Abren el apetito con Javier Duarte
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La detención del ex Gobernador Javier Duarte abrió el apetito de los sinaloenses.
Los ciudadanos de este estado saben que con Mario López Valdez, Gerardo Vargas, Armando Villarreal, Ernesto Echeverría, Genaro García Castro, Bernardo Cárdenas (padre e hijo), Francisco Labastida Gómez de la Torre, Carlo Mario Ortiz, Marco Antonio Higuera y Jesús Antonio Aguilar Íñiguez, por mencionar algunos, se cometieron abusos que pueden apuntar a la corrupción, enriquecimiento inexplicable, abuso de autoridad y desvío de recursos.
Incluso, no hay que olvidar los casos de los homicidios de Luis Pérez Hernández y del periodista Humberto Millán, los cuales están impregnados de tufo político.
O cómo se usó la fuerza pública para combatir a los enemigos del Cártel de Sinaloa.
Hay mucho que aclarar, por eso el caso Duarte de Veracruz rápidamente abrió el apetito de justicia de los sinaloenses.
La lista de
perseguidos
En México hay 20 ex gobernadores investigados, presos y/o detenidos pero después liberados por casos relacionados con la corrupción, de acuerdo con un compendio realizado por el diario El País.
La relación va así. Entre los detenidos y liberados están Narciso Agúndez Montaño, de Baja California Sur, Rodrigo Medina de la Cruz, de Nuevo León, y Pablo Salazar, de Chiapas.
Los que están presos son Guillermo Padrés Elías, de Sonora; Flavio Ríos, Veracruz; Andrés Granier Melo, de Tabasco; y Jesús Reyna, de Michoacán.
César Duarte, de Chihuahua; Jorge Torres, de Coahuila; y Eugenio Hernández, de Tamaulipas, son los prófugos.
Bajo investigación se encuentran Humberto Moreira, de Coahuila; Roberto Borge, Quintana Roo, y Juan Sabines, de Chiapas; Gabino Cué, de Oaxaca; Fausto Vallejo, de Michoacán; Miguel Alonso Reyes, de Zacatecas; y Jorge Herrera Caldera, de Durango.
Los recién detenidos son Tomás Yarrington, de Tamaulipas; y Javier Duarte, de Veracruz.
Y el único condenado por un juez es Luis Armando Reynoso, de Aguascalientes.
Esta lista es como una radiografía que nos permite contrastar la corrupción y el avance de la delincuencia organizada en amplias zonas del País, con una grave acentuación en los estados norteños.
El problema es tan grave que los gobernadores señalados son apenas la punta del iceberg, imagine lector, todos los gobernadores que están o han estado involucrados en actos de corrupción y que ni siquiera han sido señalados.
Finalmente los gobernadores son la punta superior de la pirámide del poder en sus estados y se les descubre con las manos sucias es lógico inferir que comandaban verdaderas empresas criminales: sus propios gobiernos.
A Quirino se le
acaba el tiempo
La captura de Javier Duarte, el cual se suma a la lista de los 20 ex gobernadores perseguidos por corrupción y otros delitos, presiona al Gobierno de Quirino Ordaz Coppel.
El mazatleco ha jugado con el tiempo hasta ahora. Acusa o exhibe mediáticamente a Mario López Valdez, pero no procede legalmente, generalmente sólo utiliza estas acusaciones para justificar el desierto que encontró en las arcas del estado, pero de ahí no pasa.
Lo máximo que su Gobierno ha hecho hasta hoy es dejar que corran 108 auditorías, que presuntamente realizan la Secretaría estatal de Transparencia, así como las auditorías superiores de la Federación y del Estado.
¿Pero sabe usted cuándo terminarán esas auditorías? Nosotros no, pero seguramente no será mañana.
Así, Quirino dejará pasar el tiempo para que el ambiente vuelva a enfriarse.
Sin embargo, las cosas juegan en su contra. Ya no queda duda de que si no denuncia al malovismo, será simplemente un cómplice más.
Y no sólo corrupción
Como comentamos arriba, el Gobierno malovista no solamente apesta a corrupción, sino también a crueldad y crímenes contra los derechos humanos.
Hay denuncias de tortura contra los principales jefes policiales de la Ministerial del Estado, para el cierre de 2016 se reportaron 2 mil 265 personas desaparecidas en Sinaloa, se hallaron 121 fosas clandestinas en el sexenio con 190 cuerpos o restos de personas en ellas.
También el sexenio malovista arrojó 19 personas desplazadas por la violencia al día, en promedio, y que por supuesto están abandonadas a su suerte sin que a la fecha sean una prioridad en la agenda gubernamental.
Y si le rascamos tantito encontramos que los estados marcados por la corrupción de sus gobernadores presentan los mismos indicadores que Sinaloa: violencia desenfrenada, impunidad rampante, derroche de recursos, arcas vacías, deudas históricas y miles de desaparecidos, la misma fotografía que nos heredó Malova.
Hay tanto material qué investigar, que Juan José Ríos Estavillo no tiene pretexto para no dar resultados.
Ni a Quirino le faltan oportunidades para desmarcarse de Malova.