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"Malecón"

"La salida"

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MALECÓN
24/03/2019

    Finalmente, el director del  Instituto de Cultura, Turismo y Arte de Mazatlán, Óscar Blancarte, abandonó la polémica dirección de un instituto que vive en la incertidumbre.
    Su salida fue un reflejo de su paso por la dirección: se realizó en silencio, en fin de semana, y la mayoría de sus subalternos se enteraron porque su chofer fue a recoger sus pertenencias.
    Su renuncia ha sido la salida más “cantada” de un funcionario en el actual Ayuntamiento, llegó mal, trabajó mal y se fue peor.
    Hoy, los empleados del instituto se presentarán a trabajar sin director, pero la realidad es que no sentirán mucho su ausencia; desde que comenzó el Gobierno del Alcalde  Luis Guillermo “El Químico” Benítez, el poder en el instituto estaba fragmentado en varios funcionarios y al director apenas le permitían dictar decisiones ya tomadas.
    Nos quedaremos con sus “metidas de pata” en las ruedas de prensa, donde siempre dejaba la sensación de que no sabía de qué estaba hablando, “ventaneaba” a sus propios subalternos y en más de una ocasión metió en problemas hasta el mismo Alcalde.
    En realidad, Blancarte fue elegido para ocupar un puesto con la intención de cubrir un perfil, pero jamás le permitieron construir un equipo ni tomar decisiones importantes.
    A su favor podrá presumir que el Carnaval que le tocó dirigir salió adelante, pero todo mundo sabe que no tuvo una gran participación en su organización, y que su despido no se realizó antes porque el Alcalde no quería un escándalo que manchara la fiesta grande de los mazatlecos.
     
    ¿Quién se queda?
    Para ocupar el puesto vacío del Instituto de Cultura, Turismo y Arte de Mazatlán hay dos opciones, la primera es que se elija alguno de los tres funcionarios que se reparten el poder en el instituto:  Linda “La Peque” Chang, José Ángel Tostado Quevedo e Irving Campos.
    Este triunvirato se reparte la dirección artística, las finanzas y la logística del instituto, y fueron los encargados de hacerle la vida de “cuadritos” a Óscar Blancarte, el director que se fue, pero cuya renuncia nadie ha querido anunciar.
    La que más peso tiene en el instituto es Chang, debido a su parentesco con la primera dama, pero los otros dos son especialistas en las intrigas palaciegas, así que la lucha se antoja “sangrienta” y de larga duración.
    Pero elegir a cualquiera de estos, o a los tres al mismo tiempo, con tareas repartidas, provoca un problema: ninguno de ellos es un intelectual, ninguno llena, ni de lejos, el perfil de un director de cultura y arte de la ciudad.
    Y es aquí donde se abre la segunda opción: buscar a un perfil que llene la silla de la dirección del instituto, personajes que en la ciudad no abundan, lo que nos llevaría a traer a alguien de fuera.
    El siguiente problema es que no sabemos si exista en algún lugar un buen administrador, con una larga trayectoria en el mundo del arte, que quiera venir a dirigir un instituto controlado por tres leones sin melena que están dispuestos a morder al que quiera quitarles cualquier migaja de poder. 
     
    ¿Recursos sin límites?
    En el tema de los desaparecidos, al parecer las autoridades federales y estatal le quieren entrar en serio, primero fue el Gobernador  Quirino Ordaz Coppel el que prometió que se destinarán los recursos necesarios para las labores de búsqueda de desaparecidos y que ya se trabaja en la  Comisión Estatal de Búsqueda de Personas Desaparecidas.
    Ayer, el Presidente  Andrés Manuel López Obrador anunció que no habrá límite presupuestal para buscar a los desaparecidos.
    Además dio el dato espeluznante de que existen  40 mil desaparecidos y sin identificar 26 mil cuerpos que se tienen registrados.
    “Nunca más personas sin identificar recorriendo las calles en tráileres; es dantesco. Por eso tenemos que actuar con urgencia en este caso”, destacó el Mandatario federal.
    Adelantó que aprobará el presupuesto para estas tareas y que a más tardar en diciembre se tendrán en operación las 32 comisiones de búsqueda, cada una con recursos.
    El Presidente dijo que está autorizado el presupuesto, al presidir la reinstalación del Sistema Nacional de Búsqueda de Personas, una herramienta que contempla la  Ley General de Desaparición Forzada de Personas y  Desaparición cometida por Particulares, promulgada desde el sexenio de  Enrique Peña Nieto, pero que ha servido poco.
    López Obrador, como siempre, se nos puso como revolucionario añejo y arengó ¡”Vivos los queremos!” y aseguró que antes el Estado era el violador principal de los derechos humanos y que él jamás de los jamases dará la orden de masacrar al pueblo mexicano.
    Eso sí, reiteró que no más guerra contra el narco. Que se tomó la decisión de declarar la guerra a un problema que surgió básicamente por la falta del crecimiento económico, por la desigualdad social. 
    “Nunca más a regresar esa política”, criticó sobre la política de  Felipe Calderón.
    Se nos puso intenso el Presidente.
     
    Policías bajo vigilancia
    Por cierto, en este tema, el que puso en la mesa uno de los temas más importantes sobre las desapariciones forzadas o violentas, fue el activista  Óscar Loza Ochoa.
    El  defensor de derechos humanos planteó que, por ley, se obligue a llevar bitácoras que registren el “paso a paso” que da cada policía en Sinaloa, como instrumento preventivo contra desapariciones forzadas de personas.
    La propuesta fue formulada en el marco de un encuentro entre legisladores y familiares de víctimas, previo a dictaminar la Ley de Desapariciones Forzadas.
    Propone el control de lo que hacen nuestras policías a diario, saber dónde están y qué es lo que hacen.
    Haciendo énfasis en que no hay en este estado ni en el país desapariciones donde no haya una participación directa o indirecta de policías.
    Y tiene lógica, hay que limpiar nuestras policías y evitar que los buenos se corrompan.