Basta de saliva

El Centinela
03 julio 2017

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Seis meses después de que Mario López Valdez desfalcó las finanzas del Gobierno estatal, el Gobierno de Quirino Ordaz sigue sin dar un solo paso en firme para castigar el desaseo y los actos de corrupción que son “secreto a voces” en los pasillos del Tercer Piso.

Ante los rumores, filtraciones y señalamientos de desaseo financiero, de corrupción y favoritismo en obras públicas, licitaciones y asignación de recursos, el Gobierno de Ordaz Coppel nos ha hablado de decenas de auditorías, de una revisión exhaustiva y de “todo el peso de la ley”. Pura saliva.

Su Gabinete alude a diario al desastre heredado, más como excusa de los magros resultados entregados hasta ahora, que como un diagnóstico preciso de una realidad a sancionar en tribunales. Pero la paciencia popular no es eterna.

El reclamo de la sociedad es legítimo. Además de una mejora sustancial en seguridad, la gente espera que este gobierno emprenda acciones concretas y contundentes contra los agravios del sexenio anterior.

Mientras Sinaloa se deshace en el miedo y la precariedad de recursos, todo mundo ve como los de antes se fueron con las manos llenas y pasean por las calles de San Diego seguros de su impunidad y satisfechos con sus privilegios.

Las fotos en el mall, el Maserati y la asignación de escoltas fueron recibidos como una patada ahí, donde más duele.

 

Los favores de Echeverría

En ese sentido y gracias a meses de trabajo, el equipo de investigación de Noroeste le presenta un primera entrega que documenta y prueba la corrupción en una de las dependencias más señaladas del malovismo: la Secretaría de Salud.

En el reportaje, que usted puede leer y compartir hoy a través de nuestras plataformas impresa y digital, evidenciamos cómo el titular de Salud, Ernesto Echeverría, asignó de manera irregular contratos a empresas de las que fue socio y que pertenecen a la familia que lo impulsó para llegar a ese puesto: la familia Salido.

Los favores se pagan. Eso lo sabe bien Ernesto Echeverría, quien operó con el visto bueno de su jefe formal para favorecer a sus padrinos. La soberbia fue tal que incluso fungió como representante legal de una de ellas, al tiempo que era funcionario público.

Eso está penado por la ley de Responsabilidades Administrativas pero ni la ASE, ni Transparencia, ni el Congreso del Estado se han dado cuenta. No hay peor ciego que el que no quiere ver.

 

Ahí están las pruebas, Gobernador

Gobernador, la evidencia está ahí, le queda ahora probar esa voluntad política que presumió en su discurso de toma de protesta ante los sinaloenses.

Si tan mal le dejaron las cosas, los sinaloenses tienen derecho a comprobar que el pacto político con su antecesor no está por encima de la ley. Ni de los derechos del pueblo al que pidió su voto en 2016 con la bandera de la transparencia y la rendición de cuentas.

Ahí están las actas, los contratos y los responsables, nomás hay que hacer la tarea. Queda ahora demostrar su tamaño ético y su voluntad política.

Las pruebas están ahí. Tiene la oportunidad de hacer, como tanto ha repetido: un “Gobierno diferente”.

No esperamos menos.

 

Lumbre en Salvador Alvarado

Por los rumbos de Salvador Alvarado, concretamente en Guamúchil, está saliendo lumbre. Lumbre que le llega al Alcalde Carlo Mario Ortiz Sánchez.

Y dicen, que quien está echando la leña al fuego es Leobardo López Montoya.

Al polémico coordinador priista de los regidores en el Cabildo ya lo ubicaron como el principal causante de los problemas políticos que se le han venido encima a Ortiz Sánchez en días recientes.

Lo describen molesto porque “le quitaron” la presidencia del PRI municipal, por lo que estaría lanzando golpes desde lo “oscurito” que le llegan al Alcalde.

Hasta ya dicen que Leobardo habla pestes del Alcalde Carlo Mario Ortiz a sus espaldas. Su manera de operar es esa, en donde no se note, haciendo que se culpe a otras personas de sus acciones.

Ha dicho en diferentes escenarios que no desea que el Alcalde Carlo Mario Ortiz se meta al proceso de reelección de la Presidencia Municipal porque él tiene a “su gallo”.

En fin, hasta aquí el reporte de los trascendidos de Guamúchil.