Malecón
Recuperando la calle
Si usted es de los que fueron a comerse un sabroso aguachile y a que se le enchinara el cuero con más de una centena de músicos tocando al unísono El Sinaloense frente a la Catedral de Culiacán, lo felicitamos por apropiarse de la calle y apoyar a las familias de los músicos sinaloenses.
Ante la prácticamente nula vida nocturna que existe hoy en Culiacán, uno de los gremios más afectados por la disputa entre los Guzmán y los Zambada y que el Gobierno sigue sin poder erradicar, son precisamente las bandas, mariachis y grupos versátiles de la ciudad.
Pero déjenos decirles que si fue, pagó 100 pesos por comer bien bueno y se la pasó a todo dar, no fue gracias a nuestras autoridades municipales que un día antes y de última ahora querían mover el evento al Paseo del Ángel nomás que porque “no había condiciones” de Protección Civil. Lo que no era el acuerdo inicial y que además restaría todo el simbolismo a este evento.
Condiciones que, por cierto, sí hubo un día antes para el desfile de la Revolución con el que provocaron un caos vial enorme al decidir cerrar la Obregón sin dar acceso al malecón viejo. ¿Qué raro, no?
Al final tuvieron que aceptar que el evento era ciudadano y que su único rol era garantizar la seguridad y no estorbar.
El mérito es de los organizadores: músicos, meseros, empresarios y patrocinadores que demostraron que los culichis pueden plantarle cara a la violencia agarrados de las dos mejores tradiciones que tenemos: la banda y la gastronomía. Mención especial al chef Taniyama y María Luisa Mercado que se la rifaron para hacer de este mitote un gran éxito.
Y si usted es de los que no fue... pues déjenos decirle que se lo perdió.
¿En serio?
Un buen intento de trabajar por la sustentabilidad, la ecología, el capital natural, realizó ayer la Canacintra Mazatlán en conjunto con la asociación Conselva.
Interesantes propuestas, planteamientos y reflexiones al sentar en un mismo foro a expertos en medio ambiente con empresarios.
Y amén de que ojalá se puedan concretar las excelentes ideas ahí presentadas, las que se vieron medio mal fueron las representantes del Ayuntamiento de Mazatlán que estuvieron en el evento.
O sea, qué bueno que acudieron, que se hicieron presentes, pero tanto la Secretaria de Desarrollo Económico, Turismo y Pesca, Celia Jáuregui, como la directora de Ecología municipal, Guadalupe Velarde, tuvieron su resbalón.
Sucedió cuando una participante del público planteó al panel el cuestionamiento de por qué no se reglamentaba y/o supervisaban las descargas de solventes de negocios como carpinterías.
Muchos de los presentes seguro sabían que sí hay reglamentación, pero lo que no hay es supervisión.
Y sabemos que eso le toca en gran parte a la Dirección de Ecología, cuya titular estaba presente, aunque no en el panel.
Así que rápidamente la titular de Conselva, Sandra Guido, desde el panel respondió que precisamente era la titular de Ecología la que podría responder.
¿Y qué creen? Pues que la directora de Ecología no sólo no respondió sino que la Secretaria Celia Jáuregui tuvo que pedir que les repitieran la pregunta o que se las escribieran para responderla al final.
¿En serio?
Se notó que las funcionarias ni atención estaban poniendo a los planteamientos del público.
Uno de los empresarios del panel tuvo que salir al rescate diciendo que era imposible para la autoridad supervisar todo y que la responsabilidad final era de los ciudadanos.
Curva que ahí sí aprovechó Celia Jáuregui para tomar el micrófono y responder que efectivamente así era.
Celia al menos dio salida política y luego emprendió una graciosa huída. La de Ecología se quedó hasta el final del evento pero no dijo ni pío.
Penita ajena.
Recordando otros males opacados
A nadie se le escapa que el principal tema de los últimos dos meses en Sinaloa, especialmente en Culiacán, es la inseguridad en todas sus modalidades, desde los homicidios hasta intentos de extorsión, robo de vehículos, y desafortunadamente ya conocerá el resto.
Sin embargo, hay otro tema que parece haber sido opacado por esta ola de violencia, pero que no por ello deja de estar presente, que son los accidentes automovilísticos y el servicio del transporte público.
No nos olvidamos que mientras algunos esperaban para ver el desfile conmemorativo del Día de la Revolución Mexicana el miércoles, sobre la Álvaro Obregón, apenas unas cuantas calles al poniente, una mujer perdió la vida tras ser atropellada por un camión urbano, en el crucero de la calle Benito Juárez con la avenida Vicente Riva Palacio.
Hoy, podemos hacer un recuento de lo que hemos vivido en la semana por este tema, con atropellamientos en el primer cuadro de la ciudad, pero también decenas de reportes de choques con heridos y algunos hasta con fallecidos.
En general, hace falta mucha educación vial en Sinaloa, porque nunca falta el gracioso que se salta los semáforos en rojo, el que da vuelta en doble o hasta triple fila, o los que de plano hasta se estacionan sobre las banquetas.
El agravante en el caso del transporte urbano en Culiacán, es que los choferes hacen todo lo antes mencionado, pero en muchas ocasiones con el añadido de que llevan al límite la capacidad de pasajeros, con gente hasta en las escaleras, y la mayoría de las unidades con la música a niveles que nos hacen cuestionar sobre la funcionalidad de sus oídos.
A decir verdad, sorprende un poco el bajo número de incidentes viales en los que se ven involucrados los camiones urbanos de Culiacán, considerando que subirse a uno de ellos es una experiencia con más turbulencias que un juego mecánico de la Verbena.
Pero también lo que ha pasado en otras zonas de la ciudad con los accidentes.
En general, si alguien cree que son hechos aislados (como dirían las autoridades), sólo vale recordar que hay iniciativas como Mapasin, que evalúan y registran este tipo de percances, y mes con mes documentan, en promedio, un accidente de tránsito cada tres horas en Culiacán, en los que se incluyen atropellamientos, choques, volcaduras, entre otros.
Y, lamentablemente, este tipo de hechos también dejan víctimas fatales, por lo que sí, también representan un problema de seguridad, en el cual la ciudadanía mucho podemos y debemos poner de nuestra parte.
Malecón es columna institucional de esta casa editorial.
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