Renuncia anunciada
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La renuncia del arquitecto Adrián Bastidas a la gerencia de la Junta Municipal de Agua Potable y Alcantarillado de Mazatlán es una muestra clara de lo que sucede cuando los ciudadanos entran en política en Sinaloa: son inmediatamente “aniquilados” por los políticos tradicionales.
La renuncia se da después de un enfrentamiento público entre Bastidas y el Alcalde Fernando Pucheta que sacó a flote el enfrentamiento soterrado entre el Gobierno del Estado y las intenciones por contener a un Presidente Municipal incapaz de mantener una charla civilizada con cualquiera de sus funcionarios.
La disputa
El enfrentamiento entre Adrián Bastidas y Fernando Pucheta no es nuevo, pero se dio a conocer cuando el Alcalde cuestionó la compra de 50 vehículos por parte de la Jumapam, acusando a Bastidas de realizar la compra a sus espaldas y dejando en claro que él jamás habría autorizado un derroche de tal envergadura, además de asegurar que varios de esos vehículos nuevos irían a parar a manos de los directores de la dependencia.
Al siguiente día, Bastidas reveló que la compra urgía a la Jumapam y había sido autorizada por el consejo que supervisa a la dependencia y cuyo presidente es el mismísimo Alcalde.
Bastidas aprovechó para denunciar que Pucheta apenas había asistido a dos de las reuniones del consejo y que estaba enterado de la compra de los vehículos.
Pucheta no paró ahí, aprovechó cualquier micrófono para denostar a Bastidas, descalificar su trabajo y de paso acusarlo de cualquier fuga de agua o mal servicio ofrecido a los mazatlecos por parte de la Jumapam.
Harto de las humillaciones, Bastidas renunció ayer.
El origen
Detrás del enfrentamiento entre Adrián Bastidas y el Alcalde Fernando Pucheta hay historia.
Bastidas es un arquitecto reconocido por su trayectoria en el puerto y más allá, que llegó a la gerencia de Jumapam como invitación del Gobernador Quirino Ordaz Coppel.
Como buen mazatleco, el Gobernador conoce el puerto y sus debilidades e impuso varios cargos antes del arranque de la administración de Pucheta, una práctica común en el reparto de poder, sobre todo cuando los alcaldes y el Gobernador son del mismo partido.
Gracias a estas negociaciones, el Gobernador se asegura de mantener control en algunas áreas claves de los municipios y los alcaldes aseguran el apoyo político y económico del Gobernador.
Dos de los funcionarios claves impuestos por Ordaz Coppel en Mazatlán fueron José Joel Boucieguez Lizárraga, Secretario del Ayuntamiento, y el propio Bastidas en la Jumapam.
El problema de los puestos claves es que son muy codiciados, generalmente son los ejes del poder y del dinero, por lo que ningún Alcalde deja escapar este control, por más negociado que se encuentre.
¿Qué sigue?
La rebatinga. Después de ver lo que el Alcalde Fernando Pucheta puede hacer y decir a un respetado Adrián Bastidas, difícilmente otro ciudadano se aprontaría a contender por la gerencia de la Jumapam, por más apoyo que pueda ofrecerle un Gobernador.
Recordemos que en la política no hay espacios vacíos, inmediatamente alguien los ocupa y ya hay varios apuntados para encargarse de la dichosa dependencia, una de las más codiciadas por los volúmenes financieros que maneja.
Para comenzar ya anda sonando con insistencia el nombre de otro arquitecto para dirigirlo, Omar Osuna Osuna, cuyo currículum está años luz detrás del de Bastidas y cuyo trabajo más famoso es el Tiburonario, sí, ese elefante blanco que nos costó más de 80 millones de pesos y que no sirve ni para basurero.
El futuro
El Alcalde Fernando Pucheta no es un producto gratuito de la política mazatleca, su llegada al poder coincide con la impronta del Presidente Enrique Peña Nieto y una decena de gobernadores sin preparación, incultos y expertos en sobrevivir en el fango, los insultos y la medianía.
Expertos en la polémica, soportan cualquier señalamiento y son capaces de sentarse a comer lodo con tal de continuar en el poder, y a esos niveles no hay quien le soporte una discusión.
Dentro del PRI mazatleco no soportan a Pucheta, igual que pasa a la mayoría de los priistas que saben que Peña Nieto es el mayor obstáculo para volver a ganar la silla presidencial, sin embargo, sus contrincantes se callan, nadie se atreve contra el poder, es más ni siquiera cuentan con los instrumentos legales para enfrentarlo.
Varias voces al interior del priismo señalan que Pucheta no terminará su administración, pero nadie se atreve a iniciar el procedimiento que lo baje de la silla.
Todos esperan a que la solución venga desde Gobierno del Estado, de donde emana el único poder superior en Sinaloa que resuelva el infiernito por el que votaron los mazatlecos.