Actividades culturales, música y viajes por Mario Arturo Huerta Sánchez.

15 marzo 2017

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Mario Arturo Huerta Sánchez

Actividades culturales

1970-1985                   
Miembro fundador y vocal del Patronato de la Biblioteca Benjamín Franklin.

1985-1996            
Vicepresidente del Patronato de la Biblioteca Benjamín Franklin.

1971-1976        
Vocal de la corresponsalía en Mazatlán del Seminario de Cultura Mexicana.

1970-1979         
Vicepresidente de Mazatlán Cultural, A.C.

1976-2000                       
Presidente de la corresponsalía en Mazatlán del Seminario de Cultura Mexicana.
En este periodo se organizaron conciertos de piano, conferencias y diversos eventos culturales.

1979-1981                       
Vicepresidente de la Alianza Francesa de Mazatlán.

3 de diciembre de 1981        
Asistí a la Reunión Nacional del Seminario de Cultura Mexicana en Aguascalientes, inaugurada por el entonces Presidente de la República, José López Portillo.

1983-1987                        
Presidente de la Alianza Francesa de Mazatlán.

1986-1987                        
Asistí a las reuniones anuales de Alianzas Francesas en la Ciudad de México. 

1979-1985   
Vocal de Nueva Pro-Cultura Regional, A.C.

1985-1989                        
Vicepresidente de Nueva Pro-Cultura Regional, A.C.

1989-1998   
Vocal de Nueva Pro-Cultura Regional, A.C.

1998-2000   
Presidente de Nueva Pro-Cultura Regional, A.C.
                                                 

CURSILLISTA


En agosto de 1964, mi compadre Toño Cevallos y yo entramos a los octavos Cursillos de Cristiandad que se celebraron en el orfanatorio de Mazatlán,  además estuvieron Jorge Estanislao Magaña Tirado, Roberto Cruz Bringas, Rafael Laveaga Páez, Roberto Watson, Ramón D. Delgado,  J.  José Hernández M., Francisco Carrillo Valenzuela, Cesar Osuna E., Raúl Bernal Laveaga, Raúl Rafael Valdés Ramírez (de Rosario, Sinaloa), Ignacio Repovo, Pedro Sánchez Celis, Raúl del Valle López, Francisco González A. (también de Rosario), Rafael Cabrera, Eduardo Schroeder, Tomás Sánchez O. y Ladislao Vales P.

Llegamos el jueves por la tarde y salimos el domingo por la tarde.

Los instructores y conductores de los cursillos fueron los padres Héctor Soto y Ramón Sotomayor. Asistimos veinte jóvenes que debíamos  tratar temas que llamábamos rollos y que discutíamos con la participación de todos. Todos los días asistíamos a misa, comulgábamos, rezábamos el rosario y recibíamos la visita del Señor Obispo Doctor Miguel García Franco. Salimos muy motivados y deseosos de participar y en julio de 1965 formamos un Patronato Pro Seminario de Mazatlán cuyo Presidente fue mi compadre Toño Cevallos, yo fui Vicepresidente, mi compadre José Manuel Castelló , Secretario, y mi otro compadre Rafael Ernesto Domínguez, Tesorero. De inmediato organizamos un maratón radiofónico dirigido por un locutor  llamado Gorosave y con la participación de las hermanas Cabrera, que se desempeñaban como telefonistas y consiguieron ocho teléfonos que se utilizaron en el maratón. El evento recaudó la cantidad de dos millones trescientos mil pesos en efectivo y más o menos cuatrocientos mil pesos en materiales, con los que construimos el Seminario de Mazatlán, yo fui constructor responsable de la obra.


DIBUJANTE

1944
Dibujante en el Despacho del Arquitecto Enrique de la Mora y Palomar en la Ciudad de México.

1945-1947           
Dibujante, calculista y auxiliar de residente de obra en la Compañía Constructora el Águila, en las construcciones de los cines México y Mariscala, edificio H. Steele y en la Plaza de Toros “El Toreo” en la Ciudad de México.


DIRECTOR MUSICAL


En la época en que estuvimos en la escuela preparatoria, de 1939 a 1943, nuestra escuela festejaba a maestros y estudiantes durante el mes de mayo, los días 15 y 23, organizando una función teatral-musical con nuestra participación. Para tal fin formamos conjunto musical integrado por Roberto Ley Chon con su acordeón, Juan José Medina con su saxofón, Oscar López tocando la batería y yo tocando el piano y como Director del conjunto. Ensayábamos por las noches en la casa de Roberto Ley en la calle Febo ahora Genaro Estrada. En ocasiones nos acompañaba con su guitarra Francisco Ley, hermano mayor de Roberto, que tocaba muy bien. Nuestra rúbrica de inicio era la canción norteamericana "In the mood". Éramos muy solicitados para reuniones y serenatas para el día de las madres y también para los días de las novias o presuntas que ni siquiera se daban por enteradas. Una de estas serenatas la hicimos en un camión que mi compañero Federico “King” Kelly consiguió prestado de su papá y que era utilizado para el reparto de cal que vendían para las obras en construcción, por lo cual todos los involucrados en las serenatas que íbamos en el camión terminábamos polveados de cal “de pe a pa”. Cuando llegue  a mí casa mi mamá me pregunto que de dónde venía, porque parecía el Fantasma de la Opera.


El 16 de febrero de 1949 salimos a un viaje de prácticas a Estados Unidos, era el quinto y final año de nuestra carrera, regresamos el 23 de marzo. El punto de partida de aquel viaje fue El Palacio de Minería, sede de la Escuela Nacional de Ingenieros. Desde el primer día formamos un grupo musical que se le llamó la Murga de Peyotes, integrado por mí como Director, con un acordeón que me prestó mi querido amigo y condiscípulo Alejandro León de la Barra (que no fue al viaje),  Samuel Ruíz García que tocaba la conga, Rodrigo Rosete Castro en los bongós, David de la Brena Vázquez con las maracas y Efraín Castillo Villa con las claves. Los músicos del conjunto viajábamos en la parte delantera del camión e íbamos tocando en forma continua. Cuando llegamos a la ciudad de El Paso, Texas, el 20 de febrero, la Murga causó sensación en el hotel en donde nos alojamos. Imaginemos una sala circular de aspecto rústico, con corredores en la parte superior, abajo en medio de un salón rodeado de colores chillantes contrastando con el color café de la madera, un piano, y alrededor los integrantes de la Murga haciendo ambiente juvenil y latino mientras los “gringos” derritiéndose, materialmente.

El lunes 21 de febrero llegamos a Tucson, Arizona, en donde la Murga de Peyotes tuvo otro éxito social con los dueños del "court" donde nos alojamos, tanto que se empeñaron en organizarnos una fiesta para el día siguiente. El jueves 24 de febrero, una patrulla caminos nos guió por entre campos de nieve blanquísima, de más de un metro de espesor, hacía el Gran Cañón. Ahí el espectáculo era impresionante, más que impresionante, indescriptible. En la inmensidad de la anchura y profundidad de esa magna obra de la naturaleza el Río Colorado, que corre allá abajo serpenteando con su cauce de más de 300 metros de ancho, se ve como un arroyuelo insignificante. El colorido era magnifico, la gran cantidad de ácidos minerales que contiene el suelo de la región han teñido los enormes farallones de un color rojo oscuro, que contrastaba admirablemente con las vetas blanquizcas de las más recientes formaciones geológicas y con la blancura intensa de la nieve que se encontraba en la parte superior.

Al llegar a la ciudad de Flagstaff el frío era insoportable. A pesar de todo la Murga de Peyotes levantaba la moral con una audición especial dedicada al patrullero que tan gentilmente nos había acompañado. Continuamos nuestro camino hasta llegar a la corona de la presa Boulder, aquel sábado 26 estaba magníficamente iluminado. Los miembros del grupo nos quedamos maravillados no solo ante el alarde de técnica y poderío económico que significaba tal obra, sino ante la gran  voracidad de los norteamericanos que explotaban turísticamente hasta la temperatura del fraguado del concreto de la presa. Hay que ver la esbeltez de la cortina de más de 200 metros de altura. De ahí planeamos una visita nocturna a Las Vegas, lugar internacionalmente conocido, en donde se nos concedió de plazo hasta las 11:30 de la noche para disfrutar del lugar y los juegos. La entrada a Las Vegas se hizo triunfalmente por la calle más iluminada del mundo y con la Murga de Peyotes tocando como nunca. Dimos una vuelta por la ciudad y enseguida fuimos al Casino Flamingos, en donde algunos no querían salir de la jugada y la Murga calmo los ánimos.

Siguiendo nuestro camino llegamos a un lugar para comer en donde coincidimos con un autobús repleto de muchachas y algunos muchachos norteamericanos. Ahí se organizó una audición de la Murga que impresionó sobre todo a las muchachas. A pesar de ello y con la oposición de muchos, tuvimos que seguir el camino rumbo a San Francisco en donde teníamos que hacer contacto con la Señora Jenkins, funcionaria del Departamento de Estado de los Estados Unidos, quien se iba a encargar de organizar nuestras visitas a ese lugar. Después de haber realizado visitas de estudio y técnicas se nos organizó una reunión fiesta en una escuela para señoritas de nombre “Mills College”. En cuanto llegamos aparecieron lindas chicas, amabilísimas, millonarias. En aquel colegio la Murga de Peyotes alcanzó uno de sus éxitos más notables, salimos ya de madrugada contraviniendo las costumbres de ese lugar. 

Al día siguiente, domingo 6 de marzo, dejamos la cama bastante tarde. En vista del éxito de la noche anterior, la Señora Jenkins nos arregló otra recepción en el “Old Saint Mary’s Center” donde nos atendió la hija de la Señora Jenkins. Ahí la Murga volvió a anotarse otro indiscutible triunfo.

Seguimos el camino de regreso, siempre con la música constante de la Murga de Peyotes en el camión. Después de haber estado en San Francisco y Los Ángeles llegamos a Phoenix, el martes 15 de marzo a las 8:30 de la noche, ahí nos esperaba el Cónsul de México con una fiesta organizada en nuestro honor por la Colonia Mexicana en donde la Murga de Peyotes siguió tocando y luciendo como en todas las ocasiones anteriores, hasta que cansados de bailar nos fuimos a una lunada que también se nos había organizado.

Llegamos a El Paso, Texas, y cruzamos el Puente Internacional. Estábamos contentos de pisar nuevamente territorio mexicano. Seguimos por la carretera sin dejar de tocar. Lamentablemente la Murga de Peyotes quedó desintegrada cuando el Director Peyotes tuvo que adelantarse en el automóvil de Emilio Suberbie para alcanzar el avión de Torreón y de ahí volar a su tierra Mazatlán. Desde ese lugar el camión siguió, ya sin música, hasta arribar a la Ciudad de México el 23 de marzo, último día del viaje.

El último conjunto que se formó fue el del Club Rotario que estaba integrado por mí como Director y pianista, Alfonso Valerio con la batería, Armando Benítez con el bajo y Antonio Acosta con la guitarra. Ofrecimos un concierto en el lobby del Teatro Ángela Peralta, en homenaje al Maestro Enrique Olvera Lloubet, un gran pianista que hacía poco tiempo había  fallecido. También ofrecimos una audición en el Asilo de Ancianos en la que todos los habitantes estuvieron encantados de la vida y algunos hasta bailaron con nuestra música.  
                                       

ESCALADOR

En 1946 algunos compañeros de la escuela en México y yo, con otros amigos de algunas colonias aledañas, escalamos el Cerro del Ajusco que está a 3,930 metros sobre el nivel del mar. En ningún momento tuvimos alguna sensación de peligro ya que tomamos una brecha nada peligrosa. En Mazatlán en más de una ocasión un grupo de la palomilla de amigos escalamos  El cerro donde se ubica nuestro Faro, considerado como el segundo faro natural más alto en el mundo.