A veces ni siquiera nosotros entendemos cómo o por qué, pero esta columna siempre termina llegando a las cabinas de la radiodifusora que, reiteramos, está muy tergiversada respecto a su propósito original.
Ayer amanecimos con la novedad de que, según algunos eruditos del micrófono, caímos en desacato de un juez federal, ¡por un asunto en el que ni estamos metidos! Vea nada más.
La radiodifusora de la Universidad Autónoma de Sinaloa tuvo como cartelera matutina la noticia de una suspensión provisional que otorgó el Juez Segundo de Distrito a la institución contra la Auditoría Superior del Estado, que bueno, a estas alturas ya sabrá en qué consiste ese pleito.
Que la ASE no es competente, que violan la autonomía, que si el estado de Sinaloa quiere atacar a la UAS. Ya sabe, el mismo rollo que traen desde hace año y medio.
Lo que nos despertó curiosidad, fue que los peculiares opinadores de Radio UAS afirmaron, con toda la autoridad moral que pueda imaginar, que en esta columna estamos impedidos a escribir sobre la situación de la UAS, por la suspensión que dio el juez a la universidad.
Lo peor es que invitaron a especialistas en Derecho, de esos que se nota que no tienen otra experiencia más que en las aulas y en modelos de los 80 o 90.
El recurso existe, y sí, hay una suspensión. Lo único que le faltó por comprender a los funcionarios universitarios es que en ese litigio nosotros ni pintamos.
Verá, es que son cosas de periodismo, de periodistas y de medios de comunicación que ellos no alcanzan a comprender, porque no son periodistas, su programa está muy lejos de ser un espacio serio y está lleno de fantasmas, fantasías de ayer y hoy y mucha esquizofrenia.
Lo absurdo de todo es que leyeron el documento, y puede entenderse perfectamente que esa suspensión limita a la Auditoría Superior del Estado para que se exprese, “de manera sesgada”, en contra de la UAS ante medios de comunicación.
Esta misma situación se replicó en un amparo similar que promovió el año pasado el separado cada vez más olvidado Rector Jesús Madueña Molina.
Efectivamente, la autoridad contra la que la UAS mantiene esa disputa legal debe abstenerse de aparecer en la prensa y expresarse en torno a la Universidad, pero ni mucho menos esa suspensión aplica a los medios.
Es como si usted tuviera un cupón de descuento del cine, y quiere que a fuerzas se lo hagan válido en la taquería de la esquina.
Ya mejor ni nos sorprendemos. Deberían ya de plano dejarle el trabajo de informar a los profesionales.
Desafortunadamente no pasaron ni 24 horas para que se registrara un hecho de terror en la cotidianidad sinaloense que echó a la basura el posicionamiento del Gobernador Rubén Rocha Moya de que en el estado no hay inseguridad.
Una mujer fue asesinada en Culiacán, a plena luz del día, en un sector transitado y al parecer víctima de un robo. El caso es investigado como feminicidio.
Y es que no entendemos por qué desde el gobierno del Estado se desestimaba la inseguridad que se vive en el estado hace dos días, señalando que no hay indicios de un clima que comprometa la integridad ciudadana.
Tal vez el Gobernador se refería a un asunto extraordinario como lo fueron los dos Jueves Negros, que ya ni tan extraordinarios fueron pues fuimos testigos de lo fácil que fue para el narco tomar el estado.
Pero de referirse al crimen organizado, la verdad es que la Policía Estatal en ese tema está de adorno. El Secretario de Seguridad Pública Gerardo Mérida Sánchez ni siquiera ha emitido algún comentario que indique que está chambeando, tal vez anda de vacaciones, pues es ridículo que no se le haya visto.
Por otra parte, si el Gobernador se refería a la violencia en general que atraviesa el estado pues ahí la cosa cambia.
Todos los días asesinan a alguien, desaparecen a alguien, asaltan a alguien, y la autoridad nada más llega a hacer el reporte y ya.
En fin, la impunidad sigue siendo la regla.
La Procuraduría Federal del Consumidor dio ayer una sorpresa cuando insinuó quitar las responsabilidades a los prestadores de servicios turísticos de Mazatlán y echarle la bronca a los consumidores por “no informarse bien” antes de comprar un paquete vacacional.
Decisión sumamente cuestionada debido a que su papel fundamental es justamente el de proteger los derechos de los consumidores.
El encargado de la Profeco en la zona Pacífico, Israel Alcaraz Hernández, señaló que para evitar las denuncias, mejor deberían verificar la información antes.
Llegar a Mazatlán, un destino soñado para muchos, implica un esfuerzo importante, seguramente se debe pasar varios meses de planificación y ahorro para el ciudadano promedio.
Sí ya de por sí es una situación lamentable que a alguna familia en estas condiciones le pueda pasar darse cuenta al final del camino que no respetaron tu reservación y que incluso pueden ser víctima del mal manejo en una empresa, debe ser peor y agravarse al conocer que existe una postura de una dependencia de Gobierno que encima culpe a los turistas en lugar de realizar sus trabajos de prevención y monitoreo para que esto no ocurra.
Chale, siendo así mejor ni nos ayude, compadre.
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Malecón es columna institucional de esta casa editorial.
malecon@noroeste.com
A veces ni siquiera nosotros entendemos cómo o por qué, pero esta columna siempre termina llegando a las cabinas de la radiodifusora que, reiteramos, está muy tergiversada respecto a su propósito original.
Ayer amanecimos con la novedad de que, según algunos eruditos del micrófono, caímos en desacato de un juez federal, ¡por un asunto en el que ni estamos metidos! Vea nada más.
La radiodifusora de la Universidad Autónoma de Sinaloa tuvo como cartelera matutina la noticia de una suspensión provisional que otorgó el Juez Segundo de Distrito a la institución contra la Auditoría Superior del Estado, que bueno, a estas alturas ya sabrá en qué consiste ese pleito.
Que la ASE no es competente, que violan la autonomía, que si el estado de Sinaloa quiere atacar a la UAS. Ya sabe, el mismo rollo que traen desde hace año y medio.
Lo que nos despertó curiosidad, fue que los peculiares opinadores de Radio UAS afirmaron, con toda la autoridad moral que pueda imaginar, que en esta columna estamos impedidos a escribir sobre la situación de la UAS, por la suspensión que dio el juez a la universidad.
Lo peor es que invitaron a especialistas en Derecho, de esos que se nota que no tienen otra experiencia más que en las aulas y en modelos de los 80 o 90.
El recurso existe, y sí, hay una suspensión. Lo único que le faltó por comprender a los funcionarios universitarios es que en ese litigio nosotros ni pintamos.
Verá, es que son cosas de periodismo, de periodistas y de medios de comunicación que ellos no alcanzan a comprender, porque no son periodistas, su programa está muy lejos de ser un espacio serio y está lleno de fantasmas, fantasías de ayer y hoy y mucha esquizofrenia.
Lo absurdo de todo es que leyeron el documento, y puede entenderse perfectamente que esa suspensión limita a la Auditoría Superior del Estado para que se exprese, “de manera sesgada”, en contra de la UAS ante medios de comunicación.
Esta misma situación se replicó en un amparo similar que promovió el año pasado el separado cada vez más olvidado Rector Jesús Madueña Molina.
Efectivamente, la autoridad contra la que la UAS mantiene esa disputa legal debe abstenerse de aparecer en la prensa y expresarse en torno a la Universidad, pero ni mucho menos esa suspensión aplica a los medios.
Es como si usted tuviera un cupón de descuento del cine, y quiere que a fuerzas se lo hagan válido en la taquería de la esquina.
Ya mejor ni nos sorprendemos. Deberían ya de plano dejarle el trabajo de informar a los profesionales.
Desafortunadamente no pasaron ni 24 horas para que se registrara un hecho de terror en la cotidianidad sinaloense que echó a la basura el posicionamiento del Gobernador Rubén Rocha Moya de que en el estado no hay inseguridad.
Una mujer fue asesinada en Culiacán, a plena luz del día, en un sector transitado y al parecer víctima de un robo. El caso es investigado como feminicidio.
Y es que no entendemos por qué desde el gobierno del Estado se desestimaba la inseguridad que se vive en el estado hace dos días, señalando que no hay indicios de un clima que comprometa la integridad ciudadana.
Tal vez el Gobernador se refería a un asunto extraordinario como lo fueron los dos Jueves Negros, que ya ni tan extraordinarios fueron pues fuimos testigos de lo fácil que fue para el narco tomar el estado.
Pero de referirse al crimen organizado, la verdad es que la Policía Estatal en ese tema está de adorno. El Secretario de Seguridad Pública Gerardo Mérida Sánchez ni siquiera ha emitido algún comentario que indique que está chambeando, tal vez anda de vacaciones, pues es ridículo que no se le haya visto.
Por otra parte, si el Gobernador se refería a la violencia en general que atraviesa el estado pues ahí la cosa cambia.
Todos los días asesinan a alguien, desaparecen a alguien, asaltan a alguien, y la autoridad nada más llega a hacer el reporte y ya.
En fin, la impunidad sigue siendo la regla.
La Procuraduría Federal del Consumidor dio ayer una sorpresa cuando insinuó quitar las responsabilidades a los prestadores de servicios turísticos de Mazatlán y echarle la bronca a los consumidores por “no informarse bien” antes de comprar un paquete vacacional.
Decisión sumamente cuestionada debido a que su papel fundamental es justamente el de proteger los derechos de los consumidores.
El encargado de la Profeco en la zona Pacífico, Israel Alcaraz Hernández, señaló que para evitar las denuncias, mejor deberían verificar la información antes.
Llegar a Mazatlán, un destino soñado para muchos, implica un esfuerzo importante, seguramente se debe pasar varios meses de planificación y ahorro para el ciudadano promedio.
Sí ya de por sí es una situación lamentable que a alguna familia en estas condiciones le pueda pasar darse cuenta al final del camino que no respetaron tu reservación y que incluso pueden ser víctima del mal manejo en una empresa, debe ser peor y agravarse al conocer que existe una postura de una dependencia de Gobierno que encima culpe a los turistas en lugar de realizar sus trabajos de prevención y monitoreo para que esto no ocurra.
Chale, siendo así mejor ni nos ayude, compadre.