CARRERA POR EL SENADO La resurrección de Rubén Rocha Moya

José Alfredo Beltrán
22 mayo 2018

"¿Qué hay detrás de este personaje, que transitó de la izquierda al oficialismo priista, y hoy parece estar en la antesala del poder? ¿Por qué 'revivió'? ¿Cuáles son los hechos, actores y circunstancias, claves en su trayectoria? Aquí su historia…"

Muchos creyeron en Sinaloa que Rubén Rocha Moya estaba retirado, jubilado, y cerrado en definitiva su ciclo en la política partidista.

Máxime a partir del viraje que dio aquel 2005, cuando el hombre forjado en la izquierda, de discurso opositor, "antisistema", sorprendió a todos al aparecer en un gabinete priista en calidad de jefe de asesores de Jesús Aguilar Padilla.

Misma posición que repetiría en 2017, al reaparecer de la mano de otro Gobernador priista, Quirino Ordaz Coppel, también como coordinador de asesores.

Pero a mediados de 2017, la vida de este sinaloense de 68 años dio un vuelco.

Su nombre apareció, de nueva cuenta, en el primer plano de la política estatal, en una coyuntura irrepetible: la elección presidencial que lleva como protagonista central a Andrés Manuel López Obrador.

Del tránsito de la izquierda al oficialismo priista, Rocha Moya va hoy como candidato al Senado. Aquí está. Ha vuelto.

A este "proyecto", asegura, lo invitó el propio Andrés Manuel, experto en "resucitar" carreras políticas muertas: de panistas, ex panistas, priistas, ex priistas, perredistas, ex perredistas…

Ambos, Andrés Manuel y Rubén, se conocen desde 1998. Y este 2018, justamente, se cumplirán 20 años de esa relación en una condición inédita: la antesala del poder.

López Obrador, como puntero en la carrera presidencial, y el ex Rector de la UAS como candidato al Senado por Sinaloa, montado en la ola, el fenómeno del pejismo.

 

 

El escape

La infancia de Rubén transcurrió entre becerros, vacas y bueyes en Batequitas, Badiraguato, donde vio la primera luz de la sierra sinaloense un 15 de junio de 1949.

Aislados, incomunicados, él y los demás niños creían que el mundo iniciaba y terminaba en Batequitas. Hasta el día que vieron pasar camiones repletos de familias rumbo al corte de caña a El Melón, un campo de Navolato.

Esas imágenes despertaron en ellos el sueño de viajar y conocer otros paisajes. Como lo haría Rubén, quien junto a sus cinco hermanos se dedicaron a ayudar a sus padres, a cultivar las seis hectáreas heredadas por el abuelo, y de las cuales dependía el sustento familiar. A "golpe de patadas" sembraban maíz, ajonjolí. Sus juegos: jalar carretas con bueyes, cargadas de leña, para las hornillas, en tiempos donde no había estufas, gas, electricidad.

En Batequitas creció hasta los 7 años, cuando la familia empezó a migrar de rancho en rancho, en el perímetro de Badiraguato a Mocorito, buscando mejores oportunidades. Entre éstas, el estudio.

"Mis padres eran pequeños ganaderos y agricultores; a mí me tocó ahí aprender a amamantar becerros, manear vacas, darles 'cabuches' a los bueyes porque en aquel entonces se usaban las yuntas. A mi rancho no había llegado plenamente el uso de las mulas, que fue una revolución la mula, para suplir a los bueyes".

En los años 50 del Siglo 20 aún no causaba estragos el cultivo de amapola y mariguana en Badiraguato, aunque en esta geografía empezaban a asomarse ya nombres como los de Ernesto Carrillo Fonseca, Rafael Caro Quintero, Joaquín "El Chapo" Guzmán, Héctor "El Güero" Palma, que darían a la región el estigma de cuna de capos. Pero de ese tinglado, del binomio pobreza-narcotráfico, lograrían "escapar" Rocha y muchos badiraguatenses que darían lustre al municipio de mayores contrastes de la entidad, el de la opulencia de los narcos y el de la miseria de su gente.

Cuando los Rocha Moya iban de salida, esos aires comenzaban a "contaminarse".

Ya instalados en Pericos, donde terminada la secundaria, Rubén se alistó para irse a un internado de Sonora y estudiar allá para maestro rural.

 

 

Es por la izquierda...

Fue en la Escuela Normal Rural de El Quinto, Sonora, donde Rubén tuvo sus primeros acercamientos con la izquierda. Ese tipo de normales habían surgido en la década de los 20 del siglo 20, en la posrevolución y recibieron gran impulso durante el sexenio del General Lázaro Cárdenas, que gobernó México de 1934 a 1940.

Escuelas donde el pensamiento dominante era el del socialismo, y el grupo con mayor influencia, la Juventud Comunista.

"Eran escuelas que se caracterizaron por ser un reflejo del medio rural que estaba politizado en la búsqueda del reparto de tierras", evoca Rubén. Asuntos de los que sus padres no tenían la mínima noción, pues la vida de éstos en recónditos rincones los había alejado por completo de la cosa política.

De esos planteles surgiría una pléyade de liderazgos emblemáticos en luchas sociales, estudiantiles… y hasta en movimientos guerrilleros.

La "incubadora" de rebeldes, de "los antisistema". Razón por la cual estas escuelas lucharon siempre contra el desdén oficial. Y cuyo “modelo” se pondría bajo la lupa nacional con la desaparición y asesinato de 43 estudiantes de la escuela Isidro Burgos, en Ayotzinapa, Guerrero, entre el 26 y 27 de septiembre de 2014.

Fue en un entorno como éste donde se forjaría el liderazgo del sinaloense, que con apenas 20 años llegó a ser dirigente nacional de las normales rurales de todo el país.

Entre 1968 y 1969 fue Secretario General de la Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas de México, por elección de los propios alumnos. Fue precisamente en Ayotzinapa, el lugar de la masacre de estudiantes de 2014, donde 45 años antes Rubén había entregado a otro joven la estafeta de la federación estudiantil.

En el caso de Rubén, la militancia en el Partido Comunista, destino de muchos de esos cuadros normalistas, iniciaría después de la etapa estudiantil, ya como maestro de primaria en Ciudad Obregón.

 

 

Destino: UAS

Rubén llegó a Carricitos, Salvador Alvarado, para continuar su etapa como docente en 1972, en el contexto de un Sinaloa agitado.

Reciente aún la efervescencia de la lucha de universitarios contra la imposición de la Junta de Gobierno, de control gubernamental, a favor de Gonzalo Armienta como Rector de la Universidad Autónoma de Sinaloa.

Marchas, plantones, mítines, "tomas" del Edificio Central, huelgas prolongadas, estudiantes encarcelados y golpeados, fueron constantes entre 1970 y 1972. Hasta que la confrontación universitaria con el poder estatal se tiñó de sangre con la muerte de dos estudiantes, Juan de Dios Quiñónez y María Isabel Landeros el 7 de abril de 1972.

Este episodio obligaría la renuncia de Armienta y a que el Congreso local acelerara una reforma a la Ley Orgánica, la cual incluía demandas estudiantiles. Con ésta desaparecía la Junta de Gobierno y se creaba el Consejo Universitario, que daba poder a las huestes uaseñas.

Fue en el inicio de la construcción de la "institucionalidad" de la UAS cuando aparece el personaje de esta historia.

Como los estudios en la Normal Rural de El Quinto eran técnicos, para progresar Rubén tuvo que iniciar la carrera de maestro en la Normal Superior, con especialidad en Matemáticas. Perfil ad hoc al que buscaban en la preparatoria de Guamúchil, para las materias de Física y Matemáticas.

Fue así como en octubre de 1972 comenzó a dar cátedra en dos grupos de esa prepa, aún no incorporada a la UAS, pero la cual reconocía la validez oficial de estudios.

El liderazgo de Rubén empezaba a cosechar frutos en su tierra. Con apenas cinco meses de docente y 23 años, se convertía en director del plantel.

"En medio de la efervescencia de la lucha contra Armienta se dio la salida del director de la preparatoria; yo era muy joven, muy 'de a tiro', y fui propuesto por un grupo de estudiantes para ser el candidato a la dirección, de entre cuatro candidatos; esa fue la primera vez que se nombraba a un director por votos, en 1973".

A los siete meses de estar al frente del plantel, el precoz líder juvenil se anotaba otro éxito: el 25 de septiembre de 1973 lograba la incorporación oficial de esa prepa, a la UAS. Y así iniciaba él su vínculo formal con la máxima casa de estudios.

En ese plantel permaneció hasta 1980, cuando recibió el ofrecimiento de ser Secretario de Prensa del Sindicato Académico UAS, con lo cual comenzó su carrera de líder sindical.

A Rubén correspondió librar un nuevo frente de batalla, ahora contra el Gobernador Antonio Toledo Corro, quien buscaba quitarle las prepas a la UAS, lo cual no consiguió. Los Cobaes, colegio de bachilleres del estado, deben su nacimiento a ese episodio.

La carrera universitaria de Rocha siguió en ascenso, hasta convertirse en Secretario General del Sindicato en 1983.

Estas posiciones lo llevarían por primera vez a una representación partidista, al ser electo Diputado local plurinominal en la 52 Legislatura, representando al Partido Socialista Unificado de México, el PSUM, heredero del Partido Comunista.

Este hecho lo ubicaría en la primera camada de legisladores de izquierda en la historia de Sinaloa.

 

 

El poder del rectorado

Tras su primera y única experiencia legislativa, Rubén realiza una pausa para cursar su Maestría en la Universidad de Querétaro. Ya en Sinaloa los rectores son electos por los universitarios, como parte de las reformas a la Ley Orgánica.

Para 1989, electo Rector David Moreno Lizárraga lo invita a ser Secretario General, antesala del poder en la UAS. Para 1993, Rocha es el elegido para la sucesión.

"Esto significó mucho para mí, es lo más grande que he tenido como profesional de la educación; es la experiencia, la oportunidad, la distinción que más me honra, haber sido rector de la UAS", resume.

Bajo su gestión, se creó el primer Doctorado en la historia de la UAS, el de Ciencias Sociales, que sería el punto de arranque de otros más. Para dar este paso, hubo primero que sembrarse la fibra óptica en los tres principales campus de Culiacán, Mazatlán y Los Mochis.

"Así nos metimos a la tecnología y a trabajar algunos posgrados. Se fueron dando condiciones, hubo una revisión del bachillerato, de sus planes de estudio. Construimos el Polideportivo, la Alberca Olímpica", detalla quien cedería el rectorado a Jorge Luis Guevara Reynaga, y en cuyo periodo, aparecería un personaje polémico, hoy adversario de Rocha en la carrera por el Senado: Héctor Melesio Cuén Ojeda, quien iniciaba su carrera como Director de Bienes e Inventarios de la administración 1997-2001. Con su paisano badiraguatense, Rocha no alcanzaría ya a tener relaciones institucionales ni políticas al interior de la UAS.

 

 

Rocha para Gobernador

Con los bonos elevados, Rocha culminaría su rectorado en 1997, para abrazar un nuevo proyecto: la candidatura a la Gubernatura en 1998.

La aventura no le era ajena. Ya en 1986 había contendido también por esa posición al priista Francisco Labastida Ochoa y al panista Manuel J. Clouthier, "Maquío".

Aunque esa participación 12 años antes, había sido testimonial. Con órganos electorales y medios de difusión bajo control total, o casi, del Gobierno. Sin prerrogativas, sin estructuras.

"Nos movíamos con nuestros recursos personales, era una circunstancia de bastante precariedad; en aquel entonces se lograron meter tres diputados a la Cámara local, pero nuestra participación fue eso, testimonial", describe el candidato del Movimiento Popular Sinaloense en ese despertar de 1986.

El MPS aglutinaba las siglas de una izquierda, desde entonces, dispersa: PMS, PMT, PSUM…

La de 1998 ya sería un reto diferente. La "caída del sistema" de cómputo de votos de 1988, a la cual se atribuye el fraude del PRI y de Carlos Salinas de Gortari, trajo consigo una reforma electoral que ampliaba la participación de la Oposición. Y la izquierda, representada principalmente por el Partido de la Revolución Democrática, empezaba a cosechar los frutos del Frente Democrático Nacional liderado por Cuauhtémoc Cárdenas en el 88, y que dio vida al PRD, con triunfos en la Cámara federal y la Ciudad de México.

Era este partido, el PRD, el que lanzaba la oferta a Rocha Moya. El dirigente nacional del perredismo era Andrés Manuel López Obrador.

"Esa fue mi primera conexión con López Obrador; él vino muchas veces a Sinaloa a acompañarnos, fue una campaña diríamos que exitosa con respecto a cómo venían desempeñándose los números la izquierda", concluye.

En efecto, 1998 marcó un despegue del PRD en Sinaloa, que triunfó en una Alcaldía y en cinco diputaciones plurinominales, la cifra más alta registrada hasta ahora por un partido de izquierda.

Rocha quedaría en tercer lugar con 18 por ciento de los votos, tras enfrentarse al panista Emilio Goicoechea y al priista Juan S. Millán, a quien exhibió en un debate de candidatos, por presumir título universitario, sin contar con éste.

Antes de Rocha, el candidato de la izquierda había obtenido sólo 4 por ciento. Y después de él, el candidato de izquierda regresaba… a los 4 puntos.

 

 

Perredista pasajero

Muchos vieron en Rocha una carta fuerte para que la izquierda conquistara la Gubernatura en 2004. Pero no se le volvió a ver por esos rumbos.

Tras ser candidato externo solicitó su afiliación al sol azteca. Y a partir de entonces desde el centro del país, sobre todo, le empezaron a asignar responsabilidades partidarias importantes.

En una ocasión participó en la elaboración de un diagnóstico de la vida interna del PRD, en el cual se asomaba corrupción, vicios.

Así fue como Rocha iba adentrándose en las entrañas de un PRD, cuya vida era caótica. Unos 15 días después de esa experiencia, presentaba su renuncia al PRD.

En ello contribuyó en gran medida las grillas y el "golpeteo" a su persona, por parte de las "tribus" internas, que vieron en él una amenaza de desplazamiento. Ello a partir de que uno de los grupos lo candidateó para la dirigencia estatal, tras el éxito de 1998.

Por ese hecho, incluso, se aplicaron sanciones al comité estatal que había bloqueado las aspiraciones de Rocha.

"Me di cuenta que todo aquello era intransitable. Yo no estaba muy predispuesto a vivir una vida partidaria muy ajetreada. No quería seguir yo ya viviendo en ese mundo caótico, no encontraba yo perspectivas de desarrollo político y presenté mi renuncia en 2002".

 

 

Jesús Vizcarra: enlace clave

Otros vientos soplaron para Rocha después de ese 2002. En esta etapa aparece un priista, que lo conectaría a la esfera del poder estatal: Jesús Vizcarra Calderón.

Fue el empresario de la carne quien lo conectó con Jesús Aguilar Padilla (su socio en Grupo Viz), secretario del gabinete de Juan S. Millán, su adversario en 1998.

Aguilar contendió y ganó la Gubernatura en 2004, tras el resultado electoral más apretado de la historia de Sinaloa, de un punto porcentual, ante Heriberto Félix Guerra, candidato del PAN.

Rocha reaparecería en escena pública como coordinador de asesores de Aguilar en el sexenio 2005-2010.

La relación de Rocha con Vizcarra había iniciado en la etapa de su rectorado la UAS. El Hospital Civil de Culiacán fue el que los "conectó".

Con miras en la Gubernatura, Vizcarra ya construía una imagen social. Y uno de esos proyectos fue el mejoramiento del Hospital Civil, administrado por la UAS y del cual se convertiría en presidente del patronato, gracias a la intercesión ante Rocha del entonces Gobernador Renato Vega Alvarado.

"Así fue como nos conocimos, hicimos cierta relación amistosa y por esa vía lo traté", recuerda Rubén.

Como jefe de asesores de Aguilar, Rocha tuvo un rol discreto, bajo sombra, como se destila en estas posiciones: elaborar discursos, tarjetas informativas, orientar políticas públicas.

"(Pero) nunca me afilié al PRI ni dejé de votar por los candidatos de izquierda", asegura quien en 2010 se la "jugaría" con Vizcarra, que disputó la Gubernatura a Mario López Valdez, quien sorpresivamente les ganó, para detentar el poder de 2011 a 2016.

 

 

El 'acuerdo' con Andrés Manuel

La cruenta lucha electoral entre el aguilarismo-vizcarrismo contra el malovismo-millanismo mandó a la banca a muchos priistas que se "la jugaron" con Vizcarra en 2010. No por mucho tiempo.

El retorno del PRI a la Presidencia con Enrique Peña Nieto a la cabeza, los "metió a circulación" de nuevo. Uno de estos ex funcionarios, Florentino Castro, en el Issste, jaló a Rocha para asignarle el área educativa de este instituto a nivel nacional, lo cual le llevó a radicar en la Ciudad de México cuatro años.

En este lapso recibiría uno de los golpes más duros en el ámbito familiar: el deceso de su esposa Socorro Ruiz Carrasco, con quien contrajo nupcias el 23 de septiembre de 1973, procreando cuatro hijos: Eneyda, Rubén, Ricardo y José Jesús. Todos, Rocha Ruiz.

A fines de 2016 allá en la Ciudad de México, Rocha recibió la visita de Quirino Ordaz Coppel, quien había triunfado en junio de ese año en la Gubernatura. Y su ex compañero en el gabinete de Aguilar le pedía repetir como su jefe de asesores.

Según Rocha, para entonces Ordaz Coppel ya tenía conocimiento de un acuerdo entre él y Andrés Manuel, para incorporarse al proyecto presidencial de 2018.

"Antes de que me diera nombramiento le dije 'yo soy amigo de Andrés Manuel y está este proyecto', y él (Quirino) me dijo 'no tengo inconveniente, quiero que me ayudes'".

La adhesión de Rocha a Morena, ocupando un cargo en el gabinete estatal, cayó como "bomba" en la clase política y levantó un sinfín de especulaciones. Entre éstas, que sería un alfil de Quirino, previendo la derrota del PRI y el ascenso al poder de "El Peje", para mantener una relación con el posible nuevo Presidente.

"Eso realmente se lo deberían preguntar a Quirino", indica Rocha, quien de ganar el Senado jura que no se ve buscando la Gubernatura en 2021.

"No, no me veo, ya dije que me den ‘chance de vivir’. Lo mío no es eso". Aunque, luego matiza al reportero: "no le ponemos tacha o nada, pero tampoco lo tenemos como una obsesión".