentamos y vivimos en la Iglesia la promovió e impulsó el Concilio.
    En enero de 1959 el Papa Juan XXIII convocó al Concilio, el cual se inició en Octubre de 1962, concluyéndose en diciembre de 1965. Había terminado la Segunda Guerra Mundial, Europa había quedado destruida. Unida a esta fuerte experiencia se da un alejamiento de la Iglesia de grandes masas en Europa, y el Papa considera necesario convocar a un Concilio. Había una pregunta de fondo: ¿Qué debemos hacer para que crea el que no cree? Había que poner a la Iglesia al día. Urgía renovar a la Iglesia hacia dentro: "Como Cristo realizó la obra de la redención en pobreza y persecución, de igual manera la Iglesia está destinada a recorrer el mismo camino a fin de comunicar los frutos de la salvación a los hombres… no fue instituida para buscar la gloria terrena, sino para proclamar la humildad y la abnegación, también con su propio ejemplo… reconoce en los pobres y en los que sufren la imagen de su fundador pobre y paciente, se esfuerza en remediar sus necesidades y procura servir en ellos a Cristo" (Lumen Gentium 8). Y también urgía renovar su relación con la sociedad. Así lo expresó: "Los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren, son a su vez los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los discípulos de Cristo…" (Gaudium et Spes 1). Su mensaje social es claro: "Dios ha destinado la tierra y cuanto ella contiene para uso de todos los hombres y pueblos. En consecuencia, los bienes creados deben llegar a todos en forma equitativa, bajo la égida de la justicia y con la compañía de la caridad. Sean las que sean las formas de propiedad…jamás debe perderse de vista este destino universal de los bienes" (Gaudium et Spes 69).

    - A 30 años de la aprobación de los Documentos de Puebla, ¿cómo se ha vivido el reto de la Evangelización en México y América Latina?
    Cuando se trata de impulsar la renovación conciliar en América Latina en Medellín 1968 y Puebla 1979, un continente mayoritariamente católico, la realidad de aquí cambió totalmente los esquemas, porque el pueblo latinoamericano sí cree, pero vive en el subdesarrollo, en la pobreza, entonces el cuestionamiento es otro, ya no es cómo evangelizar al ilustrado que ha perdido la fe, como en Europa, sino cómo hacerlo con el no-hombre al que se le niegan sus derechos, al que vive en condiciones infrahumanas, al desnutrido, desempleado, etc., ¿cómo es posible que exista tanta injusticia y desigualdad en países tan católicos?, ¿dónde está la dimensión social de nuestra fe? Medellín, y luego Puebla, nos urgen en la dimensión social e histórica de nuestra fe. Puebla nos conmina a conocer y vivir a fondo la enseñanza social de la Iglesia.

    - ¿Qué significa optar por los pobres y por los jóvenes en Puebla?
    Los años 70 y 80 fueron tiempos de dictaduras militares en toda América y nuestra Iglesia tiene en esa época una alta lista de mártires (obispos, sacerdotes, religiosos y laicos) que vivieron el compromiso social del cristiano. La opción preferencial por los pobres llevó a estos católicos a encarnar el Evangelio en el mundo de los pobres: "El servicio a los pobres es la medida privilegiada, aunque no excluyente, de nuestro seguimiento de Cristo" (Puebla 1145).
    La Iglesia siempre ha atendido a los pobres en los 2 mil años de su existencia, ha creado muchas instituciones al servicio de los pobres pero con una visión un tanto paternalista, son instituciones de servicio "para los pobres". Medellín y, sobre todo Puebla, nos llaman a crecer como una "Iglesia de comunión y participación" donde los pobres no sean objeto de servicios asistenciales sino sujetos de desarrollo y de cambio. El Papa Juan Pablo II hablaba así del compromiso social de los laicos católicos: "Los fieles laicos han de testificar aquellos valores humanos y evangélicos que están íntimamente relacionados con la misma actividad política; como son la libertad y la justicia, la solidaridad, la dedicación leal y desinteresada al bien de todos, el sencillo estilo de vida, el amor preferencial de los pobres y de los últimos" (Christifideles Laici).

    - ¿Cuál es la visión pastoral que permea los Documentos de Puebla?
    En los números del 27 al 41, Puebla nos presenta el modo cómo percibe la Iglesia la realidad de nuestro continente y cuáles son o deben ser nuestras preocupaciones: "Vemos a la luz de la fe como un escándalo y una contradicción con el ser cristiano, la creciente brecha entre ricos y pobres, el lujo de unos pocos se convierte en insulto contra la miseria de las grandes masas; esto es contrario al plan del Creador y al honor que se le debe. En esta angustia y dolor la Iglesia discierne una situación de pecado social, de gravedad tanto mayor por darse en países que se llaman católicos… Comprobamos como el más devastador y humillante flagelo la situación de inhumana pobreza en que viven millones de latinoamericanos, expresada en mortalidad infantil, falta de vivienda, problemas de salud, salarios de hambre, desempleo y subempleo, desnutrición, inestabilidad laboral, migraciones masivas, forzadas y desamparadas, etc.
    "La situación de extrema pobreza generalizada adquiere en la vida real rostros muy concretos en los que deberíamos reconocer los rasgos sufrientes de Cristo, el Señor que nos cuestiona e interpela". Y hablan de rostros de niños golpeados por la pobreza desde antes de nacer, de jóvenes desorientados que no encuentran su lugar en la sociedad, de indígenas… los más pobres entre los pobres, de campesinos privados de tierra y sometidos a sistemas de comercialización que los explotan, de obreros mal retribuidos y con dificultades para defender sus derechos. De subempleados y desempleados, de marginados y hacinados urbanos, de ancianos… donde no se respetan derechos humanos fundamentales –vida, salud, educación, vivienda, trabajo..- están en situación de permanente violación de la dignidad de la persona".

    - ¿Cuál es la estructura o hilo teológico conductor de los Documentos de Puebla?
    Podemos decir que los ejes temáticos más importantes de Puebla son: La Evangelización como un enfoque bíblico e integrador de toda la pastoral de la Iglesia; la liberación integral de la persona y de los pueblos; la opción preferencial por los pobres; y las comunidades eclesiales de base como camino para la comunión y participación en la Iglesia y con un claro compromiso social. Para todo esto utiliza el método que tiene carta de ciudadanía en nuestra Iglesia latinoamericana: el ver, pensar y actuar.

    - ¿Existe el riesgo de que algunos cristianos descuiden la oración por dedicarse a la acción?
    Los documentos de la Iglesia nos insisten en que no nos quedemos en el estudio y la teoría, mucho menos en actitudes apáticas y conformistas: En la introducción de los Documentos de Medellín se dice expresamente: "No basta reflexionar, lograr mayor clarividencia y hablar. Es menester obrar. No ha dejado de ser ésta la hora de la palabra, pero se ha tornado, con dramática urgencia, la hora de la acción. Es el momento de inventar con imaginación creadora la acción que corresponde realizar, que habrá de ser llevada a término con la audacia del Espíritu y el equilibrio de Dios".