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Investigación

Sí, ando armado, total, mañana me sueltan

En Sinaloa hay testimonios como los de Martha y Elías, que llevan en sus cuerpos y para siempre la evidencia de ser víctimas de una bala perdida; mientras que en los tribunales federales, los jueces cambian sentencias de años de prisión por trabajo comunitario y dejan en libertad a personas que circulaban armadas; soltaron culpables en 38 de 42 casos juzgados en 2023

Después de que terminan los festejos por la Navidad o por el Año Nuevo en Sinaloa, aunque las armas dejan de rugir, vuelven calladas al anonimato, a la penumbra.

Todos sabemos que siguen aquí, porque el hecho de que no suenen, no significa que se hayan ido.

Martha lo sabe porque le dieron un balazo en el tobillo cuando estaba a unos metros de su trabajo y a plena luz del día.

Ella no era la víctima directa del ataque, pero tuvo la mala suerte de estar presente en la agresión, en algún lugar del extremo norponiente de la ciudad.

Hoy lleva siempre consigo un recuerdo material del evento: la esquirla permanece en su tobillo y la tensión del momento que se le anidó en los pensamientos.

Esa vez Martha salió de su trabajo y se dispuso a comer en un negocio de comida rápida que frecuentaba. Ya era un espacio propio y tan habitual su visita que quienes atendían ya la conocían.

“Terminando de comer me quedo un tiempo en sobremesa, estaba la verdad algo distraída con mi teléfono, cuando escuché muchos gritos y yo pensé que eran jóvenes, pues pensé que habían sido algunos muchachos que habían entrado corriendo al lugar, hasta que escuché como una detonación, pero yo jamás había vivido una, un disparo o una detonación muy cerca, sí me había tocado escucharlas que en Año Nuevo y en Navidad sí, a lo lejos, pero nunca me ha tocado presenciarlo”, recuerda.

En un primer momento el agresor entró al lugar de comida persiguiendo a alguien, y pegó un tiro al suelo para imponer terror en los presentes y en su víctima.

“En ese momento, en cuanto escuché esa detonación, también sentí un golpe en mi pierna y en un primer momento como que fue algo... sentí como si hubiera sido una pedrada, algo así”, detalla Martha.

El impacto que sintió en su tobillo era un fragmento de la bala que se había alojado en su cuerpo, y ahí se quedaría con los años, después de la agresión. El dolor del tobillo fue ahogado por la confusión del momento y después con la impresionante escena que tenía a escasos centímetros, pues un hombre armado apuntaba a quien resultó víctima mortal del hecho.

Durante el 2023, los jueces en Sinaloa del Poder Judicial de la Federación se encargaron de juzgar a 42 casos de personas detenidas con armas de fuego, cartuchos y\o cargadores en su poder; todos fueron juzgados por procedimiento abreviado y en 38 casos, los involucrados alcanzaron una sentencia por la que los jueces pudieron cambiarles la pena de prisión por trabajo comunitario y concederles la libertad.

Noroeste hizo una revisión de los documentos de las sentencias, con lo que se pudo constatar que sólo en cuatro casos, los detenidos quedaron en prisión para cumplir una condena.

Cualquiera circula con un arma

“Veníamos de jugar de ahí, ya era algo noche, porque nosotros íbamos ya tarde. Íbamos muchos amigos y jugábamos entre nosotros, me acuerdo que salimos del campo y siempre llegamos al Oxxo que está ahí en la esquina, y ya comprábamos refrescos, chucherías, pues, para venir... ya llegamos acá en la casa y nos quedamos afuera y platicando, al modo, como era antes”, recuerda Elías.

En ese momento Elías tenía 22 años y aquella noche era uno de los mayores de su grupo de amigos en la colonia Lázaro Cárdenas, al sur de Culiacán.

“Cuando veníamos de allá para acá nos encontramos con unos muchachos que, o sea, ni los conocíamos, la verdad, y nos empezaron a decir cosas, pero nosotros éramos muchos, pues ellos eran como tres”, relata.

“Yo era de los más grandes, o sea, y no estaba tan grande. Pues no les seguimos el rollo, ni los conocíamos, para empezar. Seguían gritando cosas y uno de acá, de con nosotros no sé qué, también les gritó; pues como que ya se enojó también y ya le respondió y en eso un muchacho, que nunca supe quién sería, pues acá saca la pistola y hace como que va a tirar, pero nosotros no sabíamos, pues, porque no se miraba tampoco, la calle no estaba tan iluminada”.

Así, entre la bruma de la noche viajó una bala invisible que salió de la pistola del desconocido y atravesó la pantorrilla de Elías. La existencia de la bala solo fue confirmada por el hueco que dejó en Elías y la sangre que brotó de ahí, pues nadie de su grupo la notó de inmediato.

“Seguí caminando, pues nosotros dijimos ‘pinches morros locos’, y seguimos caminando. Y yo en el momento no sentí nada, no sé, no sé por qué, la verdad, y ya más adelantito ya empecé... lo que sentí yo fue sangre, no dolor dolor, no sentí nada de dolor ni mucho menos, empecé a sentir así como que me escurría sangre, pues bueno, no, yo no sabía que era sangre y ya me acuerdo que me levanté el pantalón y pues todo lleno de sangre, los tenis abajo”, menciona.

Al notar que su pierna había sido atravesada con una bala, sus amigos pidieron auxilio a un conocido que iba pasando en su auto y lo llevaron a la Cruz Roja, y de ahí al Hospital General.

“Pasó un muchacho ahí un conocido, y le dijimos y me llevó. Me acuerdo que primero fuimos a la Cruz Roja. Me pusieron una venda y me dijeron, no pues tienes que ir al hospital. Y ya después me me llevaron al Hospital General”, menciona.

La recuperación motriz de Elías tardó cerca de tres meses, mismos que tuvo que moverse auxiliado por muletas.

Sueltos en una semana... o en menos tiempo

En las relatorías, la mayoría de ellas testadas para proteger los datos personales de los imputados, aparecen casos como el de cuatro personas detenidas en el retén El Desengaño, en el norte del Estado, a quienes se les halló una pistola calibre .45 a cada uno, pero sin cartuchos útiles.

La acusación fue sólo por portación de arma de uso exclusivo del Ejército, Armada y Fuerza Aérea, pero no hubo acusación por cargador ni por cartuchos, lo que les permitió acceder a una pena de dos años y seis meses, justo dentro del término para alcanzar el beneficio de cambiar la prisión por el trabajo comunitario.

Los cuatro fueron detenidos el día 22 de mayo de 2023 y fueron dejados en libertad siete días después.

Otro caso fue una detención ocurrida el 11 de marzo de 2023, cuando una persona fue sorprendida con una pistola, calibre .40, Smith & Wesson, marca Six Sauer, modelo SP2022. Fue declarado culpable por procedimiento abreviado y se le impuso una pena de dos años y seis meses, suelto el día 17 de marzo por una garantía de 10 mil pesos.

El 31 de marzo de 2023 fue detenida otra persona con una pistola calibre .9 milímetros y 46 cartuchos marca Remington con casquillo metálico del mismo calibre. Esta persona fue declarada culpable, con pena de dos años y ocho meses, pero dejada en libertad el 12 de abril de 2023, tras pagar una garantía de 7 mil 500 pesos.

El caso extraordinario del año fue por una detención el día 6 de agosto de 2023, una persona portaba una pistola calibre 38 Súper con nueve cartuchos útiles, pero además traía consigo cuatro cargadores con cinco, cuatro, ocho y ocho cartuchos útiles en cada cargador.

Fue sentenciado a tres años y cuatro meses y una multa de casi 7 mil pesos, pero fue dejado en libertad dos días después de la detención.

La agonía que vivió para salvarse

Martha se ocultó bajo una mesa y en segundos el agresor descargó su pistola contra el hombre que falleció días más tarde en el hospital. De acuerdo con información de corporaciones de seguridad local, el hecho correspondió a un asalto.

Después de que se retirara el agresor, la víctima y ella quedaron de frente, ella debajo de la mesa que usó para protegerse y él tirado en el suelo desangrándose. El hombre se aferró a sus fuerzas y clamó por ayuda, pero todos tenían miedo y no había mucho por hacer.

“Nadie queríamos salir todavía, porque todos los que estábamos ahí, que éramos muchas personas, incluyendo niños, pues todos estábamos aterrorizados. Nadie queríamos salir de donde estábamos escondidos, y el herido por sus propios medios se levantó a como pudo y empezó a caminar hacia afuera y afuera quedó tirado en la banqueta”, relata Martha.

“Llegó la ambulancia y pues después de un ratito se los llevaron, pero sí supe que a los días falleció”.

En ese momento el instinto de Martha fue ocultarse, pues no daba crédito de su experiencia. Se metió a la cocina del restaurante y fue auxiliada por los presentes.

Al momento de que llegó la Policía al lugar de la agresión, Martha fue duramente interrogada sobre si tenía algo que ver con los hechos. Los elementos de seguridad cuestionaron su identidad en repetidas ocasiones.

“Llegó el policía como con una actitud un poco agresiva contra mí y me dijo que que si quién era, y yo le di mi nombre, y me dijo ‘No, estoy preguntando quién es él, el que está herido, el que está tirado allá afuera’, y le dije: ‘pues es que yo no lo conozco. Yo estaba aquí. Yo estaba aquí comiendo’”, expone Martha.

Después el elemento de seguridad solicitó a Martha subir a la misma ambulancia en la que sería trasladado el herido, sin determinar las causas por las que fue agredido ni garantizar que no volverían a intentar quitarle la vida.

“Pues ya lo expliqué: ‘oiga, no, le dije. Pues o sea, qué miedo subirme al mismo lugar donde está el herido’, y me dijo: ‘pues esto no es un transporte urbano que va a estar pasando a cada rato’, me dijo: ‘si no se sube ahorita, quién sabe hasta cuándo venga otra ambulancia por usted’”, cita la conversación.

Por sus propios medios, Martha se trasladó a un centro médico en dónde se decidió dejarle el fragmento de bala en su cuerpo.

Los beneficios de los culpables

Mientras Martha, cómo víctima, se enfrentó a esa situación con los propios agentes de la Policía Municipal, el agresor fue tratado diferente, hasta con beneficios.

El nuevo sistema de justicia en México, que comenzó a aplicarse en Sinaloa desde 2012, ofrece a los detenidos la posibilidad de solicitar un procedimiento abreviado, después de que las partes policiales y sus respondientes, además de los trabajos de peritaje e investigación, hayan amarrado un caso.

Someterse a este procedimiento, que ahorran otros meses de investigaciones, presentación de pruebas, debates y audiencias públicas, con participación de abogados y testigos, implica también recibir como beneficio, tras haberse admitido como responsable de los hechos, la reducción a la mitad de la pena máxima que señala el Código Penal Federal, según el delito del que se le acusa.

La mayoría de los casos de personas detenidas con arma de fuego es sometida a un procedimiento que con los agravantes podría llegar a los cinco y hasta seis años de cárcel, pero con la solicitud del procedimiento abreviado, estos pueden acceder a otra condena, entre 2.5 a 3 años.

En ese rango, el Código también establece que pueden alcanzar otro beneficio adicional, como la libertad y trabajos comunitario o el seguimiento de la pena en libertad.

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Según el último párrafo del Artículo 20 del Código de Procedimientos Penales, los jueces sólo pueden negar el beneficio de la libertad en estas condiciones cuando los acusados son reincidentes o cuando están acusados o procesados por otro delito al mismo tiempo.

La lista de sentencias por casos procesados en Sinaloa, durante el 2023, incluye desde personas que han transitado en la vía pública con un arma hechiza calibre .22 o hasta pistolas Lugger o Glocks calibre .9 milímetros, escuadras calibre .45, revólveres .357 o calibre .380, fusiles automáticos de calibres pequeños.

Los castigados por disparar en Año Nuevo

Para este 2023, sólo dos personas fueron procesadas por estar armados durante los festejos de Año Nuevo, en diciembre de 2022.

En ambos casos, los detalles están testados, sólo hay evidencia en los formatos de la plataforma y la portación de un arma corta, pero especifican cuántos cartuchos útiles.

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El primero de los casos se registró por una acusación de Portación de Arma de Fuego sin licencia; el acusado estuvo detenido hasta que se decretó la sentencia de dos años y ocho meses en su contra, sin embargo fue dejado en libertad el 20 de junio de 2023

En el segundo de los casos, la pena fue de dos años y cuatro meses de prisión, pero fue dejado en libertad el 25 de julio de 2023, por el mismo delito: Portación de Arma de Fuego sin licencia.

A los dos acusados el juez determinó otorgar el beneficio de la sustitución de la pena de prisión por el trabajo comunitario.

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