Presión o negociación
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Los productores sinaloenses siguen con las manos vacías.
Después de tres días de reuniones de estira y afloja, y de presentar argumentos y números, los campesinos de Sinaloa y otros estados del país no han podido convencer a los diputados federales de la necesidad de reasignar, por lo menos, 24 mil millones de pesos al sector en el proyecto del Presupuesto de Egresos de la Federación 2020.
Ayer, dirigentes de organizaciones agrícolas sostuvieron varios encuentros con legisladores federales, pero la respuesta que volvieron a encontrar es que no hay recursos.
Afuera del recinto, más de mil 500 agricultores mantienen un bloqueo, con la esperanza de que alguna de las vías funcione: presión o negociación.
Gustavo Rojo Plascencia, presidente de la Confederación de Asociaciones Agrícolas del Estado de Sinaloa lamentó que los diputados insistan en la intención de querer eliminar la agricultura por contrato con la que logran certidumbre en la comercialización de sus cosechas, sobre todo del maíz, pero sin tener algún programa que venga a sustituirlo.
A unas horas de que el proyecto del PEF 2020 sea discutido en el Pleno de la Cámara de Diputados para su aprobación, no existe ese programa que venga a sustituir la agricultura por contrato.
Por su parte, y en un mensaje más bélico, Faustino Hernández Álvarez, presidente de la Liga de Comunidades Agrarias de Sinaloa, exigió a los legisladores no seguir viéndole la cara a los campesinos y decir si va haber o no esa reasignación de recursos que están exigiendo.
“Si nos van a dar presupuesto, díganos; si no nos van a dar, también (díganos), nomás que el pueblo de México los va a juzgar porque la cuarta transformación prometió muchas promesas que ha dejado de cumplir”, advirtió.
El asunto es que las cosas se pueden poner feas allá en la Ciudad de México.
La receta del desastre
Los argumentos para reducir el presupuesto al sector agropecuario, por parte del Gobierno federal tienen que ver con la forma en que el Presidente Andrés Manuel López Obrador ve el campo mexicano.
Desde los tiempos de campaña electoral, López Obrador dividió el campo en dos: el de los pequeños agricultores, a los que prometía ayudar, y el de los grandes productores a los que consideraba que siempre se ha apoyado.
Su punto de vista puede estar equivocado o no, pero es cierto que durante décadas se ha apoyado al campo y este no ha terminado por desarrollarse de manera exitosa.
Sin embargo, la receta que propone es tan dura como perniciosa y en lugar de resolver el problema lo agravaría.
Terminar de golpe con el subsidio que mantenía la producción de maíz con un mínimo de garantía arruinaría a miles de agricultores, colapsando la producción de uno de los productos básicos de consumo de los mexicanos.
A eso hay que añadirle que tampoco se ve por ningún lado ninguna estrategia que garantice que los pequeños agricultores se van a beneficiar.
Se destruiría lo poco que existe con capacidad competitiva y no se daría ninguna opción para intentar reconvertir los cultivos en otro producto.
Las solución para un campo diezmado por décadas de malas estrategias no puede ser cortar de tajo los subsidios, si antes no se ofrece alguna otra estrategia para cambiar el rumbo de la producción.
¿Y la pesca?
Y mientras mil 500 agricultores luchan por evitar unos recortes de escándalo en el Presupuesto federal, nadie lucha por los recortes que se anunciaron para el sector pesquero.
Los agricultores, por lo menos, pueden viajar a la Ciudad de México y reclamar ayuda, pero el gremio pesquero ni siquiera consigue levantar la voz.
A pesar de estar todavía más abajo que los agricultores en la atención de las autoridades, los pescadores se abocan a un desastre todavía mayor, los recortes anunciados al sector supondrían un golpe que podría ser histórico.
El retiro de la tercera parte del presupuesto a la pesca desaparecerá de manera instantánea la vigilancia de las zonas de captura de camarón, lo que agravará el furtivismo y el saqueo.
Si a esto le añadimos las condiciones de miseria en la que viven miles de familias de pescadores, tendremos un panorama que anuncia tormenta.
En el primer año de Gobierno de Andrés Manuel López Obrador desaparecieron decenas de programas de apoyo para los pescadores, y con los recortes anunciados para este año las esperanzas de que regresen se desvanecen en el aire.
Y en la educación...
La sobrevivencia de diversos programas educativos preocupa a numerosos organismos y a la Secretaría de Educación del Estado.
Ayer, Mexicanos Primero advirtió el riesgo en que se encuentra el Programa de Escuelas de Tiempo Completo y se unió al exhorto de Juan Alfonso Mejía, titular de la SEPyC, para pedir que no se recorten los recursos a la educación.
Este programa atiende a alrededor de 125 mil alumnos, que se encuentran en mil 30 escuelas que hay en el estado, y que actualmente opera con un presupuesto de 574 mil 247 millones de pesos.
En la propuesta de Presupuesto de Egresos 2020, para Sinaloa se contempla un recorte del 50 por ciento para dicho programa, por lo que será insuficiente el recurso para el pago de la alimentación por alumno o bien el pago extra que se les hace a los docentes por ampliar su jornada laboral.
Es decir, se espera un recorte de 220 millones de pesos, más los 85 millones que ya se habían recortado para este ciclo escolar.
Así las cosas, menudo trabajo tienen hoy los legisladores, para variar tendrán que llevar las cobijas a su curul.
Las universidades también piden
Y mientras el campo, la pesca y la educación se desangran esperando mayores recursos, las universidades también levantaron la mano.
Representantes de numerosas universidades se reunieron ayer con diputados con la esperanza de conseguir 2 mil 750 millones de pesos adicionales en el Presupuesto federal, para evitar que las 197 universidades terminen cortando parte de sus servicios.
Hoy será un largo día en el Congreso de la Unión.