No hay una cifra exacta de cuántos migrantes han desaparecido en México. Sus nombres no están registrados en ninguna base de datos. Podrían estar vivos, podrían estar muertos. Podrían ser esclavos, víctimas de trata, estar secuestrados, o estar incomunicados en alguna prisión. No lo sabemos, nadie los busca.
Una institución internacional que busca cuantificar a migrantes desaparecidos es la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), en su proyecto: “Migrantes Desaparecidos”. Basándose en notas periodísticas, en registro de médicos forenses, registros de ONG´s, cuantifican los hechos en los que personas migrantes fallecen intentando cruzar las fronteras, y que no son reclamados por nadie. Se basan también en relatos, entrevistas y encuestas que realizan a migrantes.
Los datos registrados por la OIM, hablan de 3 mil 406 migrantes desaparecidos en la frontera México-Estados Unidos desde el año 2014 a la fecha. Pero puesto que su metodología se basa en datos forenses, la cifra real es muy superior, ya que hay personas de las que no se sabe absolutamente nada, sólo desaparecieron sin dejar rastro.
La Federación Mexicana de Organismos Públicos de Derechos Humanos, en un reporte, habla de al menos 2,000 personas migrantes que están desaparecidas en territorio mexicano, según los reportes hechos por sus familiares. Pero también es una cifra que debe considerarse como inferior a la realidad, ya que muchos familiares en los países de Centroamérica no reportan a sus familiares como desaparecidos.
Los migrantes que desaparecen en territorio mexicano, o en la frontera con Estados Unidos, son personas que los arranca de sus hogares la miseria, la falta de oportunidades y la violencia. Se trata de migrantes indocumentados que, por su condición, se ven obligados a tomar rutas peligrosas, o a ponerse en manos de mafias traficantes de personas.
Sus familiares que dejan atrás, están en la misma condición; en la pobreza y con el dolor de no saber de sus hijos. Por supuesto, no tienen visas, documentos oficiales, ni los recursos económicos para cruzar las fronteras nacionales para buscarlos.
Me imagino que no existe dolor más grande que tener a un hijo o hija desaparecida, pero debe ser aún mayor cuando existen fronteras que prohíben rastrear a sus seres queridos. Es un dolor que carcome por dentro; que mata poco a poco.
Debería haber un ejército buscando a esos miles de seres humanos, pero son unos cuantos voluntarios o miembros de ONG´s en México los que se dedican a esa tarea. Uno de ellos es Rubén Figueroa, miembro de la organización “Movimiento Migrante Mesoamericano”.
Rubén, periódicamente viaja a las ciudades y pueblos de Honduras, Guatemala y El Salvador, a preguntar por migrantes desaparecidos en la ruta migratoria hacia Estados Unidos. Instala una mesa en las plazas públicas y poco a poco van llegando familiares con fotografías de sus hermanos, hermanas, padres o hijos. Algunos no tienen ninguna pista, sólo saben el día que salieron.
Posteriormente, inicia la búsqueda, basándose en el último lugar donde se supo de esa persona, la última llamada o registro. Sólo con fotografías y con el apoyo de otras organizaciones, recorre ciudades y pueblos por todo el territorio mexicano. Muchas veces arriesgando su propia vida. También visita las cárceles. Aunque algunas veces ha tenido éxito en su búsqueda, en la mayoría de las veces no lo tiene.
La organización “Movimiento Migrante Mesoamericano” cada año organiza la caravana de madres de migrantes desaparecidos. A pie recorren todo el sur del país. Al grito de “Hijo, escucha, tu madre está en la lucha” y “Dónde están, dónde están, nuestros hijos dónde están”, llegan cada año a la ciudad de México a pedir respuestas. Algunas de esas madres en la caravana llegan a reencontrarse con sus hijos, producto del trabajo de investigación de Rubén.
Hay un gran sufrimiento en miles de familias de Centroamérica, y la cifra sigue creciendo cada día. Como dice Rubén: “No debemos dejar que el alma, los cuerpos de estos seres humanos desaparezcan de nuestra mente”.
Es cuanto....