Violencia contra la mujer

17 noviembre 2019

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Editorial

De cada tres mujeres en el mundo, una ha sufrido algún tipo de violencia física o sexual, según los números de la Organización Mundial de la Salud.

Sinaloa tiene un largo y vergonzoso historial de violencia en contra de la mujer, materializado en los llamados feminicidios, el fin último de una historia de golpes, persecuciones y abusos.
La historia se repite una y otra vez en nuestra sociedad, y según los expertos todos somos, de alguna manera, responsables de convertir a nuestras mujeres en víctimas de una vida de terror.
La primera responsabilidad de una sociedad en este tipo de violencia es la marginación a la que somete a sus mujeres en el momento en que les niega la igualdad de salarios, educación o libertad de decisión.
Desde hace unos años, Sinaloa ha comenzado a cambiar la forma en que ve a sus mujeres, desde la sociedad hasta nuestras autoridades, el discurso comienza a cambiar, han aparecido algunas instituciones en su defensa y se ha castigado a algunos culpables.
El problema es que todavía estamos lejos de conseguir una verdadera protección a las mujeres, el número de víctimas fatales y la elevada presencia de violencia doméstica nos lo restriegan en la cara.
Hemos avanzado en algunos temas, la mujer sinaloense puede estudiar, participar en política y en prácticamente todo el ámbito económico, pero los estigmas sociales persisten.
La gran cantidad de mujeres solas, enfrentando a la vida con hijos y sin ningún apoyo económico las hace vulnerables, en muchos empleos reciben un trato discriminatorio y socialmente siguen siendo señaladas.
Falta un esfuerzo integral que permita que el discurso se convierta en una realidad y que las instituciones creadas para empoderarlas en verdad funcionen.
La solución está en su participación en la comunidad y en convencerlas de que ellas son parte fundamental de nuestra sociedad.