La historia del dinero de Provida nada tiene que ver con el debate sobre el aborto. Más bien es una crónica sobre el tráfico de influencias, el desperdicio y la ausencia de supervisión

Humberto Trujillo
21 julio 2004

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En el desorden En entrevista, el Secretario de Salud Julio Frenk, me aclara que no fueron 30 sino 60 los millones de pesos que le aprobó la Cámara de Diputados a Provida que, aprovechándose de la falta de supervisión, se puso a derrochar el dinero. Como se hacía antes. La diferencia fueron las seis organizaciones civiles que pudieron hacerle una auditoría a Provida porque afortunadamente existe el Instituto Federal de Acceso a la Información. El Comité Nacional Provida es un organismo civil que desde 1978 combate el aborto y el uso del condón. Su fundador y líder moral, Jorge Serrano, le ha impreso un tono de intransigencia y beligerancia contra quienes disienten de sus tesis. Hay una larga lista de atacados y/o demandados que incluye a funcionarios de la Secretaría de Salud. La respuesta de los secretarios permitiría componer un Vals de las Oscilaciones. Guillermo Soberón y Juan Ramón de la Fuente se le plantaron a Provida, Jesús Kumate los consecuentó, José Antonio González Fernández les entregó los primeros donativos, y Julio Frenk los dejó hacer. ¿Es correcto que el Estado apoye con dinero a quienes como Provida se le oponen frontalmente? En la conversación que tuve el domingo con Julio Frenk éste defendió la entrega de recursos porque el dinero iba a Centros de Apoyo a las mujeres que deciden dar a luz pese a ser presionadas para que aborten. Coincido con él porque defiendo el derecho de la mujer a decidir sobre este delicado punto. El Estado debe apoyar a quienes desean dar a luz y a quienes tomaron la dolorosa decisión de interrumpir el embarazo. Pero la historia de este dinero nada tiene que ver con el debate sobre el aborto. Más bien es una crónica sobre el tráfico de influencias, el desperdicio y la ausencia de supervisión. Es el retrato del desorden en un gobierno que prometió ser diferente. El 17 de diciembre de 2002 el Diputado panista Luis Pazos, entonces presidente de la Comisión de Presupuesto y Cuenta Pública, le escribió al Secretario de Salud, Julio Frenk, para informarle que la Cámara de Diputados había incluido en el presupuesto de 2003, 30 millones para los Centros de Apoyo a la Mujer de Provida. Según algunos diputados, Pazos se extralimitó autorizando el donativo. Sospechosamente, el 2 de diciembre de aquel año Provida ya había solicitado 30 millones de pesos al Patrimonio de la Beneficencia Pública, PBP, de la Secretaría de Salud. El proyecto que presentaron es notable por lo esquelético y por el poco sustento que tiene tras la petición de tanto dinero. Por todos lados huele a ese favoritismo político que justificadamente le condenaban al PRI Luis Pazos y su partido. Julio Frenk asegura que el caso ilustra las grandes desventajas de que el Congreso etiquete a ese grado los recursos. En vez de que el Ejecutivo los entregue con criterios técnicos el Congreso lo hace con criterios políticos. Dejo de lado la afirmación y aprovecho el espacio para hablar de la forma en que la Secretaría de Salud atropelló el compromiso expresado en su Misión de impulsar el uso honesto, transparente y eficiente de los recursos. ¿Cómo fue que Alessandro Rubio Magaña, Director del Patrimonio de la Beneficencia Pública violó sus prácticas y reglamentos y aprobó la entrega de los recursos sin someter el proyecto de Provida a la obligada evaluación del Comité de Especialistas? Dado el monto tan extraordinario y los polémicos modos de Provida ¿por qué no establecieron una supervisión especial? A Provida terminaron indigestándole los 30 millones porque el aumento fue excesivamente rápido (de acuerdo a sus documentos, en 2001 obtuvo ingresos por 5.8 millones). Es frecuente que el exceso de dinero truene a instituciones sin institucionalidad fuerte y con escasos controles internos o externos. Si uno revisa la documentación rescatada por la auditoría social, Provida gastó con la extravagancia del nuevo rico. Adquirieron trajes para caballero, plumas de lujo y tangas (nadie sabe si eran opacas o transparentes) pagaron una barbaridad en publicidad sin molestarse en entregar las pruebas (testigos) de que se publicaron las inserciones lo que impide conocer el contenido... manosearon facturas contrataron a empresas tan cercanas que despachaban en el mismo domicilio o respondían el mismo teléfono... Revisar el expediente es regresar al manoseo del dinero que Vicente Fox y su partido le criticaron durante años, décadas, eternidades, al Revolucionario Institucional. Al desorden se sumaron alegremente nuestros diputados que tienen la atribución de aprobar los presupuestos de Egresos de la Federación. En la conversación con Julio Frenk éste aclaró que si en los primeros meses de 2004 le entregaron a Provida otros 4 millones y medio fue porque en el Presupuesto para el 2004 aparecieron otros 30 millones para Provida. Y hubieran seguido apareciendo porque, según Frenk, una vez dentro del presupuesto, estas partidas generalmente se mantienen varios años. ¡Qué vitalidad y capacidad de adaptación tiene el cínico refrán priista de que vivir fuera del presupuesto es vivir en el error! ¿Cómo explicar tamaña omisión de nuestros tribunos, sobre todo de quienes disienten de Provida? Tal vez influyó que en 2003 se renovó totalmente la Cámara y que se fueron los que habían protestado por la decisión de Luis Pazos. Los recién llegados, agobiados por su ignorancia, simplemente palomearon los 30 millones para Provida. Es evidente que nadie en la Cámara se preocupó por averiguar cómo había gastado Provida el dinero recibido el año anterior. Dice Frenk que en la Secretaría de Salud sí detectaron la contabilidad chafa y que por eso le suspendieron la entrega del dinero a Provida. Entretanto seis organismos civiles, Ciudadanía, Trabajo y Familia; Consorcio para el Diálogo Parlamentario y la Equidad; FUNDAR, Centro de Análisis e Investigación; Grupo de Información en Reproducción Elegida; Letra S y Salud Integral para la Mujer, concluían, apoyándose en el Instituto Federal de Acceso a la Información, una auditoría social que, ampliamente difundida por los medios de comunicación, desencadenó uno de los escándalos de la semana. Julio Frenk es muy claro sobre el futuro: si en la auditoría que realiza la Secretaría de la Función Pública se confirman irregularidades Provida tendrá que devolver el dinero o enfrentar las consecuencias. Por nuestra parte procederemos conforme a derecho, una frase tan trillada que resulta increíble. Falta que se aclare si la historia que aquí concluye forma parte de un proyecto para favorecer a organismos conservadores del tipo de Provida. Por ahora, lo único claro es que hay síntomas de la esquizofrenia afectando a políticos y gobernantes que exhiben su incapacidad para pensar con claridad y distinguir la realidad de la fantasía. Luis Pazos, Provida y el gobierno de Fox encarnado en la Secretaría de Salud mantuvieron intacta la discrecionalidad y el mal manejo del dinero. Los diputados, pobrecitos, confirmaron su monumental incapacidad. Ante tanto desorden la esperanza está en esas auditorías sociales que expresan la voluntad de una parte minoritaria de la sociedad de contener a quienes nos gobiernan. LA MISCELÁNEA Falta información sobre la telenovela tlaxcalteca. Está bien que Maricarmen se cambie de casa y que Arturo consulte a su pueblo, pero ¿construyó Maricarmen Ramírez su candidatura a la Gubernatura gracias a su esposo el Gobernador?, ¿ha apoyado o apoyará el Gobernador con recursos públicos a la señora Maricarmen? Se justifican investigaciones independientes realizadas por organizaciones como Alianza Cívica. Leonel Godoy y el Partido de la Revolución Democrática podrían auspiciarlas y demostrar, por ese camino, la seriedad de su compromiso con la transparencia. sergioaguayo@infosel.net.mx