Malecón
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Finalmente, el pueblo, en su expresión más pura, puso punto final a la extravagante locura que significó el paso de “El Químico” por el poder en Mazatlán.
Después de soñar durante años con convertirse en el gran transformador del puerto, “El Químico” terminó colgado en el corazón del Carnaval y quemado como si se tratara de una plaga que pasó por el Ayuntamiento, dejando solo pérdidas millonarias a su paso, vergüenza y la certeza de que nunca sabremos qué tan malo, o loco, será el próximo Presidente Municipal.
Defenestrado y abandonado por todos aquellos que en algún momento fueron sus amigos, o sus cómplices, “El Químico” enfrentará a la justicia, aunque todos sabemos, íntimamente, que nunca pisará la cárcel, que las acusaciones solo fueron hechas para echarlo del poder.
Así que su castigo fue y será “virtual”, pagará sus desatinos, convertido en una piñata y quemado mientras Los Bolcheviques enlistaban algunas de sus estridencias: sus bacanales, su gusto por las jovencitas, sus lujos, los desvaríos de un patético “rabo verde” con poder y presupuesto.
El día de la elección que lo llevó al poder en Mazatlán, aquel 1 de julio 2018, faltando unos minutos para que cerraran las urnas, Luis Guillermo “El Químico” Benítez estaba prácticamente solo en la casona del Centro Histórico que le sirvió como cuartel electoral.
Parece increíble, pero solo lo acompañaba su representante de prensa, Martha Mendívil, y la que era en ese momento su mujer, nadie más pensaba que podría ganar, ni siquiera él.
Pero una enorme ola electoral, conocida como el “tsunami de Morena”, lo arrastró y lo sentó en la silla presidencial del puerto, desde ese día en adelante no volvió a estar solo, hasta el sábado por la noche, cuando colgaba de una grúa y era quemado por una partida de “locos” que hablaban en verso.
Muy lejos quedaron los sueños de ser Gobernador, los primeros tres años en el poder los vivió subido en otra ola, la de las obras realizadas en Mazatlán por el Gobierno estatal, suficiente para reelegirse.
Pero cuando desaparecieron las obras por todo el puerto, se fue quedando como el rey desnudo, mientras Mazatlán se le desmoronaba entre las manos a golpe de inseguridad y aguas negras.
Instaló a sus cómplices en el Instituto de Cultura de Mazatlán, lo convirtieron en la caja chica, pero la desmesura de los gastos y un frenético tren de vida que incluía beber todos los días, viajar sin freno y sesiones de espiritismo para alejar los malos espíritus terminaron destruyendo todo.
Los que lo intentaron frenar terminaron en la calle, fueron convertidos en enemigos que el sábado asistieron a atizar la hoguera en la Quema del Mal Humor.
La puntilla la pusieron los negocios millonarios y la arrogancia de enfrentar a poderes por encima de él.
Parece un cuento de mal gusto, pero solo son trazos de una historia que comenzó con un Químico que quiso transformar a su puerto, y terminó quemado en la hoguera, como si se tratara de un mal sueño de cruda carnavalera.
Por aquí anduvieron Tatiana Clouthier Carrillo, ex Secretaria de Economía, y Luis Pérez de Acha, abogado constitucionalista, para impartir el inicio de una serie de talleres sobre la cultura de la legalidad.
La Casa del Maquío fue la sede del arranque de estos talleres, ahí los dos personajes analizaron conceptos como ética, estado de derecho y participación ciudadana, al tiempo de exhortar a los participantes a reflexionar cómo los actos cotidianos individuales contribuyen a la legalidad o a la corrupción.
Los expositores destacaron que la cultura de la legalidad suma a la paz.
Y es que todo está en respetar las leyes y hacer que se cumplan es una responsabilidad personal y social.
“Cuando la ciudadanía junto con el Estado procuran la justicia, la equidad y la transparencia encaminadas a construir una sociedad más segura, democrática y estable”, coincidieron.
Nada pone más en peligro a la paz que la falta de legalidad.
Solo es parte de lo que expusieron pero échele un ojo a las publicaciones sobre estos talleres, la verdad que es gente que sabe de transparencia, de leyes y de combate a la corrupción, entre muchas otras cosas.
Lo que urge, es construir para ver si dentro de 20 o 30 años Sinaloa es capas de darle la vuelta al hoyo negro en que nos hemos metido.
El ex Presidente Felipe Calderón anda queriendo crear un nuevo partido, como si ya no tuviéramos muchos, en un artículo publicado en un diario de circulación nacional, el ex Mandatario considera que se debe reorganizar a la oposición. ¿A poco?
¿Y para eso hace falta un nuevo partido?
Entendemos que el ex Presidente anda muy apurado por estar en la política rumbo al 2024, pero en estos momentos creemos que tiene un pendientillo que debería atender.
El juicio que quien fuera su hombre fuerte, Genaro García Luna, enfrenta en estos momentos; uno de los más polémicos de la historia reciente, porque recordemos que el sexenio calderonista se distinguió por activar la guerra contra el narcotráfico.
Todo esto ya ha salpicado a Felipe Calderón, sobre todo por sus dimes y diretes que trae con el Presidente Andrés Manuel López Obrador.