¿Y la estrategia de seguridad?

16 diciembre 2019

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Editorial

La estrategia de seguridad a nivel federal continúa sin arrojar resultados positivos o simplemente resultados de algún tipo.

Fundamentada en los “abrazos y no balazos”, en el apoyo económico a las capas sociales más vulnerables y en la Guardia Nacional, esta estrategia se ha visto, por lo menos, muy lenta para ofrecer algún cambio rescatable.

A nivel más terrenal y menos de discurso, la estrategia consiste en reuniones diarias donde se supone que deben asistir los gobernadores y alcaldes con sus contrapartes militares y policiacas para coordinar una estrategia regional.

Sin embargo, estas reuniones han terminado por debilitarse con el tiempo, salpicadas por las ausencias de los funcionarios que alegan problemas de agenda o simplemente que no pelan uno de los problemas sociales más serios que afectan a los mexicanos.

Ayer, uno de los principales editorialistas del periódico El Universal, Roberto Rock, adelantó que en La Mañanera del martes, el Presidente Andrés Manuel López Obrador se alista para denunciar a los gobernadores que no cree que no ayudan a su estrategia.

Entre ellos apunta a estados como Yucatán y Jalisco con especial interés, y al Estado de México, todos con gobernadores distintos a su partido.

El asunto es que ni siquiera el Presidente puede presumir que su papel haya sido determinante para ganar la guerra contra la delincuencia, a pesar de su participación reiterada en las reuniones del gabinete de seguridad nacional.

La mentada estrategia sigue siendo más bien una lista de buenas intenciones que una verdadera lucha en contra de los orígenes de la violencia.

Todavía no vemos una verdadera persecución de los dineros del narco, ni detenciones importantes, muchos menos que los negocios de los delincuentes se vean afectados.