Tambores de guerra

El Centinela
08 julio 2018

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Donde se alistan para una nueva guerra es en la UAS, la máxima casa de estudios en Sinaloa, convertida en un espacio político, ya no es ajena a lo que se sucede en los pasillos del poder y los resultados del 1 de julio amenazan con ponerla de nuevo en las trincheras.
La buena noticia, o la menos mala, es que debido a que los estudiantes han sido excluidos de la toma de decisiones, el siguiente enfrentamiento podría librarse en los escritorios, en las asambleas y los consejos.
El pleito que viene tiene los mismos elementos que han tenido los últimos jaloneos en la universidad y tienen que ver con los grupos que pelean por el poder, pero en esta nueva batalla hay un nuevo protagonista: Rubén Rocha Moya.
El ex Rector ya había hecho público su descontento con las condiciones en las que es administrada la universidad, la diferencia es que ahora lo dice revestido de “hombre fuerte” de Morena en Sinaloa.
Al ser elegido como Senador, Rocha Moya se convirtió automáticamente en el hombre más cercano en Sinaloa al Presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, y en el futuro candidato a Gobernador de Sinaloa.
Y desde ahí lanza su cruzada en contra de los que mantienen su hegemonía sobre la UAS, léase Héctor Melesio Cuén Ojeda y su gente.  
 
Los errores de Cuén
Héctor Melesio Cuén Ojeda perdió mucho en el pasado proceso electoral donde ya se veía como Senador y después como candidato seguro a la Gubernatura.
Lo primero que perdió fue la medalla de “invencible”, sentía que las podía todas y que fácilmente derrotaría a cualquier oponente. Terminó en un triste tercer lugar.
También reveló que su famosa “estructura” basada en el personal y los estudiantes de la UAS no era tan sólida como se presumía, resultó ser el esqueleto de un dinosaurio hueco. 
Miles de los estudiantes que sentía suyos terminaron votando por Morena.
También perdió las formas. El día que se enteró que el ex Rector Rubén Rocha Moya era el candidato a Senador por Morena, lo convirtió en su peor enemigo.
En ese momento Rocha Moya no era nada como candidato, pero igual, Cuén Ojeda se negó a levantarle el teléfono, mucho menos a felicitarlo por la candidatura.
Durante la campaña, Cuén Ojeda y Rocha Moya terminaron convertidos en enemigos sin posibilidad de reconciliación, los debates se convirtieron en discusiones a muerte.
Y finalmente las urnas hablaron, le dieron la razón a Rocha Moya y acabaron con la carrera política de Cuén Ojeda.
La pregunta es ¿si las urnas también le arrebatarán la UAS a Cuén Ojeda?
 
La estrategia
No hay mejor momento para hacer cambios en la UAS.
Rubén Rocha Moya quiere hacer cambios de raíz y evitar que vuelva a pasar lo que está pasando ahora: un pequeño grupo elige al Rector y hasta le permite reelegirse.
La UAS se encuentra “tocada” por varias razones, primero que nada enfrenta un futuro incierto cuando se trata de recursos.
Convertida en un partido político y en un negocio de un pequeño grupo, su dependencia de los recursos de la federación y el estado ha sido siempre su principal debilidad, algo que siempre han solventado sacando a relucir la bandera de la autonomía.
Desde los tiempos del Gobernador Antonio Toledo Corro, la universidad se negaba a declarar en qué gastaba el dinero que se le entregaba. De ahí que Toledo Corro le cerró la llave hasta que abrieron su contabilidad.
Sin embargo, con el tiempo, la universidad ha vuelto a cerrarse y en tiempos de la transparencia hay una gran demanda por conocer las tribulaciones de sus cuentas.
Rocha Moya quiere limpiar la casa, así que ya habla incluso de cambiar la Ley Orgánica que norma a la UAS, mientras tiene en la mano las llaves para cerrar o abrir el chorro de los recursos.
Y recordemos que además de la federación, Rocha Moya es cercano al Gobierno estatal, el otro chorro de recursos, así que el contendiente llega al combate con todas las de ganar.
 
Alerta Amber 
para el PRI
Desde el 1 de julio el PRI anda desaparecido. 
No se sabe nada de Rosa Elena Millán; nadie ha visto a Aarón Rivas. 
Jesús Valdés no estaba desaparecido, pero tampoco andaba de parranda y se puso en el ojo público tres días después de la elección y no con el mejor ánimo. 
Y a Carlos Gandarilla no le quedó de otra que dar la cara.
El PRI quedó hecho trizas desde el domingo pasado y sus piezas están perdidas.
Se habla de una reestructuración del partido y tanto Mario Zamora, como Carlos Gandarilla, dijeron que entendieron el mensaje de la ciudadanía.
Muchas veces se ha dado por muerto al PRI. Se murió en el 2000 y pocos se acuerdan de la candidatura de Roberto Madrazo, en el 2006, pero cuando menos lo pensamos volvió con fuerza en el 2012, con una máscara de “nuevo PRI”.
Una dictadura de casi 80 años no se acaba de la noche a la mañana, por más grande que sea la ola que la azote. 
El asunto es ¿cuándo y con qué fuerza va a volver?