El desastre del PAN
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El Partido Acción Nacional de Sinaloa vive uno de sus peores momentos, “tomado” por un grupo enfrentado en contra del PAN nacional, sus objetivos han terminado por alejarse de aquellos que los supervisan desde la Ciudad de México.
Unos cuantos se disputan las migajas de lo que alguna vez fue la primera fuerza electoral del estado, aún y cuando en ese momento sólo fue utilizado por Mario López Valdez para llegar a la Gubernatura.
El liderazgo del PAN estatal lo ejerce Sebastián Zamudio, pero todos saben que detrás de él se encuentra Adolfo Rojo Montoya, el ex líder panista removido por órdenes del PAN nacional, acusado de haber apoyado a la “narcodiputada”, Lucero Sánchez.
A Rojo Montoya se le ha sumado Alejandro “El Diablo” Higuera, el ex Alcalde de Mazatlán, quien vive un resurgimiento gracias al dinero que representa, y que fluye de las arcas de un grupo empresarial.
Higuera y Rojo Montoya, poco a poco, han coptado a las principales figuras del panismo estatal, pero no han podido resolver su relación con el PAN nacional, por lo que se han visto obligados a apostarle a los contrincantes de Ricardo Anaya, líder nacional del PAN.
“El Diablo” y Rojo Montoya primero le apostaron a Margarita Zavala, pero en cuanto ella salió del PAN viraron su apoyo hacia el ex Gobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle, con la esperanza de volver a conseguir apoyo desde la capital.
Actualmente este grupo le apuesta a que pierda el PAN: sueñan con que fracase el Frente Ciudadano por México, donde Ricardo Anaya asoma como el posible candidato a la Presidencia.
A Higuera y a Rojo Montoya les conviene la derrota de Anaya, la disolución del Frente y la derrota en las elecciones del 2018 del PAN... sí, así como lo lee, estimado lector.
La rebatinga es por las pluris, ese mana gratuito que llega sin trabajar, ni hacer campaña, ni nada; poder y dinero que emana de las ruinas de un partido.
El buen Juez
El nuevo SAT para Sinaloa, propuesta del Gobernador Quirino Ordaz Coppel, debe iniciar por “ajustar” al sector hotelero.
Hay empresarios de la “industria sin chimeneas” que mantienen adeudos importantes de impuestos estatales, no se diga el pago por el servicio de agua potable en el puerto, y eso que resultan ser los grandes privilegiados por la demanda turística, sacrificando zonas altamente pobladas.
Y como sentencia el dicho popular mexicano: “El buen Juez por su casa empieza”, el Mandatario estatal mandaría un mensaje de que va en serio con el plan de recaudación fiscal.
Sus argumentos son válidos, más dinero para financiar más programas sociales.
Los ciudadanos están dispuestos a hacer sacrificios, pero ya no con sus bolsillos.
Pasa la prueba...
Quien más festejó ayer la aprobación del presupuesto estatal 2018 fue sin duda el priista Aarón Rivas Loaiza.
El presidente de la Comisión de Hacienda y Administración “no cabía” en la curul, jalándose los bigotes y reventando en aplausos, cuando se leyó el veredicto en el pleno: 38 votos a favor y dos en contra.
Rivas Loaiza, identificado como operador político, pasó la prueba del tercer piso de Palacio de Gobierno: quedar bien con Quirino Ordaz Coppel, quien lo vetó para la coordinación, por tener más afinidad con el malovismo.
Con base en la negociación entre los opositores, logró el mayor consenso posible en torno al paquete económico del año entrante, el primero que le correspondió confeccionar, exclusivamente, al gabinete de finanzas de Ordaz Coppel.
Por ello causó sorpresa, que apenas en diciembre 7 (el año pasado ocurrió el día 9), Sinaloa contara ya con un presupuesto aprobado.
Como se recordará, la votación de este documento era el escenario para batallas campales en la tribuna, entre el PRI y los opositores, particularmente PAN y PRD.
Y era común que la sesión donde se discutía este proyecto, pasaba por lo general del día 20 de diciembre.
Incluso hubo ocasiones en que nada más faltó llevar los pavos, vinos y uvas al recinto parlamentario, para recibir ahí la Nochebuena, entre discusiones de cifras y defensas de posiciones partidistas e ideológicas.
Pero ayer todo fue diferente.
Por eso extraño ver que hasta Roberto Cruz Castro, el panista más “aguerrido” de la 62 Legislatura, levantara la mano.
Incluso, el secretario de la Cámara, el panalista Jesús Ibarra, era cuidadoso en que quedara asentado el voto, en voz alta por el sí, de cada uno de los legisladores.
Hasta Efrén Lerma, del PRD, partido que históricamente debatía y rebatía en la tribuna para terminar votando en contra, cambió el guión.
Esta aprobación casi “fast track” del presupuesto, con nula oposición, salvo la de Morena, a quien Rivas atribuyó una “negativa por sistema”, levantó suspicacias en la “casa del pueblo”.
“¿Pues qué negociaron?”, fue la duda que más sonó ayer.