Estrada Ferreiro: Alcalde chicharronero
22 agosto 2018
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Luego que Jesús Estrada Ferreiro llamó monigotes, corruptos y paleros a los integrantes del Consejo Estatal de Seguridad Pública, a éstos no les quedó otra más que responder.
El Alcalde electo de Culiacán todavía no asume la silla y ya lleva varias joyitas discursivas, prácticamente desde que le dijeron que ganó la elección a la Presidencia Municipal. Como que aún no le cae el 20 de que ya ganó, y sin medir formas o las consecuencias de sus palabras, tunde a diestra y siniestra a quien le da su gana, como si anduviera en campaña, o peor.
La primera joya fue que, para él, las normas electorales que determinan que debe existir paridad de género en las candidaturas son una estupidez. Los colectivos feministas lo tacharon de misógino. También ya se lanzó contra el IMPLAN.
Pues bien, luego de que los llamó paleros, casi casi rufianes del sistema, a los del CESP, Ricardo Jenny del Rincón salió en defensa del Consejo que coordina, y básicamente aplicó la de Don Ramón: “¿qué pasó, qué pasó?, vamos ahí”.
Jenny del Rincón pidió respeto hacia el Consejo, dado que básicamente trabajan para lo mismo, que es: seguridad para los sinaloenses.
“Los señalamientos del licenciado Estrada Ferreiro no tienen sustento, pero además indican desconocimiento, como en el caso de las expresiones que tuvo hacia la lucha ciudadana por la equidad de género. Ambos exabruptos lastiman a ciudadanos que todos los días realizan esfuerzos a favor de un mejor Sinaloa, por lo que invitamos al licenciado Estrada Ferreiro a expresarse con el respeto institucional que los cargos deben guardar, y que los ciudadanos mantenemos hacia él”, dijo el CESP en su respuesta.
Hay que esperar qué dice ahora mi buen Estrada, ya en la declaración donde despotrica contra el CESP, afirmó que en su cara les diría lo que piensa, lo que sí es un hecho, es que el Alcalde electo dará mucho, pero mucho de qué hablar ya que ocupe la Presidencia Municipal.
Pero lo que más tememos, es que Estrada Ferreiro ya muestra el estilo chicharronero y arcaico de hacer política, que precisamente una ciudad como Culiacán no necesita.
La terquedad de los funcionarios
Como mucho se ha dicho, siempre las personas que trabajan con recursos públicos, en lugar de mostrar siempre niveles de ética en su trabajo y moral en su manera de ser, parecen niños chiquitos que piensan que todo es juego o a todo le atribuyen algún tinte político.
Nuevamente desde la Coordinación General de Acceso a la Información Pública de la Universidad Autónoma de Sinaloa se sacan una joyita de la manga, y como siempre se las gastan de esa manera, hacen trampa para atrasar o buscar que los ciudadanos se cansen de hacer solicitudes de información.
En los días pasados, un periodista y ciudadano solicitó información sobre los gastos en boletos de avión y facturas por el pago de estos de los funcionarios de la Universidad Autónoma de Sinaloa de los últimos seis años, incluidos el entonces Rector Víctor Corrales Burgueño y el actual Juan Eulogio Guerra Liera.
Pues resulta que en la coordinación exigen que se especifique a qué se refiere el ciudadano al pedir información sobre “funcionarios”.
En estricto apego jurídico, podrán escudarse porque los funcionarios son los que ostentan cargos otorgados por el Gobierno o el Congreso del Estado.
Con esto, los muy vivos han logrado retrasar otros 10 días la respuesta a la solicitud de información, como si nunca en la historia de la Universidad ellos mismos no hubieran utilizado el término para sí mismos.
Señores de la UAS, en estos tiempos modernos, la transparencia es proactiva o no lo es. Lo que aquí debió suceder es haber entregado la información dando por entendido que por funcionarios se refiere a los altos y medianos mandos de la Rectoría que administran la universidad.
Actualícense, por favor.
El Pediátrico está sin elevador
Desde el ocaso de la administración malovista se vio el desastre en el que se convirtió el sector salud. Al Gobernador Quirino Ordaz Coppel le tocó la papa caliente. Plazas federales irregulares, desabastos negados por el Estado, hospitales en pésimas condiciones, un enfermo y colapsado sistema de salud. Podríamos tomar muchos ejemplos, pero aquí está el más sencillo.
Desde principios de año, el elevador del Hospital Pediátrico de Sinaloa no funciona. Madres de familia tienen que cargar a sus hijos que son sometidos a quimioterapia, hasta el segundo piso donde está el área hemato oncológica, porque el aparato no funciona y no les dan razón de la descompostura, y ya ni hablemos de que lo arreglen.
En una semana el magisterio puso en de rodillas al ejecutivo estatal. Un día de paro bastó para que el Gobierno del Estado sacara del sombrero 190 millones de pesos, a diestra y siniestra para contentar al SNTE 53, ya que no era justo que afectaran a los niños.
No tenemos información de cuánto cuesta reparar un elevador, pero seguro es mucho menos que 190 millones de pesos.
Al final, los pacientes con cáncer, también son niños.